Maxi Salgado - Editor de Más Deportes
Era hora. Con sufrimiento, fiel a su historia, Huracán Las Heras ha llegado al lugar que se merece y el fútbol mendocino debe festejarlo en su conjunto. Tanto como lo festeja todo el pueblo lasherino, un pueblo igual de sufrido que su equipo.
Huracán es la pasión personificada. Es el amor hecho pelota. Fueron años de frustraciones, pero eso no modificó en nada la fidelidad.
Alguna vez se tenía que dar. Estos muchachos se han ganado un lugar en el Olimpo lasherino, el mismo que ocuparon en otros momentos Ratón Giardini, el Coqui Martínez, el Marcelino Blanco.
Las nuevas generaciones ya tienen que contar. Ya puede golpearse el pecho y decir orgulloso "yo soy de Huracán" sin que nadie le haga bullying o le tire "vos sos hincha de una hinchada".
Ha despertado un grande y que los otros se cuiden porque como se dice en el ámbito burrero, caballo que alcanza... ganar quiere y el Globo tiene todo para seguir ascendiendo...
Que exploten las bombas, que se multipliquen los abrazos, que se extiendan los brindis. Huracán ha llegado al cielo y allí deberá quedarse.