Con la destrucción de uno de los dos galpones que aún quedan en pie sobre el terreno de la tristemente célebre ex bodega Nietos de Gonzalo Torraga, buscarán desde el municipio de Caucete en San Juan, poner un manto de olvido a la más terrible tragedia ocurrida hace más de dos décadas, cuando una treintena de personas murió después de ingerir los vinos blanco en damajuana conocidos como Mansero y Soy Cuyano y que había sido “estirado” con agua y el agregado de metanol (también conocido como alcohol metílico o, popularmente, como alcohol de madera) para aumentar su graduación alcohólica.
Este viernes, un martillero le pondrá precio y bajará el martillo sobre los pocos bienes que quedan de la ex bodega mientras se espera concretar un viejo anhelo de convertir el predio en un mercado artesanal.
Pasado y presente
Fue la última semana de febrero de 1993 y el entonces presidente Carlos Menem ordenó en forma inmediata la clausura del establecimiento. Así, el lugar quedó tan vacío y abandonado como repleto de malos recuerdos y demandas nunca pagadas.
El paso del tiempo fue deteriorando las construcciones y en 2008 la comuna de Caucete -entre cinco oferentes- se quedó con el predio de 3 hectáreas pagando cerca de 300.000 pesos.
Desde entonces fueron varios los proyectos imaginados pero pocos los que se concretaron. Primero se intentó instalar un mercado concentrador de verduras, idea que quedó postergada hasta ahora, cuando se anunció la construcción de un paseo comercial que, en una primera etapa (“para la cual ya está el presupuesto”, dicen) tendrá 15 locales para los vendedores de artículos regionales y artesanales, muchos de los cuales están ubicados a la vera de la ruta 20, camino a la Difunta Correa, con una inversión de unos 600 mil pesos, de los cuales el Municipio aportará 170 mil y el resto lo recibirá a través del programa “Construyendo Empleo”, del Ministerio de Trabajo de la Nación.
Por otro lado, ya se anuncia una segunda etapa en la que se habla de la construcción de un albergue estudiantil.
Lo que se ofrece
Este viernes se rematarán, en la misma ex bodega, 6 tanques de almacenamiento. Si bien se aclara desde el informe oficial que "están en mal estado", desde la propia Comuna consideran que algunos "se pueden reutilizar o reparar" para volver a ser usados en el mercado vitivinícola.
También serán subastados los bienes de otra bodega abandonada. Se trata de la conocida como El Parque, que fuera fundada en 1889 y que, desde hace unos años está en manos de la comuna después de lograr su expropiación.
Según fuentes oficiales, los bienes de ambos establecimientos suman 206.000 pesos, esperando recaudar unos 600 mil pesos, dinero que será destinado a la compra de un camión atmosférico (sirve para desagotar pozos sépticos).
Historia conocida
Según se conoció en su momento, el bodeguero Mario Arnoldo Torraga, como presidente de la sociedad Ilmsa, compró la bodega en la zona caucetera en los años '80 y la rebautizó como "Nietos de Gonzalo Torraga", dedicándose a la elaboración de vinos blanco y tinto, que luego fraccionaba y vendía en damajuanas de 4 litros y medio, a un precio de $ 3,50, bajo los nombres de Soy Cuyano y Mansero en varias zonas del país. Su centro de distribución era un depósito en Buenos Aires, adonde el producto llegaba en camiones.
Fue el domingo 21 de febrero de 1993 cuando una reunión familiar en una casa de Ensenada, en la provincia de Buenos Aires, terminó con la muerte de seis personas, como consecuencia de haber brindado con vinos de las marcas Soy Cuyano y Mansero.
Fue el principio de una verdadera tragedia, cuando se contabilizaron 29 fallecimientos en distintas provincias del país como Entre Ríos, Corrientes y Misiones. También hubo un centenar de denuncias de personas que sufrieron síntomas de ceguera y daños neurológicos irreparables.
En 1996 la Justicia Federal condenó a Mario Arnoldo Torraga a 15 años de cárcel, mientras que su hijo Guillermo, varios empleados de la bodega y dos del INV, recibieron penas que iban de los 2 a los 6 años de prisión, aunque por el beneficio del dos por uno, la mayoría recuperó la libertad mucho antes.
Casi 10 años después de conocida la noticia fue detenido Carlos Alberto Blanco, quien había sido el distribuidor en el área metropolitana de los vinos sanjuaninos.
Recién en 2010, una Cámara Federal, confirmando un fallo, condenó al Instituto Nacional de Vitivinicultura y a la bodega Nietos de Gonzalo Torraga (que en esa época ya estaba en quiebra) a pagar medio millón de pesos a una de las víctimas.
El organismo nacional, en su momento, reconoció que existían 25 demandas (los muertos fueron 29), pero una decena había sido ganada por el INV, en su mayoría por caducidad.
A fines de esta semana, no quedará casi nada de la ex bodega protagonista de dicha tragedia que, entre otras cosas, anticipó el declive de la venta de vinos comunes en damajuana.
Ahora, se abrirá a futuro una nueva posibilidad de utilizar este terreno, tratando de olvidar el pasado.
El nacimiento del INV
El 3 de octubre de 1957, en el hospital Teodoro Schestakow de San Rafael, murieron siete personas, mientras que otras seis debieron ser internadas en grave estado.
De los testimonios recogidos se supo que el grupo había ingerido asado, pan y vino, mientras que la investigación determinó que el vino, de la marca Firmamento, fue el factor que los envenenó, debido al elevado porcentaje de alcohol metílico.
Dos años más tarde, nació la ley general de vinos (N° 14.878), por la cual se creó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Luego de lo ocurrido con los vinos de la bodega Nietos de Gonzalo Torraga, año 1993, se dio al Instituto la potestad de controlar los alcoholes, para tratar de evitar nuevas adulteraciones.
Cuestión de estado
El fallecimiento de 29 personas por el vino contaminado con metanol ocupó durante varios días las tapas de los diarios intentando buscar una respuesta a tan absurda situación.
El entonces presidente Carlos Menem mandó a clausurar la bodega y hubo un repudio generalizado al dueño de la bodega Torraga y a la falta de controles existentes.