Con la elección de la intendenta que finalizará el mandato del ex jefe comunal, Santa Rosa vivió el domingo la máxima fiesta de la democracia. La ciudadanía del departamento tuvo la oportunidad de elegir, con libertad y sin presiones, a quien conducirá los destinos del departamento durante los próximos dos años y porque tanto en la campaña electoral como durante el acto comicial el comportamiento de la gente y de los propios candidatos fue ejemplar, sin ningún tipo de agresiones, con planteos de elevado nivel centrados sólo en lo que cada uno ofrecía como eje de su propuesta. D
e continuar la situación y de cumplirse lo afirmado por la nueva intendenta, en el sentido de que existe en Santa Rosa una excelente relación entre oficialismo y oposición, podría esperarse que la elección pueda servir para superar muchos de los viejos vicios de la política.
Lo sucedido el domingo contiene distintos aspectos que merecen consideración. Por ejemplo, el hecho de que por primera vez desde 1983 a la fecha el radicalismo pudo ganar una elección en el departamento, gobernado preferentemente por el peronismo con algunos períodos del Partido Demócrata. De allí que resultara aceptable que el radicalismo en pleno se sumara a los festejos, dejando de lado cualquier diferencia interna.
También por primera vez en la provincia fueron dos mujeres a la elección final, lo que dejó en evidencia que en lo que se refiere al "sexo débil" no siempre se trata de "cupos" para ganar espacios en la política, porque con capacidad, talento y dedicación las damas logran acceder a los cargos superiores, como ya ocurrió con una presidenta de la Nación que fue reelecta, varias gobernadoras y una vicegobernadora, como sucede actualmente en la provincia.
El tercer aspecto a considerar es el del voto electrónico. En Santa Rosa dio muy buenos resultados. No hubo inconvenientes por parte de la ciudadanía y el escrutinio final se simplificó sustancialmente, conociéndose los números finales a poco de finalizado el comicio.
El cuarto tema, el más importante de todos, se centró en un verdadero ejemplo de democracia que se vivió durante los últimos tiempos en el departamento porque en la salida del ex intendente Sergio Salgado, generada por irregularidades en el manejo de la comuna, se cumplieron todos los pasos legales, con la asunción de la titular del Concejo Deliberante y el inmediato llamado a elecciones para cubrir el mandato constitucional del ex intendente.
Si bien se trató de uno de los departamentos considerados "chicos" por la cantidad de habitantes, no quedaron dudas de que las campañas pre electorales, tanto para las PASO como para la elección general, se basaron priorizando el interés de los ciudadanos y hasta en un diálogo directo con la gente, en las permanentes recorridas que efectuaron los candidatos.
Por diferentes circunstancias, Santa Rosa se convirtió en uno de los departamentos relegados en el interior provincial. El crecimiento económico se produjo a cuenta gotas y por ese motivo también el municipio devino una de las pocas fuentes de trabajo. Recién en los últimos años se ha observado un crecimiento en el plano de la ganadería de las zonas áridas, a lo que se suma el incremento de emprendimientos conformados por viñedos de muy buena calidad.
Pero queda mucho por hacer. En los últimos meses hubo una importante inversión en la construcción de servicios en los principales centros poblados, a lo que se sumó un manejo controlado de las arcas comunales, mientras la propia intendenta electa ha destacado también la actitud positiva de la oposición en el Concejo Deliberante. Santa Rosa y su gente merecen que tanto funcionarios como la dirigencia política en general dejen de lado aquellos viejos vicios que tanto mal hicieron al departamento, a la provincia y también al país.
