Scioli pelea para adentro y para afuera

Daniel Scioli se debate entre los cristinistas, que quieren una campaña que profundice las políticas actuales, y los sciolistas puros, que quieren establecer alguna separación para conquistar independientes. Qué hara Scioli con la Corte Suprema de Justici

Scioli pelea para adentro y para afuera

Por Carlos Sacchetto - csacchetto@losandes.com.ar - Corresponsalía Buenos Aires

Si el promedio de las encuestas que los candidatos presidenciales están leyendo este fin de semana reflejara lo que efectivamente va a suceder el 25 de octubre, a Daniel Scioli le faltarían al menos 4 puntos para consagrarse en primera vuelta. Uno de los gobernadores que sostienen la candidatura del bonaerense confió  que en el mejor de los sondeos encargados a una consultora que trabaja desde hace muchos años para el peronismo, Scioli oscila entre el 39 y el 41 por ciento, pero no pasa de ahí.

A seis semanas de la elección, y contra esos pronósticos, en el equipo de campaña del Frente para la Victoria están convencidos de que no será necesario el balotaje, pero no explican de dónde saldrán los votos que faltan. Como militares en una mesa de arena, juegan con los números y calculan que con la suma de las diferencias que obtendrán en las provincias del norte y la Patagonia, neutralizarán la escasez de votos que prevén en la franja del centro, en la que incluyen a Santa Fe, Córdoba y Cuyo.

Quedan afuera de ese primer esquema la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, escenario de la gran batalla. 
         
El discurso 

Cuando el análisis se interna en las razones políticas que determinan las conductas electorales, en el oficialismo hay dos miradas que en alguna instancia no coinciden. Los kirchneristas sostienen que la campaña debe profundizar todos los aspectos del modelo, incluidos aquellos que se les critican como la exagerada confrontación o el dogmatismo del relato.

A Scioli sus allegados no lo ven en ese papel, y como se trata de conquistar votos no propios, razonan que deben buscarlos en sectores moderados de clase media, con un discurso más amplio y conciliador.

Por encima de esas dos posiciones, sobrevuela un mismo interrogante que también comparte Felipe Solá, candidato a gobernador bonaerense por el Frente Renovador de Sergio Massa: ¿Cómo se explica que franjas de tradición peronista en el conurbano voten por María Eugenia Vidal, la candidata de Mauricio Macri?

Hay respuestas variadas, como que cae bien, tiene carisma, es sencilla o que las encuestas mienten. Pero Vidal, en los mismos sondeos que le dan un 41 por ciento a Scioli en todo el país, está hoy ganando la provincia de Buenos Aires por encima de Solá y de Aníbal Fernández.

Tiene asimismo en ese distrito más votos que el propio Macri, a pesar de la incómoda mochila que significa llevar como primer candidato a diputado nacional a Fernando Niembro, acusado de un hecho de corrupción que también salpica al jefe de Gobierno porteño.

Para un par de intendentes bonaerenses, sólo con votos peronistas puede explicarse el fenómeno Vidal. No descartan que muchos de los votantes de Julián Domínguez en la interna oficial que se dirimió en las primarias, prefieran hoy a la candidata de Cambiemos. De allí los esfuerzos sciolistas por recuperar caudal en el voto afectivo del peronismo, que también tiene que disputarle a Massa-Solá.

Es curioso, pero la suerte de Macri -hoy ronda el 31% en las encuestas-, parece depender de cómo le vaya a Vidal, y de que no haya en su caso corte de boleta. También Scioli le escapa a la  tijera, porque sabe que en muchos votantes y punteros propios Aníbal Fernández no califica.

La apertura

En ese cuadro electoral, el empuje de Massa entusiasma a sus seguidores porque apenas 4 puntos lo estarían separando de Macri, y creen que en un último impulso puede ser él quien acceda al balotaje. Pero hay otras cuestiones políticas que amenizan el camino hacia octubre y son las referidas a la no tan sorda disputa interna en el oficialismo.

En reuniones reservadas, figuras del sciolismo vienen adelantando lo que Daniel no estaría dispuesto a ofrendar en el altar del kirchnerismo si es elegido presidente. Un ejemplo tiene que ver con la Justicia y la conformación del Máximo Tribunal. Se asegura que la actual composición de la Corte Suprema no le molesta y que será él quien proponga al que falta para completar los cinco miembros. Agregan los informantes que si a fin de año, además, se retira el añoso Carlos Fayt, no tendría inconvenientes en solicitarle un candidato a la oposición.

Tanta generosidad de pensamiento, contrasta con la política que ha seguido hasta ahora el kirchnerismo, de cuestionar magistrados no alineados y crear una justicia militante. Pero lo más inverosímil es que el arquitecto de esa ofensiva no ha sido otro que Carlos Zannini, el candidato a vicepresidente que acompaña a Scioli.

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