La nueva política monetaria lleva dos semanas en ejecución y sus resultados sobre la inflación comenzarán a verse recién en diciembre, pero las autoridades del Banco Central están convencidas que ahora sí, el plan funcionará.
Si bien les tocó lidiar con un reajuste de precios relativos muy atrasados, las estrategias de Federico Sturzenegger y Luis Caputo no funcionaron: el país terminará este año con el peor nivel de inflación desde 1991.
Guido Sandleris, el tercer presidente del Banco Central en cuatro meses, está al mando de un programa diseñado por el Fondo Monetario Internacional (FMI): consiste en secar la plaza de pesos, con una tasa real positiva, para bajar la volatilidad y reducir la inflación.
Sandleris deberá recorrer en los próximos días (aún no hay fecha) los mil metros que lo separan del Congreso para explicarles a diputados y senadores el avance de la Política Monetaria, tal cual lo exige la Carta Orgánica del Central y por reclamo de la oposición.
Los bloques oficialistas en la Cámara de Diputados y el Senado acordaron avanzar en un pedido conjunto de audiencia para que Sandleris acuda a un plenario. Y el presidente de la comisión de Presupuesto en la Cámara baja, Luciano Laspina (PRO), confirmó que acordó la convocatoria de Sandleris con su par del Senado, Esteban Bullrich.
En el directorio de la entidad monetaria advierten que es muy pronto para evaluar el éxito o fracaso de este nuevo plan. Pero están confiados y son optimistas respecto del impacto en la inflación y la eliminación de la volatilidad. Y eso transmitirá Sandleris a los legisladores.
La profundización de la recesión económica, el aumento del desempleo y de la pobreza hoy no es la preocupación principal. Y lo admiten: "Es la inflación". Aseguran que es el precio que hay que pagar para resolver "problemas estructurales" de la macroeconomía.
A tres años de haber asumido, en el Banco Central siguen la línea del Poder Ejecutivo: la culpa de todos los males la tiene el kirchnerismo, que dejó un déficit de 6 puntos del Producto Bruto Interno y una inflación superior al 25%, con tarifas congeladas durante una década.
El presidente de la autoridad monetaria explicará a los diputados y senadores por qué convalidó que el mercado lleve la tasa de interés de referencia al 72%, doce puntos más que el nivel en el que la dejó Caputo.
Pero destacará que la tasa no siempre sube, y marcará el descenso de la última semana.
También mostrará la forma en la que se calmó el mercado cambiario tras seis meses cinco meses de “baile”, con una baja del 12,5% en el precio del dólar.
En la primera semana, vencieron $432.853 millones de Leliq, se adjudicaron $435.934,9 millones, por lo que hubo una expansión monetaria de $2.873 millones. La tasa promedio (de referencia) pasó de 67.175% a 73.314%. En la segunda semana fue distinto: vencieron $435.934,9 millones en Leliq y adjudicaron $453.024 millones, por lo que hubo una absorción de $10.613 millones. La tasa promedio fue a la baja, de 73.524% a 71.997%.
Sandleris dirá que el objetivo de esta política monetaria tan dura es el de volver a anclar la nominalidad de la economía, lo cual se había perdido por la carrera espiralizada de precios y tasas en la que había caído el país.
"Venimos de seis meses de corrida, con fuerte volatilidad, había que frenarlo. Y lo estamos haciendo: hace un mes la gente se preguntaba todos los días cuánto iba a estar el dólar. Hoy ya no pasa", se escucha en los pasillos del Banco Central.
Sostienen que la recesión en la que cayó la Argentina no es producto de la actual tasa de interés, sino de los seis meses de "baile financiero" que hubo. Ahora, se va a estabilizar la situación y a partir de ahí se construirá un camino para que la tasa baje, afirman.
Lo colaboradores de Sandleris dicen no temer que la inflación termine montándose sobre la tasa de interés. Sostienen que eso es justamente lo que se cortó con el plan del FMI digitado por Sandleris, evitando una espiralización definitiva.
En el seno del Central piensan que "la gente o las pymes" no tienen problema en "bancarse" una tasa superior al 70% sino que lo que no se iban a "bancar" es que "se fuera todo a la mierda".
Y para quienes critican la estrategia actual tienen dos respuestas: los argentinos perdieron la perspectiva de la espiralización que estaba teniendo la inflación en medio de una crisis sobre la que nadie sabía dónde iba a terminar.
En segundo lugar, responden que no hay que comparar el actual escenario contra uno ideal de tasas bajas y créditos para todos. "La tasa del 70% es nominal, no real. Si se anualiza la inflación de septiembre (6%) es casi un empate", afirman en la entidad.
Sandleris y el directorio del Banco Central consideran que la estabilidad cambiaria y de tasa va a comenzar a traducirse en una baja de la inflación. Pero como la política monetaria tiene un lag (retardo) de dos meses, los resultados empezarán a verse a partir de diciembre.