Se aleja el sueño de la casa propia

Durante décadas, los argentinos pudimos cumplir con la cultura de “invertir en ladrillos”, que fue transmitiéndose de generación en generación, pero que ahora ha quedado en el olvido como consecuencia de la fuerte inflación.

Se aleja el sueño de la casa propia

El informe dado a conocer por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), en el que se señala que entre setiembre de 2013 y el mismo mes de 2014 los precios de los materiales de construcción aumentaron 44,58%, constituye un duro golpe para quienes sueñan con la vivienda a través del esfuerzo propio.

Si a ello sumamos que no se han generado desde el Gobierno planes de vivienda que permitan cubrir, aunque sea en parte, las necesidades de la población, llegamos a la conclusión de que muchos mendocinos deberán resignarse a continuar abonando un alquiler o seguir viviendo en la casa de sus padres.

No deja de llamar la atención cuando la señora Presidenta se enoja porque la gente “ahorra” en dólares e inclusive descalifica a quienes buscan en la moneda norteamericana la única forma de mantener el valor de sus ingresos; debiera saber -o sabe y mira para otro lado- que a los argentinos no les queda otra salida, en razón de que el ahorro en pesos en un año habrá perdido 45% de su valor, que es el porcentaje de inflación anual.

También molesta cuando la señora Presidenta manifiesta su orgullo porque la gente compró más autos o que los fines de semana largos son dos millones de argentinos los que se mueven por el turismo.

Debiera saber -o sabe y sigue mirando para otro lado- que quienes compran autos lo hacen porque se les brindan mayores posibilidades crediticias, multiplicadas en los últimos meses por los denominados pro-planes.

Debiera saber también que es cierto que son dos millones los que se mueven por los distintos lugares turísticos, pero que entre 80 y 90% de los casos son las mismas personas porque el grueso de la población no tiene posibilidades económicas de hacerlo.

Hay un logro que sí se le debería reconocer a la denominada “década ganada”. Es el de haber asestado un golpe mortal a aquella cultura que, bajo el nombre de “invertir en ladrillos”, se había ido transmitiendo de padres a hijos durante décadas.

Aquella que decía que primero estaba la casa y luego el auto, pero que ahora se ha invertido por la imposibilidad de acceder a la vivienda o a créditos para la misma; aquella que indicaba que había que ahorrar primero para comprarse un lote, luego para comprar insumos y después para construir la casa; aquella que determinaba que, haciendo un esfuerzo importante, una persona intentaba tener una segunda vivienda, para poder alquilarla y así “ayudar” a la jubilación, pero que ha quedado en el olvido porque no puede comprar otra vivienda y, los que ya lo habían hecho, la deben destinar a sus hijos para que puedan tener un techo donde vivir.

Hay dos temas que ni la Presidenta ni el ministro informador en su programa diario, Jorge Capitanich, quieren abordar. El primero, el de la inseguridad, y cuando uno de los integrantes del gabinete lo hizo, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, se cruzó duramente con la ex ministra, también ultra K, Nilda Garré.

El restante, el de la inflación, y cuando un ministro, el de Economía, lo hizo, quedó muy mal parado, porque dijo que el 40 por ciento que indican los cálculos privados era un “mamarracho” y salió diciendo que había sido sólo del 25 por ciento.

Su error puede ser atribuible a que no concurre a los supermercados y por eso no puede ver los precios, porque evita las apariciones públicas luego del escrache que recibió de parte de la gente en un viaje a Uruguay.

Es muy factible que el año que viene, por ser electoral, se incrementen los planes de viviendas. Es de esperar que así sea, pero que se reflejen en hechos concretos y no queden en simples anuncios.

Y también es esperable que se avance sobre la inflación, ya que, de lograrse este objetivo, es posible que, poco a poco, se recupere aquella cultura de inversión en ladrillos que muchos argentinos heredamos de nuestros padres y abuelos pero que actualmente no podemos implementar. Los números, por el momento, siguen siendo preocupantes.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA