"Detesto hacer fotos”, avisa Santiago Del Moro (36), mientras debate con el fotógrafo por qué eligió ese lado para iluminar el retrato. El tipo que asegura estar un tercio de su día al aire -entre tele y radio-, no deja lugar a la imprevisibilidad.
Su furiosa rutina no se lo permite. Al frente de “Infama” (hace siete años) y de “Intratables”, además de liderar la primera mañana de la FM con “Mañanas campestres” (con Pop, en el 101.5), el conductor se hizo tiempo y espacio para lanzar su libro “Intratable”, lo que convoca.
Desde el programa por el que todo político quiere pasar, Del Moro logró salirse del mote de “conductor bizarro” que tan bien le calzaba en los iniciáticos “Countdowns” de Much Music.
Y ahora deja “Infama”, el ciclo con el que se metió de lleno en el mundillo mediático farandulero y ganó popularidad. Será sólo un impasse veraniego, un descanso después de un año ajetreado.
- ¿Qué significa "Infama" para tu carrera?
- Sin “Infama” nunca hubiese podido hacer “Intratables”. Lo haría toda mi vida y sería el más feliz del mundo. Es como dejar mi casa (es de Tres Algarrobos, Buenos Aires). Yo lo reivindico. Soy un defensor del género.
- ¿Cómo conseguiste que todo político quiera pasar por "Intratables"?
- Creo que es un programa bisagra. En “Intratables” se habla fácil, los políticos obtienen el gran beneficio de que los vea otro público. Hizo entretenida la política.
Es un producto fresco y fácil de decodificar, porque pasa por mi tamiz. Yo no vengo del palo político, ni pretendo ser un periodista político. Yo soy un conductor de televisión. Mi objetivo es hacerlo entretenido. Hoy me toca hacer un programa de actualidad. Por ahí el año que viene me toque hacer un programa de juegos.
- ¿La política se farandulizó o la farándula se politizó?
- Un poco y un poco. Creo que los políticos se dieron cuenta de que las próximas elecciones se van a dirimir en un estudio de televisión. Antes, un político tenía que recorrerse el país de norte a sur.
Hoy con eso no alcanza, esa es la manera vieja de hacer política. Obvio que existen las redes sociales y el cable. Pero la televisión de aire sigue teniendo una potencia desmesurada, gigante. Está más viva que nunca.
- Sos un conductor que disfruta del minuto a minuto. ¿Qué pensás de los que reniegan de eso?
- El que reniega del minuto a minuto te miente. A mí me toca remar programas con números bajísimos. El rating pasó a ser parte de la gente, es casi de uso público. Y te permite seguir vivo en este medio.
Por eso, renegar del rating es no entender la televisión de hoy, no entender el negocio. Porque la televisión es un negocio. Es como poner una zapatería y que no te importe vender zapatos.
- ¿Te gustaría pegar el salto a Telefé o El Trece? ¿Es un paso necesario para un conductor?
- Mirá, a mí me han llamado de otros canales. Pero América me permite hacer uno de los programas más interesantes de los últimos tiempos. Estar en el horario central hablando veinte minutos con una madre de Plaza de Mayo, un laburante despedido de Lear o un candidato a presidente de la Nación, no te lo permite otro programa.
Y pienso, ¿dónde voy a estar mejor? Ahora me ofrecieron firmar por diez años. Me da un poco de paranoia porque es como casarme con el canal. Pero soy muy feliz acá.
- ¿Es cierto que te ofrecieron "Gran Hermano" y te peleaste con Rial?
- No. “GH” no se va a hacer. Con Rial nunca tuve un problema. Es como una pelea súper atractiva para el morbo ajeno. Si yo pude crecer en el canal, fue porque él lo permitió. Porque él tiene el programa uno de espectáculos.
- ¿Te ves ocupando su lugar?
- Yo no quiero ocupar el lugar de nadie. Yo voy a hacer mi camino. Creo que cada conductor tiene su marca registrada. Yo de chico los miraba a todos, pero nunca quise ser como ninguno. Yo siempre quiero ser como yo. Forjar mi estilo. Creo que lo que le aporté a la conducción es el timing del videoclip.
Esta ansiedad al aire de cambiar de tema vertiginosamente, de abrir sin apertura ni editorial. Yo voy directo al grano. Pertenezco a la era directa de los 140 caracteres. La gente no escucha más un disco, escucha un tema. Hay que darle todo más procesado. No hay tiempo que perder. Es: “Al maldito punto”.
- El otro día hiciste pelear a Scioli con Massa, fuiste el primero que habló con Agustina Kampfer tras separarse de Boudou. ¿Sentís que la actualidad pasa por vos?
- No sé. Es estar un poco en el lugar indicado. Lo de Scioli, pusimos al aire un material periodístico y él lo tomó como una campaña en contra. Agustina Kampfer eligió el lugar para hablar. Yo ni la conocía. Creo que le dio una señal al Gobierno y al medio para decir que quiere volver. Se la nota profesional y muy seductora. Sería genial que esté en “Intratables”.
- ¿A qué político te gustaría tener en "Intratables" que todavía no fue?
- A Cristina. O a Máximo. Sé que no vendrían nunca, pero me encantaría entrevistarlos.
- ¿Cómo te llevás con el éxito?
- No es falsa modestia, pero como sé que tarde o temprano las luces se apagan, esta carrera me va a abandonar. Es así, uno se termina yendo. Hoy le sirvo a mucha gente y las puertas se abren, pero sé que se cierran.
Yo trato de correr a la par del tiempo, aggiornarme. Mirtha Legrand es el ejemplo de que no todo es cuestión de edad. Dalmiro Sáenz me dijo una vez: “No hay nada peor que un joven viejo”. Y fijate Mirtha, con sus casi 90 años, dando batalla y a la vanguardia de todo.
- ¿Es el secreto para mantenerse?
- Cuando entrás a los medios, la gente te adopta. La televisión te expone y la radio te acerca. Esa comunión puede durar de por vida. Pero si no te aggiornás, la gente empieza a desconocerte. Mirtha es un extremo.
Pero mirá a Tinelli: pasó los 50 totalmente aggiornado. Hay conductores que saben por dónde va, y otros que en un momento no supieron de qué hablar. Espero que no me pase.
Ping Pong político y farandulero
- ¿Rial, Tinelli o Fantino?
- Rial. Yo sé lo que es salir al aire en un programa de espectáculos teniendo poco. Y Rial hablando solo, parado en un estudio, te quedás a verlo.
- ¿Luli o Granata?
Por su personalidad picante, Granata. Pero Luli está buenísima. Así que Redrado se debería quedar con las dos.
- Twitter: ¿banalidad pura o medio de comunicación?
- Medio de comunicación. Twitter es maravilloso: es desmesurado, visceral, guarro, catárquico.
- ¿Scioli, Massa o Macri?
- No creo en nadie. Yo puedo hacer “Intratables” porque creo en la política como poder transformador. Pero nunca pude militar por nadie porque le veo los hilos a todos. Yo lo vivo como un reality show personal para saber a quién votar.
-¿Jonathan Viale o Brancatelli?
- Son distintos. Jonathan es el periodista sub 30 más brillante de la tele. Nadie está más informado que él. Brancatelli tiene sus convicciones y yo lo respeto. De Brancatelli soy más amigo que de Jonathan. Son grandes personajes.
Historia de un "outsider"
“Intratable: mi vida y la tele minuto a minuto” (Planeta), no es una autobiografía. ¿Qué, entonces?: “Empiezo contando mi recorrido, que es muy distinto a tantos que trabajan en la televisión -explica Del Moro-.
No es una autobiografía porque no tengo el recorrido como para hacerla. Pero sí cuento la manera en que pasé de soñador y fanático de la tele, a concretar mi sueño de llegar. Esa es la primera parte. En la segunda, cuento mi experiencia con los políticos. Cómo viniendo de otro palo, casi como un ‘outsider’, llego a ‘Intratables’, este programa que es netamente de actualidad y político”.