El stock actual de los créditos productivos en Mendoza ronda los 22 mil millones de pesos. De ellos, a fines del año pasado, un 40% aproximadamente correspondía a la Línea de Financiamiento para la Producción y la Inclusión Financiera (LFPIF), que el Banco Central comenzó a eliminar en forma progresiva y que desaparecerá en diciembre. Esta línea exige a los bancos (públicos y privados) del País a destinar un 18% de sus depósitos para créditos productivos a Pymes con tasas del 17% anual.
La Fundación Ideal advirtió que la eliminación de esta línea desata una coyuntura crítica para el financiamiento productivo.
En la provincia, las micro, pequeñas y medianas empresas disponen no sólo de líneas del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), sino también de financiamiento del Fondo para la Transformación y el Crecimiento (FTyC) como alternativas competitivas. Pero el informe elaborado por la entidad subraya que entre ambos aportan apenas el 7% del total de créditos productivos otorgados, por lo que el 93% restante dependerá de las elevadas tasas impuestas por el BCRA.
La tasa subsidiada anual de la Lfpif, ofrecida a través de 30 bancos públicos y privados del país y regulada por el BCRA, es del 17% anual. En tanto, en la actualidad, la tasa de referencia de la entidad bancaria nacional es de 40%. "La eliminación de la línea de crédito regulado genera un escenario financiero asfixiante y nocivo para las empresas pequeñas y medianas", plantea el reporte.
Y continúan: “La coyuntura de financiamiento para empresas se torna crítica. Esta situación amenaza los niveles de inversión en el sector pyme y la capacidad de crecimiento de la economía. Por ello, la coyuntura torna oportuno y urgente re configurar e implementar instrumentos que permitan que una fracción mayor de créditos productivos se mantenga al margen de los pisos de tasas que impone el BCRA”.
Es que además, opinan, los créditos de fomento de bancos públicos o las líneas recientemente creadas que intentan paliar la situación -el paquete de estímulo anunciado para las pymes por 33 mil millones de pesos, vía bancos BICE y Nación- están lejos de compensar el alcance y beneficio que brindaba la línea regulada por el BCRA sobre todo el sistema. Entre ambos, no alcanzan a cubrir el 20% del financiamiento que se está extinguiendo.
Eliminación progresiva
La línea de crédito para inversión productiva fue implementada por el Banco Central en 2012 para impulsar la actividad y favorecer el crecimiento productivo, en particular de las micro, pequeñas y medianas empresas. Si bien nació con el objetivo de fomentar la inversión a largo plazo, con el tiempo se flexibilizó y se fue destinando también a financiar capital de trabajo a través del descuento de cheques o facturas. En 2016 pasó a llamarse Línea de Financiamiento para la Producción y la Inclusión Financiera pero no mutó sus características.
Esta línea, señalan en el documento de la Fundación Ideal, era una de las pocas medidas que direccionaba una fracción de los fondos del sistema financiero hacia el sector de la producción. En el primer semestre de 2012, los bancos debían ofrecer este financiamiento por el monto equivalente al 5% de sus depósitos y a fines de 2017 el BCRA aumentó ese porcentaje al 18%.
De este modo, se generaba que las pymes, cuyo crecimiento depende estrechamente del acceso al crédito, pudieran contar con una herramienta accesible y competitiva de financiamiento. De hecho, subrayan en el informe, las empresas demandaban los cupos en su totalidad dado el atractivo de una tasa subsidiada que se encuentra muy por debajo de la de mercado.
En Mendoza, de un modo similar a lo que ocurrió en todo el país, la Lfpif tenía una participación de 12% en el conjunto de créditos otorgados a empresas cuando se implementó y llegó al 41% a finales de 2017. El stock de créditos de esta línea superó los 9 mil millones de pesos de un total de 22 mil millones -en el primer trimestre de 2018- de préstamos para financiamiento productivo.
Sin embargo, a fines del año pasado, el Banco Central anunció que iba a eliminar de modo gradual el cupo que debían prestar los bancos en 1,5 puntos porcentuales por mes hasta su desaparición total en diciembre de 2018. El argumento para justificar esta decisión fue que el subsidio de tasas provocaba fuertes distorsiones en el sistema financiero.
La Fundación Ideal reconoce que limitaba marginalmente la rentabilidad de los bancos, pero que esta se encuentra entre las más elevadas de la región y del mundo, ya que las entidades bancarias argentinas obtienen fondos baratos y realizan préstamos seguros a tasas altas. Asimismo, era un instrumento para fidelizar a los clientes pymes.