Hong Kong se sumó ayer al bloqueo de carnes de Brasil, que perdió su principal mercado de cortes bovinos pese a sus esfuerzos para frenar la crisis desatada por sospechas de adulteración de alimentos de origen animal.
La decisión de Hong Kong se suma a la de China, segundo cliente de carnes vacunas y de carne de pollo, y a la de Chile. Las compras representaron en 2016 un 40% (1.717 millones de dólares) de las exportaciones de carne bovina del gigante sudamericano.
En carne de pollo, los envíos a China y Hong Kong representaron el 20% (U$S 1.267 millones) del total, según datos del Ministerio brasileño de Desarrollo y Comercio Exterior (MDIC).
La Unión Europea (UE) impuso por su lado restricciones, en tanto que Rusia y Corea del Sur reforzaron sus controles.
La autoridad de seguridad alimentaria (CFS) de Hong Kong anunció la suspensión inmediata de importaciones de carne bovina y de pollo, “en nombre de la prudencia”.
La denuncia policial que reveló el supuesto uso de ácidos y la adulteración de etiquetas para maquillar cortes vencidos golpea de lleno a Brasil, el mayor exportador de carne bovina y aviar, y a dos de los gigantes del sector, los frigoríficos JBS y BRF.
Pero también extendió una sombra de dudas sobre uno de los alimentos centrales de la dieta brasileña.
Se suma México
Por otra parte, anoche, México decidió suspender la importación de productos avícolas de Brasil ante la crisis sanitaria del país sudamericano por la adulteración de carne de res, informó la autoridad de sanidad mexicana en un comunicado.
La autoridad aclaró que México no importa de Brasil productos cárnicos de bovino ni de cerdo, sólo productos avícolas como carne refrigerada, congelada y deshidratada de pollo y pavo, huevo fértil y aves.
El presidente Michel Temer volvió a subrayar ayer que se trata de un problema puntual, que no debe hacerse extensivo a una industria que emplea a seis millones de personas y que el año pasado facturó más de 13.000 millones de dólares.
Temer dijo que de los más de 4.300 frigoríficos que operan en Brasil, hay sólo 21 involucrados en los presuntos fraudes, y que de los 860.000 lotes de carne comercializados en los últimos seis meses apenas 184 fueron cuestionados.
“Nada mejor que mencionar números para verificar la insignificancia de los hechos”, resumió durante un evento organizado por el Council of the Americas en Brasilia.
El gobierno informó que había despedido a funcionarios denunciados y bloqueado la emisión de certificados de embarque a las 21 plantas bajo sospecha, en un esfuerzo por tranquilizar a los mercados.
El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, dijo el lunes esperar cuestionamientos de unos 30 países y no dio muchas vueltas para definir qué pasaría si la veda se extendiera: “Sería un desastre”.
El cierre de las fronteras chilenas a las carnes brasileñas produjo un cruce diplomático.
Maggi dijo que esperaba que Chile remitiera la veda a los 21 frigoríficos bajo sospecha y amenazó con una “reacción fuerte” si un bloqueo fuera total. Chile no actúa “en función de amenazas”, respondió su par andino, Carlos Furche, quien aprovechó para reiterar su pedido de informaciones oficiales sobre el escándalo.
La denuncia de la Policía Federal (PF) reveló un esquema en el que inspectores sanitarios recibían sobornos de parte de empresarios para autorizar el comercio de carnes no aptas para el consumo humano. Hubo más de 30 arrestos y tres plantas fueron clausuradas.
Extreman los controles sanitarios en la Argentina
Los responsables de la vigilancia sanitaria extremarán aún más los controles y tomarán todos los recaudos necesarios para que la población tenga absoluta seguridad en lo que consume, dijo el ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Buryaile, quien aseguró que hasta la fecha ningún informe indicó anormalidades en productos cárnicos importados desde Brasil.
“Hasta la fecha no tenemos ningún informe, ni ninguna anormalidad que tenga que ver con los productos que ingresaron de Brasil”, dijo Buryaile. El funcionario agregó que “vamos a extremar aún más los controles porque queremos absoluta seguridad en lo que consume la población”.
Con relación al cierre de las importaciones de carne brasileña que adoptaron algunos mercados, pidió “no empezar a especular con alguna deficiencia que haya tenido un socio del Mercosur con alguna de sus plantas”. “Si uno mira a priori pareciera que puede favorecer las exportaciones argentinas pero yo creo que hay que tener cuidado con esto. No nos favorece que Brasil tenga un tropezón en su economía”, dijo Buryaile.
En ese sentido, aseguró que “la industria frigorífica en Brasil es muy importante. Por lo tanto, si la gente percibe algún problema deja de comer carne del Mercosur”.
También afirmó que “tenemos un servicio sanitario que sistemáticamente hace muestreos para garantizar la inocuidad de los alimentos”. “El servicio sanitario inspecciona las partidas, hace muestreos para ver si presentan o no anomalías y si están en condiciones de exportación; nada se ha detectado” afirmó.
Télam
Los carniceros y clientes de San Pablo, en alerta
El escándalo de la carne, en el mercado municipal de San Pablo, el más grande de América Latina en su tipo, ha llevado a los clientes a evitar las primeras marcas de exportación afectadas por el operativo anticorrupción en el sector de los frigorifícos y a apostar a los pollos de granja y cortes de carne vacuna fresca.
A todo vapor, continúa en el “Mercadão”, como se le conoce a la mayor feria municipal de la región, el consumo del plato típico del lugar, el sándwich de mortadela con 400 gramos del embutido, una verdadera bomba que es la principal atracción turística del lugar y que cuesta 20 reales (unos 100 pesos).
La mortadela, como todos los productos de su clase, entró en estado de sospecha con la revelación de adulteración de carnes y de rellenos de chorizos en el operativo Carne Débil.
“La gente no quiere más carne envasada al vacío; ahora volvió a pedir carne fresca”, dijo Sandra Mufó, dueña de la carnicería “Invernada Grande”, fundada hace 84 años por su padre.
Para la carnicera, una de las varias mujeres que se dedican a la industria frigorífica en el mercado municipal del caótico centro de San Pablo, el escándalo de la carne “es un abuso” de la Policía Federal.
“Se está haciendo una tempestad dentro de un vaso de agua. El que pierde es el que trabaja en la cadena de carne”, dijo. Mientras entrega 1 kilógramo de fraldinha (vacío) a una cliente, Dona Luciana, que dice que no va a dejar de comer carne por el escándalo, refuerza: “Al brasileño le gusta comer carne. Ya venía gastando menos por la crisis y ahora se ha frenado un poco por las noticias.”
Télam