Harto del ambiente del fútbol, Tim Wiese colgó los guantes cuando aún le quedaba hilo en el carretel. Tenía 32 años y atajaba en Hoffenheim. Tras una discusión con el DT, el arquero alemán habló con los dirigentes y rompió su contrato. Se refugió en un gimnasio y, entre pesas y mancuernas, su cuerpo cambió considerablemente. Sus brazos crecieron: ya no eran los mismos que descolgaban centros, ni rechazaban pelotazos. La balanza acusaba más de 100 kilos y su físico sufrió una metamorfosis.
“¿Te retiras del fútbol? ¿No vas a probar suerte en algún club?”. Un periodista alemán lo tanteó, pero recibió una respuesta contundente: “Tendría que adelgazar más de 15 kilos para intentarlo”. Fue en setiembre pasado, cuando Wiese le dijo oficialmente adiós al fútbol luego de una auspiciosa carrera que pasó por Colonia, Kaiserslautern, Werder Bremen y Hoffenheim. Y que hasta lo hizo jugar un Mundial, el de Sudáfrica 2010, cuando fue tercer arquero de Alemania por detrás de Manuel Neuer y Hans-Joerg Butt.
Fue entonces que lo contactaron de la WWE (World Wrestling Entertainment), la asociación de lucha libre más importante del mundo con el objetivo de acaparar audiencia de Europa. Wiese dijo que sí y, entonces, concurrió a una pelea en Frankfurt, tuvo un entredicho con uno de los luchadores que había perdido y se subió al cuadrilátero por primera vez. Se saludó con ‘Los Usos’, que habían ganado, se sacó la campera y sus músculos de acero quedaron al descubierto. Recibió una increíble ovación de los más de 10.000 espectadores, y enseguida se dio cuenta que había encontrado un nuevo camino. “No tengo miedo. Fue lindo haber sido invitado, divertido. Es diferente al fútbol porque los luchadores están bastante aceitosos”, declaró. Ahora se prepara porque debe aprender a pelear para codearse con los poderosos: Undertaker, Batista, Randy Savage, John Cena. Figuras consagradas de la lucha libre entre las que él aspira a colarse.
Clave para Alemania hasta 2012
Aunque sea difícil de creer, el hombre que hoy pesa 117 kilos de puro músculo le hizo no hace mucho tiempo un gran aporte al fútbol alemán sirviendo como puente entre dos épocas. En el Mundial de 2010, y la Eurocopa de 2012, Tim Wiese acompañó a Manuel Neuer en su ascenso al trono como mejor arquero del mundo siendo su suplente y protector en la selección.
Wiese, cuatro años mayor que Neuer, aportó experiencia y confiabilidad que hizo posible el proceso de transición en el arco alemán. Con él se dio el salto de los cancerberos tradicionales que eran Oliver Kahn y Jens Lehmann a la nueva época del portero líbero que encarna el “1” del Bayern. Durante esos años, pese a haber jugado 6 partidos, Tim Wiese fue uno de los líderes de Alemania y su vocero para “asuntos políticos”. Fue el encargado de recibir a la canciller Angela Merkel las veces que ella visitó el vestuario del equipo nacional. Además, por petición de la jefe de Estado alemana, ofreció el tradicional discurso de saludo y bienvenida hasta finales de 2012, cuando dejó de ser tenido en cuenta por el entrenador Joachim Löw.
La gloria pasada
Formado por la cantera del Leverkusen, Weise pasó por el Fortuna de Colonia antes de llegar a Kaiserslautern. En la campaña 2002/2003 debutó con 21 años en la Bundesliga y tras tres campeonatos destacándose en su posición, sería contratado por el Bremen, club con el que conoció la fama. Aunque con el equipo donde actualmente milita el mendocino Franco Di Santo, solamente obtuvo dos títulos (Copa Alemana y Superliga), que también son los únicos de su carrera. Su popularidad creció a niveles altos mientras estuvo en el equipo.
Era estrafalario, ruidoso, imprudente, pretencioso y espontáneo… Un jugador sin pelos en la lengua que salía a la cancha a jugar vistiendo uniformes de color rosa, y que además le permitía regularmente a la prensa darle una mirada a su vida privada y contar historias sobre sus actividades extradeportivas, entre las que se contaban un gusto especial por los tatuajes y los ejercicios con pesas en el gimnasio.