El dreadnoughtus, uno de los dinosaurios más grandes jamás descritos, podría ser un poco menos enorme de lo que se creía, según un nuevo análisis publicado en Biology Letters.
Este animal de cuatro patas y cuello largo -imagínese algo tipo brontosaurus- caminó por la actual Argentina durante el Cretácico Superior, hace entre 84 y 66 millones de años. Su nombre significa “temedor de nada”, y a un dreadnoughtus adulto probablemente no le preocupaba mucho ser comido (una muerte ígnea venida desde arriba es otra cuestión).
Con casi 26 metros de longitud, el dreadnoughtus habría podido ocupar simultáneamente todo el espacio de primera clase y de clase económica de un clásico Boeing 737. Estimaciones originales de su peso, basadas en la circunferencia de los huesos de sus patas, sugieren que el dreadnoughtus probablemente pesaba aproximadamente 60 toneladas, o un poco menos que dos Boeing 737 (vacíos).
Esa estimación hacía que el dreadnoughtus contendiera por el tan debatido título del dinosaurio más grande, junto con gigantes como el argentinosaurus y otro dinosaurio encontrado recientemente en Argentina, que tienen huesos enormes pero de los cuales no se cuenta con esqueletos suficientemente completos para calcular su peso de manera confiable.
El nuevo estudio usa un método distinto para calcular la masa del dreadnoughtus y la ubica en cerca de 30 o 40 toneladas, lo que se compara más con un solo avión comercial. En lugar de aumentar la escala a partir del tamaño de las extremidades, los autores estimaron primero el volumen del dinosaurio.
Empezaron con el esqueleto y lo envolvieron con una forma corporal, expandiéndola o achicándola en base a información de aves, cocodrilos y mamíferos. Después, estimaron la densidad en base a información de los parientes de dinosaurios de nuestros días.
Con el volumen y la densidad, además de algunos otros ajustes, los científicos pudieron derivar una masa. Sin importar lo que hicieran, el dreadnoughtus nunca pudo llegar a la marca de las 60 toneladas.
El equipo también estimó el peso de otros dos gigantes, los saurópodos extintos giraffatitan y apatosaurus. “En los tres casos, el rango que surge de nuestro modelo está en el extremo inferior del rango de la ecuación (original)”, dice el autor del estudio, Karl Bates, de la Universidad de Liverpool.
No todos están convencidos de que el nuevo análisis sea preciso. El dreadnoughtus no es el espécimen ideal para este tipo de análisis, dice Ken Lacovara, paleontólogo de la Universidad de Drexel, quien publicó la descripción original del dinosaurio. “Está muy completo para ser un dinosaurio súper gigante, pero hay otros saurópodos que están más completos”, afirma.
También señala que si el dreadnoughtus fuera, de hecho, menos grande de lo que indican los huesos de sus extremidades, tenía piernas innecesariamente enormes. “No hay ninguna razón física, ninguna causa biomecánica que conozca, que requiriera que el dreadnoughtus tuviera huesos de extremidades anómalamente grandes”, dice.
“Es más sencillo pensar que el dreadnoughtus tenía las extremidades que necesitaba tener”.
Determinar la forma y tamaño de un dinosaurio -o de cualquier animal extinto- es inherentemente complicado. Aunque los paleontólogos pueden conectar huesos fosilizados y armar un esqueleto, faltan pistas que ordinariamente se usarían para definir la anatomía más blanda de una criatura. Por tanto, los científicos se ven forzados a estimar qué tan grandes eran estas bestias a base de extrapolaciones de animales actualmente vivos.
“No hay una buena manera de hacer estas reconstrucciones de animales extintos”, dice Bates. “El mensaje más claro es que ambos métodos están igualmente equivocados. El nuestro simplemente es erróneo en el extremo inferior”.