La mano venía torcida. Todo indicaba que el Deportivo Maipú iba a sumar una derrota dolorosa ante la CAI, no sólo por el resultado que acentúa el mal momento del equipo sino porque era con baile. Pero estos barcos siempre tienen un marinero que hace lo posible para salvar a toda la tropa.
Allí es donde Cristian Jofré se puso la pilcha de héroe y en un minuto empató el partido y dio al Cruzado una vida más que se la jugará en dos partidos para dejar atrás ese maldito fantasma del descenso.
Está claro que en los últimos años, Maipú acostumbró a todos a estar arriba y a pelear ascensos, pero ante los patagónicos se notó que le cuesta jugar en estas instancias. El Cruzado estaba incómodo, jugaba como sin saber que tiene que dejar la piel en cada partido. Estaba claro que si no cambiaban, todos los años en la categoría se perderían por una mala campaña.
Para colmo, enfrente tenía un equipo como la CAI que sabe cómo sortear este tipo de mojones y por eso lo bailó en los primeros 45 minutos, cuando le podría haber convertido un par de goles más.
La movilidad de los volantes y la velocidad de los delanteros hicieron que Maipú pariera el primer tiempo. Nunca pudo encontrarle la mano y cada avance visitante era medio gol.
La línea media era rápidamente superada y los defensores quedaban mano a mano ante los delanteros lanzados en velocidad.
Sólo fue cuestión que la CAI acertara en un ataque y así fue como Jorge Gaitán capturó una pelota dentro del área y venció al bueno de Gonzalo Gómez con un zurdazo cruzado. Piña al mentón.
Lejos de mostrar rebeldía para reaccionar, el equipo de Sergio Scivoletto siguió en la misma sintonía hasta que el “Pipí” Benítez, de muy flojo partido, cometió un penal evitable y su homónimo decretó el 2-0 con el que terminó el primer tiempo.
Sólo por cosas del fútbol, el Cruzado no se fue con una desventaja más grande al entretiempo.
Eran pocas las esperanzas de que el Botellero diera vuelta el partido, pero Scivoletto decidió meter mano en el equipo y mandó a Matías Banco a la cancha para que tratara de generar más fútbol y al juvenil Pablo Vallejo para darle más frescura al ataque. Y la apuesta salió bien.
El volante se asoció con Lucas Allosa y Cristian Jofré y generaron sociedades interesantes y llegaron por las bandas, mientras que el pibe tuvo movimientos interesantes y hasta erró el gol del final con una chilena que, si salía, había que cerrar el estadio.
Pero esta historia tiene un protagonista exclusivo, que en un minuto devolvió la vida a todos los que fueron a la cancha: Cristian Jofré. La Joya recibió una cabezazo de Vallejo y con una deliciosa vaselina puso el descuento. Un minuto más tarde, gracias al grueso error del árbitro (ver aparte), llegó al empate con un cabezazo de crack, tras un centro de Imbesi.
Esa alegría agónica de los hinchas botelleros hizo que se olvidaran del primer tiempo, pero les dejaron en claro que el jueves ante Alianza de Cutral Có hay que ganar para despejar todas las dudas y poder trabajar tranquilos.