"Emiliano, mi nombre es Willie McKay. No estamos interesados en sus pertenencias personales, finanzas, vacaciones, niñeras, no es nuestro problema", así arranca el mail (que se filtró) del intermediario del desaparecido jugador argentino Emiliano Sala. Y sigue: "Permítanos presentarle la forma en que operamos y cómo llegamos a esta saga de Cardiff City. Trabajamos para clubes en Francia y para jugadores que quieren ser transferidos a Inglaterra. (...) En lo que a usted respecta, hemos hablado con todos los clubes, incluidos Manchester, Chelsea, Liverpool. Creemos que podrías terminar en esos clubes".
Este jueves el diario L'Equipe reveló un mail que el empresario escocés le había mandado al santafesino el 6 de enero. La intención del medio era echar luz sobre el perfil de McKay, el misterioso empresario que se sumó a la vida del goleador argentino.
McKay, de 52 años, también habla en esa carta filtrada dirigida al 9, de cómo llegaron al club francés para buscarle un nuevo destino. "Nos acercamos a Nantes, como lo hacemos con muchos jugadores en otros clubes, para obtener el mandato de venta. No le estamos impidiendo trabajar con otro agente, pero la mayoría de los jugadores están muy satisfechos con nuestra mediación", explica. "No decimos 'somos como un padre para nuestros jugadores '. No, si no hubieras sido futbolista, estas personas no estarían interesadas en ti", agrega.
Una de las partes más fuertes del mail al delantero tiene que ver cuando se desnuda cómo trabajan los mediadores y la importancia total del dinero en estas operaciones. "Al final sólo les interesa el dinero. Lo que, por supuesto, todos queremos. Por eso nos gusta trabajar sólo con los clubes. No hay sentimiento, solo estamos haciendo negocios", asegura.
El final del texto no es menos polémico: "Se ha dicho que Cardiff no te interesa. Pero ése es probablemente nuestro error, porque filtramos en los medios que otros clubes como West Ham y Everton te quieren sólo para estimular el interés en ti. Así es cómo trabajamos y eso puede ser mal interpretado por el jugador. Pero sin ese 'zumbido' nadie te conocería. Porque, honestamente, nadie sigue la competición francesa", concluye.