Con su nueva conducción, el justicialismo mendocino quiere comenzar a prepararse para un tiempo electoral en el que pretende ser fuerte protagonista. El nuevo mando partidario, encabezado por el diputado nacional Guillermo Carmona, comienza a moverse en un marco de unidad en el que mucho tuvieron que ver la conducción saliente y varios dirigentes de experiencia pero que quedaron un poco de lado luego de la sucesión de derrotas. Es que hay muchos que entendieron que si seguía la enemistad entre “tradicionales” y kirchneristas toda ilusión de competirle el año próximo con chances a la coalición que aquí encabeza el radicalismo sería prácticamente imposible.
Si bien los jóvenes de La Cámpora siguen esperando precisiones de Cristina Kirchner sobre cómo se armará la estrategia nacional, y por lo tanto también local, hay muchos movimientos que se vienen sucediendo en el plano nacional del PJ y Unidad Ciudadana que permiten suponer que las diferencias que han existido durante los últimos años pueden llegar a quedar salvadas para la campaña inmediata. La recepción que tuvo Felipe Solá en su reciente visita a la provincia es demostrativa de que hay ya una percepción clara de que con un buen ordenamiento de las filas internas existen posibilidades de triunfo.
Carmona, un dirigente respetado, con cercanía al kirchnerismo pero peronista previo a la llegada de los K al poder, cuenta con un buen respaldo del grupo de los intendentes, que hasta lo ven con presencia y estilo potables cuando llegue el momento de pensar en la candidatura a gobernador del principal sector de la oposición.
Y si de postulantes se trata, no escapa a la consideración de algunos dirigentes la posibilidad de que el ex gobernador Rodolfo Gabrielli ensaye algún movimiento de posicionamiento respaldado por sectores o dirigentes de su antiguo elenco. “Ganas no le faltan”, dicen algunos. Y hasta están los que comentan que tiene en carpeta un plan de crecimiento para la provincia que podría dar a conocer pronto como aporte al partido.
El peronismo mendocino tiene en estos momentos una unidad sin grandes referentes.
En todo caso le tocará a Carmona, como nuevo presidente, contribuir a generar una figura convocante o fortalecer su propia presencia para anotarse en la contienda que viene.
Ante ese panorama de falta de líderes podría llegar a prosperar alguna intentona de reposicionamiento como la que -dicen- estaría estudiando “Rolo” Gabrielli.
Ramón, el primer candidato. Por otro lado, la Justicia Federal le dio vía libre a la ONG Protectora para que también se transforme en partido político. Se suma así oficialmente al tablero de opciones que ofrece Mendoza al electorado, contando con el respaldo que tuvo en las elecciones de 2017, que proyectaron a bancas legislativas a sus dos principales referentes, los abogados José Luis Ramón y Mario Vadillo, y a otros dirigentes que formaron parte del armado que integraron el PI y otros sectores.
Protectora hará también en los próximos días su presentación en sociedad como partido y a partir de ese momento comenzará a recorrer el escenario local pensando, obviamente, en las elecciones de 2019.
La presencia convocante de Ramón es número puesto en la nueva agrupación partidaria para pelear por la Gobernación. “Su impronta ayuda mucho, es muy buen candidato”, reconocen quienes lo acompañan en la nueva aventura de ser un partido en serio. Por diferencias surgidas en los meses ya compartidos en la Legislatura, dicen en Protectora que es poco probable que se mantenga el acuerdo con el Partido Intransigente, que en 2017 puso su sello y escudo para ayudar a proyectar a los abogados de la organización de defensa de los consumidores. No descartan una convocatoria a quienes quieran incorporarse a la política e incluso a dirigentes de otros sectores (¿peronistas?) que no se sientan contenidos en sus espacios.
En Protectora quieren romper con cierta tendencia de fuerzas que llegan para ocupar un espacio entre los tradicionalmente “grandes” en Mendoza (radicales, peronistas y demócratas), pero que luego por distintos motivos caen en poco tiempo y hasta desaparecen de la escena. Desde hace varios años el PD mostró una importante merma y desde 2015 forma parte del espacio oficialista que lidera el radicalismo.
Y no faltan las conjeturas. Antes que la Justicia aceptara el pedido para funcionar como partido, muchos en el justicialismo miraban con cariño a José Luis Ramón como principal responsable del nada despreciable 17,21 por ciento que su lista obtuvo en las últimas legislativas, con lo que llegó muy holgado al Congreso Nacional. Y detrás de él legisladores provinciales y concejales en varios departamentos.
El sistema electoral mendocino le permitiría al oficialismo tener más chances de volver a ganar ante una oposición con dos opciones claras, como serían la del peronismo y Protectora. ¿Qué ocurriría, en cambio, si ese buen respaldo en las urnas logrado el año pasado por los de Ramón y Vadillo fuese demasiado tentador como para que desde el PJ ensayaran un acercamiento? Nada está dicho, salvo que es muy razonable, también, que un partido nuevo quiera vivir su propia experiencia sin socios o alianzas.
Los tiempos del Gobernador. En cuanto al oficialismo, los pasos que marque Cornejo serán los que definan la estrategia electoral. Claramente, el jefe del Ejecutivo tiene dos o tres aspectos a definir muy claros: el candidato que le garantice el triunfo y su sucesión; la definición de la fecha electoral, con desdoblamiento de la contienda nacional o no, y su propio destino político. Quienes más lo frecuentan comentan que Cornejo no manifiesta nada sobre cómo seguirá su vida política tras entregar el mando en Mendoza, pero aseguran que sí es un tema que lo inquieta y pretende definir.
Mientras tanto, la gestión no tuvo en la semana sobresaltos. El Presupuesto fue aprobado en el Senado, como se esperaba, sin la pretendida reestructuración de la deuda luego de la negativa del peronismo, que logró abortar esa estrategia en Diputados. Pero se anunciaron recursos que llegan desde la Nación y que compensan el disgusto del Gobierno por el golpe que significó el rechazo del “roll-over”: 167 millones de pesos para neutraliza algo de la caía del “fondo sojero” y un aumento nominal de casi 29 por ciento según el Presupuesto nacional del año próximo.
Lo dicho desde las bancas por los senadores del justicialismo demostró que en la campaña le apuntarán a la deuda contraída por la actual gestión, remarcando en la negativa de Cornejo, cuando lideraba al radicalismo en la oposición, a autorizar la toma de deuda al gobierno de Francisco Pérez. Lo que no se dice es que se trata de coyunturas totalmente diferentes, pero que le sirven ahora a la oposición para buscarle debilidades a la férrea estructura cornejista.
