Santa Rosa: entre el mito y la ciencia

Desde la Meteorología indican que en esta fecha son poco probables las lluvias en zonas “muy secas” como Mendoza. Y advierten que es normal la entrada de una masa de aire frío desde el Atlántico.

Santa Rosa: entre el mito y la ciencia

El mito con tintes religiosos ya se ha convertido prácticamente en una tradición de cada 30 de agosto, y da fe de la renombrada Tormenta de Santa Rosa.

Según el ideario popular, el penúltimo día del mes -en coincidencia con la celebración del día de la “Patrona de las Américas”- viene acompañado con una fuerte e intensa tormenta, que también ha sido bautizada con el nombre de la religiosa. Y si no es el 30 propiamente dicho, al mencionado fenómeno “se le permite” irrumpir cinco días antes o algunos días después.

No obstante, y más allá de cualquier creencia, lo cierto es que esta tormenta no siempre es tal y se trata, en realidad, de un fenómeno climatológico muy común para la época del año (tampoco responde a un único día) ya que confluyen los últimos días del invierno con el advenimiento de la primavera.

“Es normal que se genere este fenómeno en esta época del año. Se trata de la entrada de un anticiclón proveniente del Atlántico que viene del Sur (de la altura de la Patagonia) y todo su arrastre. Es una masa de aire frío que viene desde el Sur y ocupa todo el país”, explicó Diego Araneo, del Programa regional de Meteorología del Conicet, y agregó también que tiene todo un sustento científico que nada tiene que ver con lo religioso o místico.

Incluso, y según el pronóstico, este domingo el día asoma caluroso (después del Zonda que según pronostican bajaría al llano hoy por la tarde), mientras que el lunes podría estar ingresando un frente frío -una fija después del Zonda-. Pero en ninguna de las proyecciones se vislumbra una fuerte tormenta ni para el domingo, ni para los días posteriores.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de acuerdo a mediciones registradas entre 1906 y 2012 (107 años), sólo hubo siete tormentas de Santa Rosa (contando las registradas el mismo día): en 1955, 1971, 1980, 1991, 1992, 1993 y 1999.

Si se suman las registradas teniendo en cuenta los cinco días de “margen de error”, la efectividad tampoco acompaña al mito. Sólo en 58 oportunidades (54% de los casos) hubo lluvias en los días próximos al 30 de agosto y no siempre fueron tormentas.

Los registros
Para Araneo (del Conicet), la realidad es que se trata de un fenómeno que se registra climatológicamente y que tiende a asociarse con cuestiones religiosas. "También pasa con el Veranito de San Juan, que son los primeros días de calor después de frío intenso. Pero esto no tiene asidero científico", sintetizó el investigador.

Teniendo en cuenta la proximidad de la conmemoración, el Departamento de Climatología del SMN elaboró un informe con las precipitaciones registradas en Buenos Aires en el lapso comprendido entre el 25 de agosto y el 5 de setiembre de los últimos 107 años. Y los resultados no hacen más que confirmar la teoría del mito.

Fueron sólo siete los 30 de agosto en que hubo tormentas para el día de la Santa patrona, y en la mayoría de los casos, la precipitación no pasó de los 30 milímetros. En 1955, la lluvia se prolongó del 29 al 30 de agosto, con 33,4 milímetros acumulados. El 30 de agosto de 1971 llovieron 14 milímetros, mientras que ese mismo día de 1980 llegó a 12 milímetros.

En la década del ‘90 fue cuando más veces se cumplió esta superstición y cuando mayor cantidad de agua precipitó. En 1991, entre el 30 de agosto y el 2 de setiembre cayeron más de 30 milímetros; mientras que en el ‘92 en tres días -del 29 al 30 de agosto- la acumulación llegó a casi 54 milímetros (uno de los mayores registros).

En esos mismos dos días de 1993, en tanto, precipitaron 42 milímetros. Y entre el 30 y el 31 de agosto del ‘99, la precipitación fue de casi 25 milímetros.

La Patrona

Santa Rosa de Lima, considerada la “Patrona de las Américas”, fue el nombre con el que pasó a la historia la religiosa Isabel Flores de Oliva, quien encabezó las oraciones en 1615 ante la llegada de piratas holandeses al puerto de Lima (Perú).

Fue el 30 de agosto de ese año que una tormenta inesperada hizo desistir a los invasores de concretar su misión. Años más tarde, la leyenda de que la tormenta se repetía cada año en la misma fecha se popularizó en gran parte de la Argentina, incluso en lugares muy secos donde las probabilidades de lluvia son nulas (como es el caso de Mendoza).

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