- Hola señor, ¿cuál es su nombre?
-Santiago... nnnman
-¿Cómo se llama? -insiste un médico.
-Santiago nnnman.
-No se le entiende el apellido.
-Santiago -responde el hombre y enseguida cambia de tema.
Desde el 10 de junio, un hombre de unos 50 años de edad está internado en la sala 3 del tercer piso de Clínica Médica del hospital Lagomaggiore.
Dice llamarse Santiago pero cuando menciona su supuesto apellido no se le entiende mucho. Llegó al hospital traído por una ambulancia del SEC con un cuadro de trastorno de conciencia; fue hallado en la vía pública. Primero estuvo en terapia intensiva pero con los días mejoró y fue enviado a Clínica, donde ya está en condiciones de ser dado de alta. Solo que falta un pequeño detalle para que eso ocurra: "Queremos saber quién es, porque no lo sabemos", dicen los médicos.
"Aparentemente su apellido terminan en 'eunman' o algo así pero hemos buscado con muchos apellidos similares como Neunman, Newman, Euman, Neuma, en fin, una infinidad de apellidos y no nos da con Santiago", cuenta la médica Soledad Lascano, a cargo de los residentes en esa parte del hospital.
Cuando le dieron una lapicera y un papel para que escribiera algo el hombre los devolvió con amabilidad. Luego le tomaron las huellas digitales para llevar las muestras al registro provincial y tampoco hubo suerte. "Sus huellas no aparecen en las fichas de registros policiales; se cree que es un indocumentado".
Recostado en su cama, vestido con una bata de hospital color celeste, con sus pelos un tanto desordenados, la doctora Lescano lo saluda: "Hola Santiago. Mirá, te van a sacar algunas fotos para ver si te vienen a buscar". El hombre observa al fotógrafo y responde: "Sí, ya me di cuenta". Al cabo de unas treinta tomas que el reportero gráfico le hace, Santiago comienza a mostrar su fastidio. "Bueno, ya está", dice entre dientes, entre los pocos dientes que tiene. "No quiero salir en los diarios", remata.
"Nosotros tenemos experiencia de gente en situación de calle que viene, pero siempre logramos identificarlos. El caso de Santiago sale de lo común", dice Lascano, quien aclara que al principio el paciente estaba con un cuadro de excitación psicomotriz por lo que necesitó sujeción mecánica ya que estaba agresivo y ni siquiera quería alimentarse.
A los cinco días de estar internado, Santiago comenzó a ser un poco más sociable. Pero no se le entendía lo que decía, "balbuceaba", coinciden los médicos; un poco porque también tenía unas lesiones herpéticas en la boca y eso complicaba todo. "Lo primero que se le entendió fue la frase "me quiero ir", recuerda Lascano.
Durante la semana siguiente, en el interrogatorio por parte de los médicos -en especial de la doctora Valentina Formaggia, quien lo tiene a su cargo-, la charla se repetía.
-¿Dónde estoy? - preguntaba Santiago.
-En el hospital. ¿Dónde vivís?
-¿Dónde estoy?
-En el hospital, somos médicos…
-¿Dónde estoy? -volvía a preguntar insistentemente el hombre.
En otra de las charlas diarias, durante la semana pasada, Santiago mencionó a un tal Raúl Sosa y los doctores se alegraron. "Un punto de referencia", aclamaron. Pero pronto la nebulosa volvió. "Primero nos dijo que era un hombre que le daba trabajo, después que era un hombre que trabaja con él en la cosecha de cebolla, y después dijo que era un amigo de él", rememora una de las profesionales.
Otro dato que entrega Santiago le imprime más intriga a la reinante: dice que nació en 1951, con lo cual tendría unos 67 años, pero su aspecto e incluso su estado físico es el de un hombre de menor edad.
"Nuestra tarea ya está hecha. El paciente está para el alta clínica. Pero como llegó de la calle, no cuenta con un estado social para llevar a cabo el alta. Si fue hallado en la vía pública y vino con un trastorno de conciencia, mandarlo de vuelta a no sabemos dónde es como ponerlo en riesgo nuevamente", aclara Lascano.
¿Conocido?
A partir de un pedido del Ministerio Público Fiscal, la foto de Santiago fue enviada a los medios de prensa con la idea de dar con alguien que lo conociera. El viernes, un joven de 20 años llamado Exequiel dijo conocerlo. "Vive en el barrio 25 de Mayo de Las Heras y está en situación de calle, a veces desaparece por un mes y vuelve. Vive de la limosna o a veces hace changas", dijo el joven. Pero cuando le preguntaron todo eso, Santiago se encogió de hombros.
Sano y bien comido, Santiago sigue en la cama 3 al lado de otros internados, con los que no interactúa. No le da importancia al Mundial de Fútbol y se pone irascible cada vez que los interrogatorios se hacen más extensos de lo que él desea. "No ejerce violencia física", aclara la doctora Formaggia.
Y cuenta que todas las ocasiones en que se comunica con su paciente son a partir de la iniciativa de ella o de los otros médicos. "Santiago nunca inicia una conversación", dice la joven médica.
En el hospital hay voluntarios que afeitan o bien les cortan el pelo a algunos pacientes parias, como lo es Santiago. Pero el hombre se rehúsa a dejar su look de homeless y no ha permitido que las tijeras solidarias de los voluntarios se le acerquen.
Con cara de fastidio a causa de la cantidad de fotos que le sacaron, Santiago toma un respiro para contestar las últimas preguntas.
-¿De dónde es?
-De Argentina.
-¿Usted está solo?
-Yo soy solo -dice, y se tapa con la sábana.
Trastorno de conciencia
El término trastorno de la conciencia/alteración de conciencia se refiere tanto a una alteración del nivel de conciencia (obnubilación, estupor, coma, etc.) como a una alteración del contenido de la conciencia (desorientación temporal o espacial o dificultad del mantenimiento de la atención).