Sátira y terrorismo

Sátira y terrorismo

Charlie Hebdo, el diario satírico de Francia, ensarta a personas de todas las religiones y antecedentes. Un cartón mostraba rollos de papel higiénico marcados con “Biblia”, “Torá” y “Corán”, y la explicación: “En el retrete, todas las religiones”.

Sin embargo, cuando hombres encapuchados atacaron sorpresivamente las oficinas de Charlie Hebdo en París con rifles AK-47, asesinando a 12 personas en el peor ataque terrorista en suelo francés en décadas, de inmediato muchos asumieron que los perpetradores no eran fanáticos cristianos o judíos sino más probablemente extremistas islámicos.

Indignados cristianos, judíos o ateos pudieran ventilar sus frustraciones por Facebook o Twitter. Sin embargo, si bien en principio no sabíamos exactamente quién había sido el responsable, el supuesto era que extremistas islámicos, una vez más, habían expresado su insatisfacción con balas.

Muchos preguntan: ¿hay algo sobre el Islam que conduce inexorablemente a la violencia, terrorismo y subyugación de la mujer?
Surge la pregunta porque, a todas luces, es como si musulmanes fanáticos mataran en nombre de Dios, desde el atentado con bombas en un tren de Madrid en 2004, que mató a 191 personas, hasta el asesinato de rehenes en un café de Sidney, Australia, el mes pasado.

Escribí el año pasado sobre una creciente vena de intolerancia en el mundo islámico después de que un valiente abogado y amigo paquistaní, Rashid Rehman, fuera asesinado por defender a un profesor universitario falsamente acusado de insultar al profeta Mahoma.
Una parte del terrorismo más sistemático en el mundo islámico ha sido la persecución diaria de cristianos y otras minorías religiosas, desde los bahaístas, pasando por los yazidíes, hasta los ahmadíes.

Después está la opresión de la mujer. De los últimos 10 países en el informe sobre la brecha entre géneros del Foro Mundial de Economía, cuento nueve con mayoría musulmana.

Así que, seguro, hay una vena de intolerancia islámica y extremismo que es el telón de fondo del ataque en contra de Charlie Hebdo. La revista fue atacada con bombas incendiarias en 2011 después de que una portada describiera a Mahoma diciendo: “100 azotes si no estás muriendo de risa”.

Antes, Charlie Hebdo había publicado un cartón mostrando a Mahoma llorando y diciendo: "Es difícil ser amado por idiotas".
Incidentes terroristas llevaron a muchos occidentales a percibir al Islam como extremista de manera inherente, pero creo que eso es demasiado superficial y simplista.

Pequeños números de terroristas logran llegar a los titulares periodísticos, pero no son representativos de una compleja y diversa religión con 1.600 millones de adherentes. Mi cuenta de Twitter rebosaba de musulmanes el miércoles de la tragedia que denunciaban el ataque; y notaron que musulmanes fanáticos dañan la imagen de Mahoma mucho más que el caricaturista más vituperador.

La gran mayoría de los musulmanes, por supuesto, no tiene nada que ver con la locura de ese tipo de ataques, con la excepción de que son las víctimas de terrorismo de manera desproporcionada. De hecho, los asesinatos de Charlie Hebdo ni siquiera constituyeron el ataque terrorista más mortífero este miércoles: un coche-bomba afuera de un colegio de policía en Yemen, posiblemente plantado por Al Qaeda, mató a 37 personas, cuando menos.

Una de las cosas que he aprendido en el periodismo es a estar atento a percibir el mundo a través de narrativas simples, debido a que, entonces, la nueva información es conectada mecánicamente a esas tramas.

En mis viajes de Mauritania a Arabia Saudita, de Paquistán a Indonesia, musulmanes extremistas me han compartido sus propias narrativas falsas, abrigadas profundamente, de Estados Unidos como un estado opresivo controlado por sionistas y decidido a aplastar al Islam. Esa es una caricatura absurda, y deberíamos tener cuidado nosotros mismos de no caricaturizar una religión tan diversa como el Islam.

Así que evitemos la creación de perfiles religiosos. El cristiano promedio no tuvo nada de que disculparse cuando fanáticos cristianos en la ex Yugoslavia participaron en actos genocidas en contra de musulmanes. Detractores del Islam no son los responsables de que un fanático antimusulmán asesinara a 77 personas en Noruega, en 2011.

Además, reconozcamos que las personas más valientes, que aman la paz en Oriente Medio y que están enfrentando a fanáticos musulmanes, a menudo son ellos mismos devotos musulmanes. Algunos leen el Corán y hacen estallar escuelas femeninas, pero son más los que leen el Corán y construyen escuelas para niñas. El talibán representa una variedad del Islam; Malala Yousafzai, la ganadora del Premio Nobel de la Paz, el polo opuesto.

Existe una historia de humildad, quizá apócrifa, en el sentido que le preguntaron a Gandhi: ¿Qué cree usted de la civilización occidental? Se supone que él respondió: “Creo que sería una buena idea”.

El gran cisma no es entre religiones. Más bien, es entre terroristas y moderados, entre aquellos que son tolerantes y quienes "otrorizan".
En Australia, después de la crisis de rehenes, algunos musulmanes temían ataques en represalia. Después, una ola de australianos que no eran musulmanes se puso a la altura de la ocasión, ofreciendo escoltar a musulmanes y garantizar su seguridad, usando el hashtag #IllRideWithYou en Twitter. Se publicaron más de 250.000 comentarios de ese tipo en Twitter; modelo de compasión de gran corazón tras ataques terroristas. ¡Bravo! Ese es el espíritu.

Vamos a pararnos con Charlie Hebdo, ya que la profusión de apoyo ha sido inspiradora. Denunciemos terrorismo, opresión y misoginia en el mundo islámico y en todos los demás lugares. Sin embargo, tengamos cuidado de no responder a la intolerancia de terroristas con la nuestra propia.

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