El último informe del Observatorio Cooperativo de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas) muestra que, mientras la caída interanual del precio del vino tinto fue de 24% y la del blanco de 9%, los insumos subieron entre 20% y 122% entre marzo de 2018 y de este año. El estudio compara el precio por litro que recibe el productor vitivinícola con el valor de insumos que utiliza para producir y adquirir otros bienes de consumo. Particularmente, los alimentos que necesitan las familias con menos recursos.
Para el análisis se utiliza un indicador denominado Poder Adquisitivo del Vino (PAV), que representa la capacidad de compra que tiene un productor al recibir el pago por un litro de vino. En este sentido, se analiza la cantidad de litros que necesitaría vender para poder adquirir diferentes bienes.
Nicolás Vicchi, subgerente de Acovi, señaló que "la primera conclusión es que el poder adquisitivo del vino, tanto de un productor de tinto como de blanco, sigue evidenciando un deterioro a marzo de 2019. En el caso del tinto se requiere entre 60% y 190% más que en el mismo mes de 2018, según el insumo. En cuanto al blanco, este incremento va de 30% a 144%". La caída interanual del precio del vino tinto fue de 24% y del blanco de 9%, mientras que los insumos subieron entre 20% y 122%.
Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro y directivo de Acovi, detalló que a esta situación se suma que este año los establecimientos elaboradores no compraron uva, sino que la destinaron a elaboración. Esto implica que los productores recién recibirán su pago a partir de junio, cuando esté el vino, pero entre tanto deben realizar tareas como poda y fertilización.
Otro dato preocupante surge de la comparación con el costo de vida. “Los aumentos en bienes básicos o de primera necesidad, como alimentos, han superado a los de otros bienes o servicios. Esto impacta aún más en la población de menor nivel económico, quienes son los que destinan mayor proporción de sus ingresos a estos bienes de necesidad primaria”, planteó Iannizzotto.
Para comprenderlo, en marzo un productor de uva necesitó en promedio 1.182 litros de vino tinto o 1.517 litros de blanco para poder acceder a la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que llegó a $ 9.762 ese mes (es el gasto mínimo para poder cubrir las necesidades básicas nutricionales de una familia tipo y no considerarse indigentes). En relación al año pasado, el productor necesitó 123% más de vino tinto y 87% más de blanco.
Algunos números
Este año, se necesitaron 2.369 litros de vino tinto (57% más que en 2018) o 3.041 de blanco (31% más que en 2018) para pagar un mes de trabajo a un obrero común, con 9 a 12 años de antigüedad. En cuanto al combustible, en marzo el productor requirió 99 litros de tinto para cubrir el gasoil asociado a 8 horas de uso del tractor, cuando en el mismo mes del año pasado requería 46 (116% de incremento interanual).
Si se analiza el valor de la energía, a marzo 2019 se requerían 380 litros de vino tinto para pagar la factura eléctrica por uso de riego agrícola, cuando el año pasado necesitaba 174 litros (118% de incremento). Para el caso del blanco, se precisan 487 litros versus 267 de marzo 2018 (83% de incremento).
“El incremento constante en los insumos y la caída en el precio del vino han llevado a que en marzo el productor se encuentre por debajo del punto de equilibrio. Con sus ingresos no logra cubrir los costos operativos. Necesitamos herramientas que permitan recomponer la rentabilidad perdida, focalizando esfuerzos en variables como la reducción de costos o el incremento del rendimiento por hectárea”, concluyó Iannizzotto.