San Vicente de la Barquera, situada en la costa occidental de Cantabria (España), es una villa histórica rodeada de un privilegiado entorno, en pleno Parque Natural de Oyambre. Este parque es un compendio de todas las posibles formaciones geológicas de la Cornisa Cantábrica; playas y dunas, estuarios, praderas y acantilados, en un paisaje glorioso, perfectamente conservado, cuyo valor aumenta día tras día por ser único e irrepetible.
Esta villa, eminentemente marinera y pescadora, cuyo puerto fue y sigue siendo el corazón de la actividad de los barquereños, cuenta además con magníficas playas de distintas personalidades.
En el patrimonio arquitectónico de San Vicente de la Barquera destaca su Puebla Vieja, declarada Conjunto Histórico Artístico, entre cuyos edificios más significativos se encuentra el Castillo del Rey, del siglo XIII, uno de los pocos que se conservan en la Cornisa Cantábrica, la Torre del Preboste, o el hospital de la Concepción, mandado construir por el Inquisidor Corro, en cuya casa familiar se encuentra el actual ayuntamiento. Su estatua funeraria, una verdadera joya renacentista, puede visitarse en la iglesia gótica del siglo XIII de Santa María de los Ángeles, Monumento Nacional desde 1929 situado en lo alto del pueblo.
La villa de la luz
San Vicente de la Barquera tiene una luz especial. Rodeada por los brazos de la ría, como anchos estanques de espejo, su luminosidad alegra las jornadas de playa, los paseos, el ambiente de un pueblo que, acostumbrado a los rigores del mar, conoce bien el valor de saber disfrutar cada momento. Las animadas calles y parques son un canto cotidiano a la vista.
Las fiestas más señaladas de este lugar, son de carácter marinero y mariano: la Virgen del Carmen, la fiesta de la Barquera, y sobre todo la Folía, que suele ser el segundo domingo tras la Semana Santa, con una espectacular procesión que comienza en tierra y termina en alta mar. San Vicente cuenta también con un veterano Certamen Internacional de la Canción Marinera, que cada año a principios de julio convierte la villa en capital de la música coral.
Como todas las villas marineras, San Vicente de la Barquera cuenta con una gran tradición gastronómica basada en los productos frescos del mar, que se puede degustar en cualquiera de los muchos restaurantes y tabernas que hay en la localidad.
Quien visita San Vicente de la Barquera no puede dejar pasear un lugar tradicional y familiar llamado "El Bar Colon", uno de los restaurantes más icónicos del lugar con porciones generosas, sabrosas y con verdaderos sabores tradicionales.
Dentro de las comidas tradicionales de esta villa marinera encontramos "el sorropotún", un plato típico marinero elaborado a base de papas, cebollas y bonito que cocinan los pescadores cuando salen a faenar durante la costera del bonito del Cantábrico.
Otros productos típicos de la zona son los sobaos pasiegos, un producto de repostería característico de toda Cantabria, y las corbatas, originarias de Unquera un pequeño pueblo muy cercano de San Vicente de la Barquera.
En cuanto a las bebidas, tanto en Cantabria como en toda la zona norte de España el calimocho es, sin duda, una de las más características. Este brebaje, resultado de la mezcla de vino tinto y cocacola, se ha convertido desde hace muchos años en la bebida insignia de la zona norte de la península ibérica.
El Soplao
Otras de las maravillas que se puede visitar, quien viaja a San Vicente es La Cueva El Soplao, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación de las minas de La Florida, está considerada una de las grandes maravillas de la geología, atesorando un paraíso de espeleotemas (excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, etc.).
El Soplao constituye un deleite para todo el que se acerque a visitarlo, que podrá disfrutar de un recorrido que sorprenderá por la espectacularidad, abundancia y diversidad de sus formaciones excéntricas, que son las que hacen del Soplao "Una Cavidad Única".
Además de su valor geológico, la cueva y su entorno albergan un excepcional patrimonio de arqueología industrial minera, con más de 30 km de galerías, castilletes, hornos de calcinación, lavaderos, etc. Las labores mineras se orientaron a la extracción de zinc y plomo.
Una recreación de tren minero nos traslada, a través de la galería minera de La Isidra, hasta llegar a la cueva.
Una vez allí, se realiza un circuito a pie a través de diversas galerías y salas. La iluminación, los colores, los efectos sonoros y la atmósfera que se respira inolvidable. A la experiencia geológica se une la minera; galerías y arqueología industrial mineras.
San Vicente de la Barquera, como dice la canción “más bonita que ninguna de las villas marineras”.