La primera crisis se le desató al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por denuncias sobre haber introducido candidaturas “truchas” para conformar el cupo femenino. Como no tenían candidatas, les pagaron a mujeres para que pusieran sus nombres y dejaran firmadas sus renuncias. Ello generó un escándalo que terminó con la destitución de Gustavo Bebianno, el Secretario General de la Presidencia. No obstante, este funcionario no era el más comprometido ya que mucho más lo estaban el actual Ministro de Turismo, Marcelo Alvaro Antonio, presidente de PSL (partido de gobierno) en Minas Gerais, donde se habrían detectado cuatro candidaturas truchas y Luciano Bivar, presidente del PSL y referente en Pernanbuco, donde se detectó otra.
Los analistas se preguntan las razones por las cuales Bolsonaro decidió remover al menos comprometido y aquí aparecen los hijos del presidente. Bolsonaro les ha dado mucho poder a sus tres hijos y el mayor, Carlos, tuvo un enfrentamiento público con Bebianno al que llamó mentiroso cuando éste afirmó haber hablado tres veces con el Presidente por estos temas. Bolsonaro hizo un retwit del mensaje de su hijo en una entrevista donde también calificó como mentiroso al saliente funcionario.
Más allá de esta crisis, van evidenciándose los problemas que enfrenta el presidente dentro de su partido y en la conformación de su gobierno. Al parecer decidió blindarse dándoles poder a sus hijos que son los que hacen el trabajo sucio con los opositores internos.
Esta situación es percibida por la población, entre la cual su popularidad está disminuyendo. Bolsonaro nunca tuvo la aceptación de los medios de prensa, que lo critican duramente y es a lo que el mandatario designa directamente como “el enemigo”. No obstante, sigue respaldado por muchos ciudadanos con sus promesas de acabar con la vieja política, pero tiene problemas cuando introduce personas sin experiencia y con poco manejo político que le traen muchos problemas para negociar, sobre todo en el Parlamento.
El proyecto de reforma del sistema jubilatorio, que fue elevado al Congreso al día siguiente de la destitución de Bebianno, ha generado múltiples rechazos por elevar la edad jubilatoria de hombres y mujeres. En realidad, en el sistema anterior debían acreditar 30 años de aportes y se jubilaban sin límite de edad y el proyecto propone 65 años para los hombres y 60 para las mujeres. Lógicamente, la mayoría de los trabajadores brasileños tenían aspiraciones de jubilarse antes y esto ha generado grandes movimientos de protesta y presiones sobre legisladores de distintos Estados, poniendo en riesgo la posibilidad cierta de poder llevar la reforma adelante, salvo que Bolsonaro use su liderazgo con los legisladores, algo poco probable porque el estilo de presidente es muy autoritario y nada empático como para generar adhesiones entre los opositores.
También ha quedado frenado su intento de romper el Mercosur. En principio, la propuesta del presidente argentino, Mauricio Macri, de flexibilizar el acuerdo, fue bien recibida por Bolsonaro, pero luego debió enfrentar la férrea oposición de las federaciones de industrias de la mayoría de los Estados, que son grupos corporativos muy poderosos económicamente que, además, han tenido fuerza para imponer legisladores propios en el Congreso en buen número.
Todo esto está haciendo que las principales promesas de campaña, que habían entusiasmado al mercado comiencen a ser dudosas.
Cuando se conoció el triunfo del nuevo presidente se generó un importante flujo de capitales externos ávidos por activos brasileños y eso hizo revaluar al real. Hoy esos capitales se sienten desencantados porque no ven muchas posibilidades de que las reformas avancen y han comenzado a retirarse, lo que generó una nueva devaluación de la moneda.
Bolsonaro aún conserva, aunque disminuida, cierta aceptación de los sectores más populares. Incluso éstos han apoyado la postura del Presidente con el caso de Venezuela, aunque en su política exterior se están generando problemas internos.
Las fuerzas armadas se han atribuido el poder de veto sobre las decisiones en esta área, que es comandada por el Ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, quien es discípulo de Olavo de Carvalho, un filósofo que pregona la lucha contra el marxismo cultural y que dio nacimiento a los grupos antiglobalización, a los que Bolsonaro y sus hijos eran adeptos.
No obstante los militares están poniendo freno a sus posiciones y el Presidente ha debido aceptar esta suerte de tutelaje.
Para Bolsonaro, las glorias del triunfo quedaron lejos. Resta saber qué posición adoptarán frente a la propuesta de Macri y comenzar, aunque sea gradualmente, con la flexibilización del Mercosur.