Lo ganó desde el carácter. Pisó fuerte, ahogó a su rival en su campo y a ello, lentamente le puso el fútbol necesario como para ser el dominador. Con esos fundamentos River se paseó por el Mineirao y alcanzó las semifinales de la Libertadores, donde espera rival -saldrá esta noche en Avellaneda-, tras dejar en el camino a un inexpresivo Cruzeiro, al que goleó
Dentro de la necesidad, el visitante se paró bien decidido en campo rival y en los 10’ iniciales tuvo tres chances como para ponerse en ganador, frente a un defensa de Cruzeiro que mostraba muchos desconciertos. La historia estaba en encimar bien arriba y estar atentos ante las contras locales. Si, así, de contragolpe el Azul intentaba respirar ante la presión que realizaba el equipo de Gallardo. Y en una de esas tantas jugadas, Sánchez puso la serie 1-1 con un derechazo inatajable para Fábio que enmudeció el Mineirao. Después del mazazo, el Millo no aflojó su andar. Hizo circular la pelota y tuvo dos chances más que nacieron a partir de la astucia que de buenas ideas. De esa manera Ponzio pudo terminar con el pleito con un zurdazo abajo que se fue apenas desviado. Pero eso pasó. Rojas envío un córner a la cabeza de Maidana y el central estampó el 2-0 con el cual River dejaba de sufrir, aunque había merecido anotar el tercero antes que el segundo.
Como el contrincante estaba casi nocaut, el Millonario, lejos de empezar a cuidar el resultado fue por más, que llegó tras una gran jugada individual de Teo Gutiérrez que definió abajo de un Fábio que abría los brazos ante tantas facilidades que brindaba su defensa. Con ese tanto el visitante dio por finalizado la historia que resultó ser un trámite. Todo era alegría. El libreto de Gallardo no variaba y el protagonismo tampoco. Y como si eso no fuera poco, Barovero a esa altura de la noche era un espectador de lujo de lo que estaban mostrando sus compañeros.
Cruzeiro, borrado en su propia cancha, era un cúmulo de imprecisiones. Los silbidos cada que uno vestido de azul tampoco ayudaba mucho. Entonces, River empezó a matar el tiempo con pura tenencia y sin arriesgar más de lo debido. La serie estaba cerrada y había que decorarla con hombría en una noche donde no hubo una figura, sino que fue el propio equipo en su conjunto el que se destacó. Ahora a pensar en el ámbito local, descansar tras el receso por la Copa América, y comenzar a preparar nuevamente la artillería para tratar de alcanzar lo que es el principal objetivo: la Libertadores. Anoche se paseó con fútbol y mucho carácter.