Un bólido en llamas. Niki Lauda dentro. El austríaco sobrevive, pero tiene desde entonces su oreja derecha deformada y una enorme cicatriz en esa zona de su rostro. Superó rápido el drama y el trauma, y un año después se proclamó campeón del mundo de Fórmula 1 por segunda vez.
El 1 de agosto de 1976, fecha de la que hoy se cumplen 40 años, será recordado siempre por el espeluznante accidente que sufrió el piloto austríaco en el circuito alemán de Nürburgring.
"Una barbacoa", como lo definió muchas veces el propio Lauda. Un infierno de llamas del que escapó. "Para mí el 1 de agosto es un día como otro cualquiera. No me pongo delante del espejo y digo: 'íHurra, hurra, hurra, estoy vivo!'", señaló Lauda, de 67 años, en una entrevista que publica hoy el diario "Frankfurter Allgemeine Zeitung".
"Seis meses después volví a conducir al mismo nivel o incluso mejor todavía. Y eso sólo es posible si uno supera un problema al cien por ciento", contó una vez Lauda.
Aunque Ferrari contrató a Carlos Reutemann para que el santafesino completara la temporada, apenas 42 días después del accidente, Lauda estaba otra vez detrás del volante. Aquel campeonato del mundo lo perdió por un punto ante su ex compañero de escudería y entonces rival, el "playboy" James Hunt (McLaren-Ford), pero al año siguiente se impuso para conseguir su segunda corona.
"El hecho de recuperarme rápido formaba parte de mi estrategia. No podía estar sentado en casa pensando en ello, por qué pasó y por qué a mí", agregó.
Ese drama tenía todos los ingredientes "hollywoodienses". Así, el famoso director Ron Howard decidió llevar la figura de Lauda, que fue interpretado por Daniel Brühl, a la pantalla grande. El actor quedó fascinado con el ex piloto austríaco. La imperdible Rush (2013), revive aquella época de la Fórmula 1 y se enfoca en el duelo entre Lauda y Hunt (Chris Hemsworth).
"Tiene totalmente bajo control su cuerpo y su espíritu. Es capaz de dejar a un lado los temores", señaló Brühl sobre Lauda.
Nadie puede imaginarse lo que sufrió Lauda aquel 1 de agosto de 1976. Entonces tenía 27 años, era doble campeón del mundo y el defensor del título. Perdió el control de su Ferrari, chocó contra un muro y su bólido salió despedido entre llamas hacia el trazado.
Los otros pilotos detuvieron sus coches para socorrer a Lauda y sacarlo del coche. Lauda no recuerda más, en su mente sólo está cuando sacaron su cuerpo del "cockpit".
El austríaco fue trasladado a una clínica de Ludwigshafen, donde los médicos lograron salvar la vida del piloto. Sus pulmones fueron limpiados durante días por los gases tóxicos que había inhalado.
Lauda tiene varias cicatrices en el rostro desde entonces. Lo consigue tapar un poco con su inseparable gorra roja, una marca mundialmente conocida del piloto. Los medicamentos le produjeron graves daños en los riñones y recibió ya dos trasplantes.