Planificar el menú de cada día siempre ha representado un doble desafío: por un lado, que sea nutricionalmente adecuado; y por el otro, que sea acorde al presupuesto de cada familia.
Lamentablemente, en el contexto actual cada vez más prima este segundo aspecto a la hora de elegir qué alimentos comprar, por lo que los productos más baratos son los más buscados.
Así, en los últimos meses ha bajado el consumo de carnes y lácteos, y ha aumentado el de pollo, arroz y fideos.
Comerciantes y consumidores comprobaron esta tendencia que afecta en distintas medidas a todos los mendocinos. Cambiar gaseosas por jugos o llevar segundas marcas también son opciones muy utilizadas para ahorrar.
“Nosotros vendemos de todo, pero nos dedicamos especialmente a la carne y en los últimos dos meses hemos visto una baja en la compra del 45%”, comentó Matías Giménez, del negocio que lleva su apellido.
Para él, esto se explica por los incrementos de precio que se han registrado en el último tiempo. “Lo que más llevan es carne para puchero porque el kilo promedia los $ 40, pero las carnes blandas y para asado llegan a $ 100”, aseguró.
Con estos números a la vista, se vuelve más conveniente llevar un pollo entero, que allí ofrecen a $ 25 por kilo; en segundo lugar, cortes de cerdo que rondan los $ 65. “La gente hace la cuenta y no lo duda, se lleva pollo”, precisó el comerciante.
Roberto Garbuio, propietario de una carnicería céntrica ubicada en calle San Juan, también ha notado este cambio en el consumo: “La venta de carne ha bajado bastante por todas las subas que ha tenido y lo que hacen muchos es comprar la mitad de lo que llevaban antes, o van con la plata justa y llevan hasta donde les alcance”.
Lo que ve Rodolfo Rodríguez, de City Market, es que se comercializa mucha carne molida que vale $ 45. “El hábito argentino se está modificando; se come mucha menos carne. Si se puede, una o dos veces por semana y otra pollo”, señaló.
La disminución en el consumo también afecta a la leche, que ha aumentado en el último tiempo más del 20%, según indicó Giménez. “La gente lleva menos leche. El problema es que no tiene un sustituto directo”, apuntó.
Incluso los quesos han sufrido el ajuste: “Antes se llevaban en cantidad pero ahora se llevan todo medido y buscan las marcas más baratas”, dijo Walter Andrade, de la fiambrería Granja Argentina. Allí, el que más se vende es un queso cremoso a $ 6,50 los 100 gramos.
En los distintos negocios, los clientes coinciden con la visión. “Es complicado poder comprar carne porque está cara. Entonces lo que hacemos con mi marido es ir al trozadero y comprar al por mayor para todo el mes”, expuso Elba Flores.
En cambio, Rubén Molina opta por el pollo: “En mi casa ya no hay más milanesas de carne. Elegimos las de pollo que son más accesibles y ricas igual”.
La (otra) mesa está servida
Frente a ciertos alimentos que se dejan de consumir surgen otros que ganan lugar en la mesa por sus bajos precios, como las pastas secas y el arroz.
“La gente tiene que comer igual y por eso se vuelca a lo que son los fideos o el arroz. Además, muchos prefieren comprar en cantidades, van a mayoristas y adquieren cajas con varios paquetes. También bolsones de harina y azúcar”, relató Rodríguez.
En los grandes supermercados la situación es similar. Así lo graficó Gustavo Piola, director de la sucursal Mendoza de la cadena Libertad: “Se deja de optar por el alimento fresco y se lleva más todo lo que es seco, porque es más económico y un poco más rendidor”.
El ejecutivo también ha notado un traspaso a las segundas marcas y un auge de las promociones. “Hoy se tiende más a recortar en lo que es bebida y comestibles.
Algunos recortan en calidad y en marca y otros en cantidad”, afirmó, e informó que se está reduciendo el consumo de gaseosas y ha subido el de jugos.
Otra alternativa posible para preparar la comida es utilizar las verduras de estación, que son las más baratas. “Tenés el atado de acelgas a $ 5 y también la papa, cebolla y tomate que el kilo promedia los $ 7”, enumeró Giménez.
Con respecto al pan, varios comerciantes coincidieron en que también se ha retraído levemente la venta. “Se ha reducido la venta del pan porque ahora los clientes se llevan lo justo y necesario y ya no se dan un gustito dulce como antes”, comentó Mirtha González, de la panadería Un Toque de Dulzura.
Opciones nutricionales
Para cuidar el bolsillo en las comidas, pero a la vez no desatender los aspectos nutricionales, es fundamental aprender a comer de forma saludable. "La gente tiene que ver qué come y cuánto.
La carne es necesaria porque tiene hierro y muchos nutrientes de buena biodisponibilidad, pero con poco que se coma el organismo ya lo absorbe. No es necesario comerse dos milanesas. Con una porción cada tres días está bien”, explicó Delia Escobar, presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición Capítulo Cuyo.
La especialista también recomendó incorporar el huevo, que tiene nutrientes de muy buen valor biológico y no es tan oneroso. Hizo hincapié en el consumo de frutas y verduras: “Es necesario que la gente empiece a incorporar las verduras y frutas de estación que son más económicas, además de las compras entre varios integrantes de la familia. También a guardar los líquidos de cocción de las verduras porque tienen muchos nutrientes y pueden servir para otros preparados”.
Por otra parte, la nutricionista Verónica Moyano resaltó la necesidad del consumo de lácteos. “Como es difícil remplazarlos, la preparación de yogures caseros es una forma de ahorrar.
Con un litro de leche se puede preparar varios y la leche rinde mucho más”, aconsejó, a la vez que aclaró que implica un poco más de trabajo. Con respecto a las cantidades precisó que para los niños es importante consumir de 3 a 4 lácteos por día y en el caso del adulto, de 2 a 3.
Para ella lo fundamental es que la alimentación sea equilibrada: “Se puede comer un plato de pastas y otro de arroz por semana. Se puede incorporar la polenta que tiene aportes de vitaminas y hacer preparaciones para combinar con carne, pollo y pescado para tener proteínas, más platos con verduras”.