El bajista y vocalista Santiago Motorizado (en realidad Santiago Ariel Barrionuevo) junto a los guitarristas Niño Elefante (Gustavo Monsalvo) y Pantro Puto (Manuel Sánchez Viamonte), el baterista Doctora Muerte (Guillermo Ruiz Díaz) y el tecladista Chatrán Chatrán (Agustín Spassoff) viajaron este verano a los Estados Unidos para dirigirse junto al productor Eduardo Bergallo a los estudios Sonic Ranch, en el estado de Texas, a pocos kilómetros de las ciudades mexicanas de El Paso y Ciudad Juárez.
Allí grabaron "La síntesis O'Konor", su tercer álbum de estudio después de "La Dinastía Scorpio" (2012) y su disco debut de 2004, en el que se alejan bastante del estilo "exploitation" basado en el cine clase B que venía caracterizándolos hasta ahora.
En “La síntesis O’Konor”, la banda platense avanza en un pop rock más elaborado que, si bien sigue abrevando en las aguas del punk y el noise, esta vez se inclina más para el lado del krautrock (la electrónica psicodélica alemana de los años 60) y el dark, con canciones generalmente tristes y emocionales que hablan de desamor, rupturas, celos y traiciones.
Este es el material que la banda está presentando por estos días en México, en una gira que arrancó el pasado miércoles y que los llevará por 12 ciudades en el marco del Circuito Indio de bandas independientes diagramado por los creadores del Vive Latino. En agosto saltarán a España para presentarse en Burgos, La Coruña y Barcelona, con cuatro recitales; el 23 de setiembre estarán en Montevideo y en octubre ofrecerán tres conciertos en Buenos Aires.
-¿Por qué el título "La síntesis O'Konor"?
-En realidad no quiere decir nada. Se nos ocurrió hace un tiempo, era una frase que teníamos dando vueltas pero no habíamos tenido la oportunidad de bautizar un disco así y finalmente la terminamos eligiendo.
-¿Los dibujos de la tapa y el interior del cd son propios?
-Son fotos, que armamos con una fotógrafa amiga que se llama Florencia Petra. Yo tenía la idea de esto, de crear dos personajes medievales medio fantásticos, me copé con esa estética medio bizarra. Me puse a ver algunas películas como las de Conan que hizo Schwarzenegger, otra a la que en la Argentina le pusieron “Invasión Junk” y me empecé a copar con eso y hasta me compré dos espadas en un lugar especializado acá en la Capital Federal.
-Siempre estuvo presente el cine clase B en Él Mató...
-Sí, totalmente, siempre fue parte de la estética. Lo primero que sacamos fue “Tormenta roja”, que era un adelanto de primer disco, y había una imagen que eran unas motos saltando sobre una explosión y era un poco un tributo al cine de acción tipo “Duro de matar” y todo eso. Este va por otro tipo de cine, pero me gusta la idea de crear un universo, tengo la fantasía de hacer comics con esos dos personajes de la tapa para explicar qué es la “Síntesis O'Konor” en paralelo a lo musical, puede ser divertido.
-En este, disco en materia de letras, se te nota enamorado...
-Medio romántico y medio melancólico me parece que quedó. No quería que las letras fueran tan melancólicas pero salió así.
-¿Querían krautrock?
-Y también británico a full. Para mí es muy Go Neko (la banda bonaerense de electrónica psicodélica) y directamente a partir de eso más kraut, por lo menos era la intención. Me copa cuando me dicen algo que no nos damos cuenta y me descoloca. Me suena Go Neko, más que nada.
-¿Cómo hicieron para que perdieran el protagonismo las violas, que son siempre importantes en la banda? ¿Se pusieron a grabar maquinitas?
-Gusti grabó pianos, sintetizadores, grabó un tema en marimba y esto estuvo buenísimo. Históricamente la banda tuvo las guitarras muy al frente y con el tiempo se fue ordenando, antes era una cosa muy de acumular y acumular para que se generara una pared de sonido de guitarra que nos gustaba. Ahora eso ya está hecho, ya lo hicimos y empezamos a encarar desde otro lado. Las canciones estaban compuestas con otra forma y cuando empezamos a armarlas entendimos que había que dejar el espacio a otros sonidos, el bajo tiene una presencia que no tenía en otros discos.
-O sea, ustedes llegaron a la idea de Neu! (la poco conocida banda alemana de krautrock de los 70) y ahora van descubriendo que parece otra cosa.
-Siempre fuimos fans de Neu!, pero lo que hicimos siempre y seguimos haciendo son canciones. Las canciones te piden otras cosas, uno las empieza a plantear y van por otro lado. Nos gustaba esa mezcla, en algún momento de cuelgue homenajear a Neu! y el kraut que siempre nos gustó pero las canciones son canciones y entendemos que todo lo que se rodea tiene que ver con eso.
-¿"La Síntesis..." es el disco más pop de la banda?
-Puede ser, tiene momentos de pop bastante clásico. “Fuego”, la última canción, casi no tiene guitarras, está sostenida por los sintetizadores, el bajo y la batería y eso es algo novedoso que habíamos mostrado en “Madre”. Más allá de buscar el cambio también está la esencia de Él Mató. Él Mató puede sonar como Él Mató y prescindir de las guitarras. También Bergallo nos planteó poner la voz más arriba y, aunque tengo que ir a una profesora de canto y no estoy orgulloso de no haber ido, le dimos mucha bola a la voz y se nota que alcanzamos una calidez diferente a la de los otros discos nuestros.
-Las "luces mágicas" hacen mención a la ciudad y también "Alguien que lo merece". ¿Son las dos canciones más enfocadas en lo que provoca La Plata?
-Puede ser. No es planeado, pero hay algo muy melancólico en La Plata o le estoy echando la culpa de mi propia melancolía. La Plata es una ciudad que es bastante melancólica y tiene una energía buena, juvenil y para arriba, pero gracias a los estudiantes que vienen todos los años de todo el país o el extranjero, pero cuando se van todos en enero la ciudad es una cosa muy triste. No queda nada, desierto, humedad, en verano no se la recomiendo a nadie. También tiene una parte muy conservadora, se habla de la parte artística que le da una impronta muy juvenil y buena onda, pero tiene un costado muy conservador y choto que está muy presente y que se mezcla.
Lo mejor de la banda
A principios de este año, el elogiado quinteto platense con más de 15 años de carrera independiente y autogestionada partió a los Estados Unidos con la idea clara de grabar un disco influido por el kraut rock alemán y el grupo Neu!, bajo la batuta del productor Eduardo Bergallo y regresó con un discazo que muestra su lado más pop, con trazos de un dark muy The Cure y una actitud muy romántica de su líder, cantante y bajista Santiago Motorizado.
El disco se inicia con "El tesoro", que es una típica pieza dark, donde las guitarras juegan una partida más suave y se nota el crecimiento de la influencia de los teclados y las programaciones.
"Ahora imagino cosas" tiene una base bien dark, las guitarras parecen los primeros Strokes, mientras que la voz de Santiago va al frente grave hablando de traiciones de amigos, con un estribillo bien para arriba, que pelea por ser himno del disco con la actitud adolescente de "enfrentarse a todos" ya que no le importa si muere en esas peleas.
"La noche eterna" apela a guitarras casi suaves, la voz triste y melancólica, con un gran trabajo de los sintetizadores y del bajo para una hermosa canción de dark otoñal, casi en la línea de "Pictures of You" de The Cure. La letra tiene una interesante metáfora en la que habla de "derrumbar mi casa y empezar de nuevo", que podría hacer referencia a la decisión de la banda de cambiar su sonoridad.
La banda se desgarra al igual que su vocalista en "Alguien que lo merece", mientras que "Las luces" abre con las guitarras saturadas, chirriantes, mientras la base viene trepando desde atrás con la batería con un beat bien ochentoso hasta que gira a una serie de rulos épicos.
El tema que da título al CD arranca con un beat ligero, suave y la guitarra rasgueando cariñosa en un estilo a mitad de camino de los Smiths y New Order, mientras el piano electrónico y los sintetizadores juegan en un instrumental.
"Destrucción" tienen un inicio de bonito y dulce pop británico con una batería a tracción humana cubierta por una maquina de ritmos, las guitarras en sus momentos más dulces para construir la gema más pop en la carrera de Él Mató.
"Excalibur" tiene un arranque acústico con una letra breve de Santiago, que termina preguntándose "por qué", mientras rasguea una guitarra y los teclados aportan ruidos.
"El mundo extraño" apela a guitarras distorsionadas mientras la base suena bien 80's y Santiago se agita en la idea de conquistar a la chica con novio.
El final, con "Fuego", se inaugura con un trabajo conjunto entre los teclados y la batería, a la que se suma un bajo procesado y Santiago invita a una chica a disfrutar la noche.