El nepotismo, de acuerdo con la acepción de la Real Academia Española, es la preferencia que tienen funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo sino su lealtad o alianza, y en la gran mayoría de los países su aplicación es considerada corrupción.
No es un hecho nuevo y la historia hace alusión a prácticas de nepotismo en Atenas, en el Imperio Romano, en el imperio napoleónico (el hermano de Napoleón fue designado rey de España) y hasta en la propia Iglesia Católica. Las críticas generalizadas han determinado que el nepotismo sea considerado como la práctica fraudulenta de los gobernantes.
En el caso específico de Delfina Rossi, la propia involucrada ha manifestado que no entendía "el ataque de las usinas mediáticas", porque "mis títulos no son de parentesco, son académicos", agregando, quizás para desviar el eje de las críticas, que también constituye un ataque a la juventud y a la discriminación sobre las mujeres.
Lo que la ahora funcionaria no entiende es que nadie pone en dudas su capacidad, sino que lo que se cuestiona es el hecho de que llegó a ese cargo sin rendir ningún examen o concurso, sino que lo hizo por el simple hecho de "ser hija de". Por decreto, ocupará ahora, hasta 2018, uno de los cinco sillones directivos del banco más grande de la Argentina, con un sueldo promedio de, al menos, 60 mil pesos mensuales.
El Estatuto del Banco Nación no prohíbe que se nombre a un hijo o pariente de un funcionario en el directorio, pero indica en su artículo 12 que los directores serán designados por el Poder Ejecutivo Nacional y deberán representar "equilibradamente los distintos sectores, actividades y regiones que configuran el quehacer económico nacional", cosa que no se da, ciertamente, con el caso de Delfina.
Pero el Código de Ética castiga parcialmente el nombramiento de familiares, ya que en su artículo 43 sólo prohíbe a los funcionarios designar parientes o amigos en la repartición a su cargo.
Pero el problema no se centra sólo en ella, sino que el presidente del Banco Nación, Juan Ignacio Forlón, es amigo personal de Máximo Kirchner y el directorio es ocupado por una ex diputada nacional y ex ministra de Bienestar Social de La Pampa, una militante de La Cámpora y un contador santacruceño consuegro del ministro Julio De Vido.
Sin embargo, la designación de parientes o amigos de funcionarios en cargos de importancia en el Gobierno no es algo nuevo dentro del kirchnerismo. Quizás el hecho más concreto se dio en la propia conformación del Gabinete inmediatamente después de la asunción de Néstor Kirchner, ya que su hermana fue designada ministra de Desarrollo Social.
A partir de allí, todo fue permitido y se llega a la conclusión de que por lo menos 20 funcionarios de peso en el oficialismo han colocado a sus hijos, parejas o hermanos como empleados públicos en cargos importantes. Es el caso de Carlos Parrilli, titular de la Agencia de Inteligencia, que "colocó" a su hijo en el Ministerio de Turismo y a su prima en el Servicio Exterior de la Nación.
Los cuatro hijos, más un yerno de Carlos Zannini fueron designados en Cancillería, en YPF, en la Lotería Nacional, en la Procuración del Tesoro y en la Secretaría Legal y Técnica. La pareja de Aníbal Fernández se desempeña en la Jefatura de Gabinete.
La hermana del líder de La Cámpora es la directora de Documentación Presidencial, mientras el hermano de Eduardo "Wado" De Pedro fue gerente regional en la Anses antes ser elegido concejal en la ciudad de Mercedes. Hechos similares se dan en numerosos cargos más. Nepotismo y corrupción suelen ir muy juntos.
