Por Rosendo Fraga - Director del Centro Nueva Mayoría. - Especial para Los Andes
A horas del vencimiento del plazo para las alianzas, Macri rechazó la propuesta de que Massa sea su candidato a la Gobernación bonaerense. Fue Francisco de Narváez quien hizo pública esta posición al anunciar que renunciaba a dicha candidatura para realizar el último intento de un acuerdo Macri-Massa porque en caso contrario ganaría el kirchnerismo.
Pero el jefe de Gobierno parece haber pensando que finalmente en la segunda vuelta la polarización lo beneficiará, algo que no es seguro dado que el oficialismo nacional también se ha beneficiado de la polarización, como se ha hecho evidente.
El fracasado acuerdo Macri presidente-Massa gobernador resolvía además el problema electoral central del Pro: la falta de estructura y de un candidato ganador en la provincia de Buenos Aires, donde está el 40% de los votos efectivos.
Todavía un sector de la UCR trabaja en la alternativa de que Massa sea su candidato para gobernador bonaerense en las PASO del 9 de agosto, compitiendo con la candidata del Pro (Vidal). De esta forma, en Buenos Aires competirían Sanz presidente-Massa gobernador y Macri presidente-Vidal gobernadora. En este caso seguramente Macri se impondría a Sanz y Massa a Vidal.
Pero las rotundas afirmaciones del jefe de Gobierno porteño y sus voceros contra cualquier acuerdo con Massa hacen improbable que puedan prosperar este tipo de gestiones.
Por su parte, el ex intendente de Tigre anunció su decisión de presentarse para presidente, compitiendo dentro de un mismo espacio con el gobernador de Córdoba (De la Sota).
Sin acuerdo opositor, el oficialismo queda con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales tanto en las PASO de agosto como en octubre. Cuatro meses atrás, los encuestadores hablaban de un “triple empate” entre Scioli, Massa y Macri, con aproximadamente un cuarto de los votos cada uno.
A ello se agregaron las elecciones locales de abril, en las cuales el oficialismo nacional fue derrotado en cuatro de las cinco. Era un escenario en el cual el oficialismo parecía tener pocas posibilidades de ganar.
Pero la polarización en perjuicio de Massa generó el retorno al kirchnerismo de varios intendentes. Además, las dos elecciones locales de mayo (Salta para gobernador y las PASO de Chaco), mostraron al FPV ganando por más de 20 puntos sobre la oposición unida.
Durante mayo, la Presidenta se puso al frente de la campaña, alineó a los 14 gobernadores oficialistas y luego a los aliados; el Congreso del PJ le delegó la función de designar los candidatos; ella designó 2 para presidente (Scioli y Randazzo) y mantuvo sólo 3 para gobernador (Fernández, Domínguez y Espinoza) e impuso a sus candidatos presidenciales, que ella designará sus vicepresidentes, que mantendrán al ministro de Economía y que la Casa Rosada determinará las listas para el Congreso Nacional y el Parlasur.
Es así como en mayo el oficialismo se recompuso como alternativa competitiva para ganar las elecciones. El encuentro de la Presidenta con el Papa a comienzos de junio culminó así un proceso en el cual ella también recuperó la centralidad en la política.
En cuanto a las elecciones provinciales de junio, no permiten hoy un pronóstico claro a favor del oficialismo y la oposición. Hoy se vota para gobernador en Santa Fe y Río Negro.
En la primera provincia no está definido el triunfo entre el candidato socialista (Lifshitz) y el del Pro (Del Sel), con un candidato del FPV (Perotti) que ha resistido la polarización y de quien Reutemann, pese a estar aliado con el Pro ha dicho que es un buen candidato. En Río Negro, el gobernador Weretelnicke compite con el senador Pichetto, del oficialismo nacional.
Una semana después se eligen gobernadores en Mendoza y Tierra del Fuego. En la primera es probable el triunfo opositor, con una fórmula radical apoyada por todo el espectro opositor provincial y nacional. En la provincia más pequeña y más nueva del país no hay un alineamiento claro con la política nacional.
Pero el 22 de junio es la fecha límite para las candidaturas, las que serán el tema central de la política argentina hasta entonces. La Presidenta determinará entonces qué lugar ocupará ella en las listas, barajándose que sea primera candidata para legisladora del Mercosur o primera candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, o eventualmente ambas cosas al mismo tiempo.
Mientras tanto, el kirchnerismo trabaja sistemáticamente para aumentar su control sobre la Justicia, previendo que puede ser su punto débil después del 10 de diciembre.
Esta semana, la Cámara de Diputados de la Nación dio sanción definitiva a media docena de proyectos para la aplicación del nuevo Código Penal, que incluyen la ampliación de las funciones de la Procuradora (Gils Carbó), que está alineada con el kirchnerismo y tiene estabilidad en su cargo, la designación de jueces subrogantes sólo por el Consejo de la Magistratura -donde el kirchnerismo tiene mayoría- por un período de seis años, la ampliación de las atribuciones de los fiscales y la reducción correspondiente de las que corresponden a los jueces federales y la creación de una nueva Cámara de Apelación de Santa Cruz.
Paralelamente, la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados ratificó que investigará a toda la Corte por el delito de “falsedad ideológica” en la reelección de Lorenzetti y la subcomisión que investiga la salud de Fayt ya citó a dos peritos neurólogos para que den testimonio.
El Senado designa 40 jueces, fiscales y defensores oficiales, en su mayoría alineados con el oficialismo. Un senador opositor firmante del compromiso de no nombrar integrantes de la Corte este año (Rodríguez Saá) ha dicho que hace falta un acuerdo con el oficialismo para completar el máximo tribunal.
Frente a esta ofensiva, la Corte realizó una demostración de fuerza el miércoles 10 de junio, convocando a jueces y funcionarios judiciales para que asistieran a un acto en el que estuvieron sus cuatro integrantes en pleno. Lorenzetti los instó a mantenerse independientes y a resistir las presiones del poder.
En consecuencia, sin acuerdo Macri-Massa aumenta su posibilidad de ganar la elección, al mismo tiempo que avanza hacia un mayor control de la Justicia.