Santiago Lange el buscador de oro

Cuando se separó se mudó a un barco; allí vivió cuatro años. Sobrevivió al cáncer de pulmón y se repuso para dedicarse a su pasión. En su sexta participación olímpica conquistó la medalla de oro.

Santiago Lange el buscador de oro

Vivir en el agua. Esa frase puede resultar inverosímil para cualquier hombre pero Santiago Lange no es un hombre cualquiera. Esa frase es la más cercana a la descripción de la carrera deportiva de un personaje singular. "Me separé de mi esposa y viví en un barco. No tenía un mango, un amigo me prestó un barco y terminé viviendo cuatro años ahí..", contó alguna vez.

Lange coronó con un oro su sexta participación en un Juego Olímpico. Claro que con dos bronces en su poder, a él sólo lo obsesionaba el metal más preciado. Y al ansiado destello dorado llegó en la clase Nacra 17 junto a la rosarina Cecilia Carranza Saroli, el talento que eligió el gran velista argentino para su nueva aventura sobre catamaranes.

“Estos Juegos son muy emocionantes para mí. Nunca lloré tanto como la ceremonia inaugural que compartí con mis hijos”, explicó quien sólo recibe admiraciones y respetos en cada paso que da por la Marina da Gloria, el escenario para la concreción de un viejo sueño.

Es que Lange y Carranza Saroli llegaron a la Medal Race en el primer lugar y con cinco puntos de ventaja sobre Italia y siete sobre Austria. Traducido: apenas con el tercer puesto en la cancha de Pan de Azúcar el yachting argentino consiguió la primera medalla de oro de su rica historia.

Lo interesante de esta historia es que casi todos pusieron en duda la participación de Lange en las aguas de Guanabara cuando el año pasado un cáncer le quitó un pulmón pero no pudo contra su inmensa pasión de navegante y sus inconmensurables ganas de vivir. “Fue tremendo. Yo lo llevé al hospital en Barcelona cuando se descompuso. Jamás pensé que podría recuperarse y acá estamos”, había contado Carranza en la previa a Río.

Aquellos de 2015 fueron días complicados para la dupla subcampeona del mundo del año anterior porque todas fueron incógnitas. Sin embargo, mucho antes de lo imaginado, Lange estaba otra vez en su mundo, entre barcos, mástiles y velas, trabajando sobre ese proyecto del Nacra 17 que lo fascinó de entrada.

“Lo que veo en él es el ejemplo de que cuando alguien tiene una pasión, esa pasión la podés hacer todo el día. Nosotros somos los primeros en ir al agua para entrenar y eso es porque él siempre quiere mejorar. Me encanta navegar con Santi porque aprendo mucho todos los días”, contó Carranza a quien le temblaron las piernas cuando escuchó la propuesta de Lange de poner proa rumbo a Río 2016.

Entonces, ella dejó la clase Laser radial con la que fue 12° y 21° en Pekín 2008 y Londres 2012.

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