Luego de dos años de preproducción, el 22 de junio Él Mató a Un Policía Motorizado publicó La síntesis O' Konor, el tercer LP de la banda en más de una década de existencia.
Sus diez canciones (de amor, celos, soledad, ruptura, desesperación y de confesiones) no sólo profundizaron la experiencia sonora de sus publicaciones anteriores, sino que resultaron una apertura hacia el exterior, un relanzamiento sustancialmente pop en el que claramente la banda se desvincula ya, parece que de forma definitiva, de los modelos sonoros del indie que los habían identificado en estos casi quince años de trayectoria.
Y ahora, el artista plástico, dibujante, compositor, bajista y vocalista Santiago Motorizado (líder del grupo ) no puede estar más feliz. Sin duda, ha sido un gran año para Él Mató... y su atmosférico La síntesis O’ Konor está, con mucho mérito propio, al borde de entrar a la lista de los mejores álbumes de 2017.
A la espera de actuar esta noche en el Festival BUE (en las mismas tablas de Arcade Fire, 107 Faunos, Thievery Corporation), mañana volarán a Mendoza para tocar con La Vela Puerca y los mendocinos de Pasado Verde, en el Espacio Cultural Le Parc, con entrada libre y gratuita. Antes, Santiago habló con nosotros.
–Están por cumplir quince años de trayectoria. ¿Te pinta eso de hacer balances, la nostalgia, o pasan de largo los aniversarios?
–En realidad no soy para nada nostálgico. Tampoco hago balances. Pero sí está presente darle valor a las cosas que fuimos consiguiendo. Eso de saber de dónde venimos te ayuda a darle valor a las cosas que te pasan. Todo fue muy complejo, muy difícil. Igual siempre fue hecho con mucho amor, intensidad y pasión por esto, por la música; entonces las dificultades y las complejidades uno las va sorteando de otra manera. Cuando uno hace las cosas que le gustan lo disfruta en todo sentido. Aunque sabemos que la parte aburrida se sabe que es necesaria, hay que empeñarse en disfrutar mejor las partes divertidas. Siempre pienso más en lo que hay para hacer, proyectar, canciones nuevas, discos nuevos, tapas nuevas, lugares a donde viajar. Ideas artísticas, estéticas. Eso. Lo que ya está listo, ya está. Las canciones dejan de ser tuyas y toman vida propia.
–¿Cuáles fueron las diferencias en el modo de grabar acá con Sonic Ranch para La síntesis O' Konor? ¿Fue riguroso? ¿Divertido? ¿Intimidante?
–Creo que está muy bueno salirse del hábitat natural en el que te sentís cómodo. Eso de sentir incertidumbre, algo de miedo, de ver que sea intimidante. Eso pensé yo cuando pasamos de los estudios caseros a los estudios más convencionales, o grandes, como fue ION. Pero ya sea ION o Sonic Ranch tienen algo de caseros también. A mí me han contado otras experiencias en otros estudios y hay que “fumarse” al dueño que te rompe las pelotas, a pesar de que uno está pagando el espacio de grabación. Más allá de esto, Sonic Ranch también tenía esa cosa casera. Está en el medio del campo y las casas de campo tienen ese clima medio desordenado, como fuera de tiempo. La parte tecnológica era súper moderna. Pero la casa, el día a día, todo muy impecable y hogareña y eso te hacía sentir como en casa.
–Hablás de cambiar de hábitat... ¿Eso influye también en la composición?
–Salir del estado de confort influye para bien, en las canciones y en el sonido. Eso te puede dar otra mirada. Nada hace pie en la verdad absoluta. Nuestra experiencia fue muy buena. Y fue sobre todo muy divertido.
–¿Cómo te llevás con esta transición entre lo virtual y lo analógico?
–Me acuerdo de cuando apareció aquella revolución del MP3; se habló mucho de la música libre, porque básicamente fue una amenaza directa a la industria. Recuerdo que estaba prohibido en internet el MP3. ¡Alucinante! Pero finalmente fue un amague de libertad pero siempre hay excluidos de esas pequeñas libertades que van apareciendo. Pero ahora digamos que la industria se las ingenió para generar un intermedio entre aquel momento de las descargas de música masiva y libre, a volver al consumo tradicional, como las plataformas digitales de ahora.
Nuevos tiempos, nuevas ondas
–¿Te gusta esta manera actual de "consumir música"?
–Yo disfruto de estos nuevos canales de difusión de la música. Porque por lo menos a las bandas independientes, como la nuestra, y las de amigos, de amigos de amigos, nos facilitó mucho las cosas, la difusión, la distribución. Creemos que con las redes sociales y estas plataformas se han creado una nueva herramienta. Igual esto ha generado, que frente a tanta información, debemos ingeniarnos para adaptarnos a estos cambios. Haciendo un paralelismo con otra época, se ha equiparado eso de la difusión. En estos últimos lanzamientos nuestros, ya con Spotify bien instalado como plataforma hegemónica de la música digital, a mí me gustó esa idea de que todos podían escuchar la nueva canción de El Mató, en simultáneo y en paralelo; ver cómo se repetía las opiniones en las redes. Podías leer los comentarios sobre la canción e interactuar. Fue algo nuevo, vivir un lanzamiento de esta forma fue para nosotros increíble. Fue hermoso. Intenso.
–¿Cómo llegaste a participar con tus dibujos en el proyecto literario de Walter Lezcano?
–Fue una idea de él. Básicamente nació porque él veía en las letras de Él Mató... un potencial de poemario. Para Walter era un libro de poemas y a mí se me ocurrió ilustrarlo. Nació así. Hay una idea que tengo de publicar las gráficas de la banda, los afiches, los dibujos de las portadas alternativas. Eso estaría buenísimo. Algún día lo voy a hacer.
–Observo que tienen prohibido, por el nombre de la banda, actuar en el Coachella y el Luna Park (cuyo dueño es la Iglesia Católica). ¿Eso les pesa? ¿Es un estigma?
–Que te censuren, la verdad que nos chupa un huevo. No tiene sentido que no te dejen tocar por el nombre de una banda. Es “cualquiera”. No tiene justificativo alguno. Pero bueno, es lo que toca y veremos cómo lo podemos sortear.
La ficha
Festival "Movistar Fri Music".
Actuarán: La Vela Puerca (Uruguay), Él Mató a un Policía Motorizado (La Plata) y Pasado Verde (Mendoza).
Día: mañana sábado, 16 de diciembre.
Hora: 17.
En: Espacio Cultural Julio Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).
Entrada libre y gratuita.