La polémica decisión de dos alcaldes sarkozistas de prohibir bañarse en burkini -la malla que cubre desde la cabeza hasta los tobillos y es usado por musulmanas religiosas- en dos playas elegantes de la Costa Azul y generar un confuso debate en la opinión pública implosionó en la isla de Córcega y generó el escenario más temido.
La violencia intercomunitaria entre franceses y musulmanes estalló en una idílica playa corsa a causa de supuestas “burkinis” , dejó cinco heridos, tuvo que intervenir la policía para evitar un linchamiento y la cohabitación entre unos y otros está amenazada, en medio de la tensión de los atentados terroristas jihadistas en Francia.
La división de los musulmanes en Francia y la intolerancia intercomunitaria es uno de los objetivos del Estado Islámico (EI).
Al menos 500 corsos se dirigieron por la noche del domingo al barrio donde viven las tres familias musulmanas involucradas en el incidente en Bastia y la visita terminó con gases lacrimógenos. El ministro del interior, Bernard Cazeneuve, y los políticos de todas las líneas llamaron a todos a la calma y a la convivencia.
La historia se inició, cuando tres familias musulmanas de origen magrebí decidieron disfrutar en la pequeña y discreta playa de Sisco, en el norte de la isla, repleta de turistas. Había mujeres y chicos entre ellos con equipo de picnic. Todo pasaba en calma. Los chicos jugaban.
Las mujeres se bañaban en el mar, algunos dicen que vestidas y otros con la burkini, que no había sido prohibida hasta entonces en Córcega.
Según los primeros indicios de la investigación policial, el primer incidente sucedió con un turista, que intentó fotografiarlas. Uno de los hombres que la acompañaban lo increpó y le prohibió hacerlo. Había adolescentes del pueblo en la playa, que tenían entre 15 y 18 años, que hostigaron a los hombres y fotografiaron a las mujeres.
La situación degeneró cuando los hombres musulmanes le reprocharon a los jóvenes fotografiar a su familia en burkini, según los testimonios. Armas blancas habrían sido exhibidas como amenaza. Los chicos llamaron a sus padres, a sus amigos, diciendo que estaban siendo atacados. Uno de los padres llegó y, al bajar a la playa, fue atacado con un arponazo en el tórax por la familia de musulmanes.
El boca a boca se extendió en Bastia. Los hombres corsos bajaron a la playa, en auxilio de los adolescentes. “Yo estaba en un bar, a 30 minutos de Sisco, y recibí un mensaje de texto.
“Jóvenes están siendo atacados con un cuchillo por una banda”. Yo me subí al auto y me fui a la playa. En Córcega cuando atacan a un corso, atacan a todos” contó Manuel.
Fue el caos. Una monumental pelea, que forzó a la policía, los gendarmes, los servicios de emergencia a actuar. Hasta un helicóptero llegó al lugar.
La policía debió rescatar a uno de los musulmanes heridos porque la multitud quería lincharlo. Tres autos, algunos pertenecientes a las familias musulmanes, fueron quemados. Las ambulancias trasladaron a los heridos de los dos bandos al hospital.
El ministro del interior Bernard Cazeneuve condenó la violencia y llamó a la calma. El alcalde de Sisco, Ange Pierre Vivoni decidió ayer imitar a Cannes y prohibir la burkini.