Se llama vida - Por Jorge Sosa

Se llama vida - Por Jorge Sosa
Se llama vida - Por Jorge Sosa

La felicidad está a la vuelta de la esquina. Yo fui a buscarla y sólo encontré un kiosquito.

Venimos a este mundo (nos traen) con la hermosa perspectiva de ser felices, pero no es un dato confirmado, puede que la cosa sea más difícil que sacarle las espinas a un cactus.

Nos dan la vida y entramos a rodar por este planeta que tiene motivaciones a favor y en contra. Cuando decimos vida también decimos problemas y de esto nadie está exento. Nos tocan las buenas y las malas, a veces repartidamente y otras veces inclinándose hacia una de las dos partes.

Mi viejo me decía: “Mirá para atrás, de vez en cuando, siempre vas a ver a uno peor que vos”. No es consuelo, pero es verdad. Confrontamos con nuestros inconvenientes de tal forma que nos parecen los más funestos del mundo. Pero al correr los minutos, nos enteramos de otra persona que tiene inconvenientes más grandes, entonces se nos hace pueril nuestro sufrimiento.

Encontrarle el lado bueno a la vida. Esto se llama optimista. Dice el refrán que un pesimista es un optimista con experiencia, pero es sólo un dicho. La verdad es una sola: la vida es una sola. Debemos hacer lo posible por encontrarle el lado feliz a todo momento, porque el segundo que pasa no tiene retorno.

Hay que ponerle ganas al asunto. Siempre al final del túnel hay un espacio de luz y aún en los momentos más desesperantes se puede encontrar un rinconcito reconfortante donde sentarse a descansar.

A veces todo consiste en hacer un balance, simplemente eso, poner en un platillo de la balanza todo lo que tenemos, sin olvidarnos de nada y en el otro platillo todo lo que no tenemos. Veríamos entonces que la balanza se inclina para el lado de lo favorable.

El trabajo, los amigos, la familia, la pertenencia a un país que (a pesar de sus problemas) todavía sigue de pie y promete, para un futuro en que los funcionarios acierten, ser un país de promisión. Las cosas pequeñas y hermosas que nos rodean, un paisaje ciudadano, una flor descubierta en medio del cemento y el asfalto, la compañía de esos seres que siempre tienen una salida ingeniosa para alegrarnos el día, el cariño de un niño que se aferra a nosotros porque en nosotros encuentran un paisaje de confianza, una canción ambulante que pasa y nos deja dulces los oídos. La cantidad de situaciones agradables es millonaria y muchas veces las dejamos pasar sin valorarlas porque un problema se instaló en nuestros días.

Puede el problema ser grande y requerir mucha atención, es cierto, pero la mayoría de las veces son problemas que tienen solución, sólo hay que buscarlas y no quedarse a que el problema se arregle solo.

Hemos venido a este mundo con el designio de la felicidad y debemos trabajar por ella porque de eso depende que la vida cumpla con su mandato: el de darnos posibilidades de vivir entre luces y no entre sombras. Por eso existe el sol y cuando el sol no aparece, en la noche más oscura es cuando más se notan las estrellas.

Vivir.. Qué maravillosa experiencia. La vida es tiempo y tiene su finitud, bueno es que le dediquemos ese tiempo al lado pájaro de la vida y no a los socavones oscuros del dolor.

Ahí está, se llama vida, y vale en cada uno de sus instantes.

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