¿Se logrará el acuerdo? - Por Rosendo Fraga

La campaña electoral va acompañada de volatilidad económica. Un acuerdo político para generar confianza debería incluir a los candidatos.

¿Se logrará el acuerdo? - Por Rosendo Fraga
¿Se logrará el acuerdo? - Por Rosendo Fraga

Un antecedente importante en la región de acuerdo político para generar confianza fue el de Brasil, cuando en la elección presidencial de 2002, la incertidumbre de los mercados escaló peligrosamente. Las encuestas mostraban que el candidato del PT, Luis Lula Da Silva, iba a ganar. Venía de perder tres elecciones presidenciales consecutivas, las últimas dos de ellas, contra Fernando Henrique Cardoso -un destacado sociólogo, que había sido un ministro de Economía exitoso antes de ser electo dos veces- quien se encontraba finalizando su segundo mandato. Que la izquierda llegara al poder por primera vez y lo hiciera un dirigente  sindical como candidato presidencial, generaba incertidumbre y temor en quienes tomaban decisiones económicas. A medida que las encuestas iban confirmando la posibilidad de  que Lula ganara, los bonos de Brasil perdían valor. La situación no es diferente de la que enfrenta Argentina en 2019, con el temor que genera la posibilidad de que Cristina retorne al poder.

Cardoso -sin duda un gran estadista- pensando en los intereses de largo plazo de su país sugirió al candidato del PT, un definición clara de su parte. Su propuesta fue que era necesario dar continuidad a las políticas y los compromisos económicos. Entonces Lula redactó su “Carta al pueblo brasileño” siguiendo esta orientación. Pero ello no fue suficiente y entonces el Presidente, sugirió que su propio candidato, José Serra, realizara una manifestación similar.

Ello dio  origen a una posición común, de los dos principales candidatos que generó más adhesiones. Es así como los dos principales candidatos de ese momento, el del PT que era el opositor y el del oficialismo, coincidieron en asumir el mismo compromiso para garantizar la estabilidad económica. La estrategia orientada desde el Palacio Presidencial de Brasilia resultó exitosa. La desconfianza cedió y los mercados moderaron su temor y ansiedad. Cardoso, cuando tomó esta iniciativa, no pensó si ella favorecía o perjudicaba a su candidato, sino que buscó preservar los intereses del país. Pero Macri inicialmente convocó a una suerte de “contrato de adhesión” sin haber gestado acuerdos previos, ni siquiera con el ala moderada de la oposición, el PJ anti-K y sin abandonar su estrategia de polarización con Cristina. Ella por su parte, presentó su libro en la Feria del Libro -se han editado 270.000 ejemplares- en un acto en el que estuvo acompañada por miles de militantes, oportunidad en la cual respondió elípticamente a la propuesta de Macri.

Ahora, la campaña electoral argentina va acompañada de fuerte volatilidad económica, y un acuerdo político para dar confianza debería incluir a todos los principales candidatos. Es decir: Macri, Cristina y Lavagna.  De no ser así, no resultará eficaz. Un primer problema es que falta más de un mes y medio para que se oficialicen los candidatos. Se trataría en consecuencia de un acuerdo entre candidatos “probables”. El segundo, es que Macri va por su reelección, a diferencia de Cardoso que no lo hacia y ello le permitía desarrollar una estrategia que no estaba influida por sus intereses electorales. El tercero es que tanto Macri como Cristina tienen como eje de su respectiva campaña electoral, la polarización mutua  y un acuerdo suscripto entre ellos, iría contra dicha estrategia. A ello se agrega que el oficialismo ha buscado un compromiso hasta sólo con un sector de la oposición, que es el PJ antiK y los partidos provinciales. Pero dentro de este arco político ha intentado hacerlo con sólo algunos de sus dirigentes. No estuvo incluido Lavagna inicialmente, quien presentó su propia propuesta, tampoco el Gobernador de Córdoba y los restantes mandatarios provinciales, a los cuales se fue convocando después. Sólo convocó una semana atrás a Urtubey y Massa. Cabe señalar que hoy 12 de mayo es la elección de Gobernador en Córdoba, siendo más que probable la reelección del Gobernador Schiaretti. Cambiemos concurre dividido, con dos candidatos a gobernador enfrentados (Mestre y Negri). Schiaretti podría jugar un rol importante como “articulador” del tercer espacio. Ello requerirá ordenar el PJ anti-K y resolver el conflicto entre Lavagna y Massa.

Sin los gobernadores, un eventual acuerdo con Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa, sólo sería a la sumo una ampliación de la coalición oficialista a algunos dirigentes del PJ anti-K. Es lo que planteó el Gobernador de Mendoza (Cornejo), que también es el Presidente de la UCR, quien incluyó en su propuesta a Lavagna. Pero el PRO rechazó esta iniciativa, que rompe su estrategia electoral, que pese a la convocatoria, el acuerdo 
busca cuestionar a todo el Peronismo. Pero la ampliación de la coalición a sectores del PJ anti-K, es compartida por el ala política del PRO -integrada por Frigerio y Monzó- como lo hizo público un diputado alineado con ellos (Massot). El Ministro del Interior es el único referente del oficialismo, que ha llegado a decir que no descarta un encuentro Macri-Cristina, algo que hasta ahora rechazaba la Casa Rosada, porque complica la estrategia de "polarizar" con la ex Presidenta. Lavagna, tras rechazar la iniciativa de Macri, presentó su propia propuesta de diez puntos, sugeriendo un método para llegar a un acuerdo que no sea el "contrato de adhesión" que propuso el Presidente al convocar. Cabe señalar que el ex Ministro de Economía rechazó días antes la propuesta de Lousteau, de que compitiera en las PASO con Macri para que quedara un único candidato frente a Cristina. El encuentro sobre "Desarrollo y Democracia" organizado por el Grupo Clarín con la participación de Felipe González, María Eugenia Vidal y Roberto Lavagna puede ser interpretado como un mensaje de los sectores que piensan que la prioridad es que pierda Cristina, antes de que gane Macri.

Cristina por su parte, en su respuesta, eludió confrontar, sin alterar su línea de campaña, pero se diferenció. Dijo que la convocatoria a un acuerdo de políticos, sindicalistas, empresarios y expresiones sociales, debía ir más allá. Reivindicó al “Pacto Social” de Perón de los años 1973-1974 y elogió a José Gelbard, representante en esos tiempos de la pequeña empresa y señaló que era necesario un “Contrato Social” que fuera más allá de un mero acuerdo. Fue una suerte de “sí pero no”.

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