San Rafael: un laboratorio arqueológico único

La UTN San Rafael y el Museo de Ciencias Naturales compraron un novedoso equipamiento que permitirá fechar restos antiguos y analizar alimentos consumidos por los primeros pobladores del sur. En 2 meses estará funcionando.

San Rafael: un laboratorio arqueológico único

Antes de fin de año comenzará a funcionar en San Rafael un laboratorio de isótopos estables de ciencias ambientales que permitirá el desarrollo en diferentes ramas de ciencias como arqueología, agronomía, geología y otras especialidades, a través del rastreo de las señales químicas que quedan en las cosas.

Es que este laboratorio, para el que fue necesario adquirir aparatología de última generación, será uno de los pocos de su tipo en toda América Latina, lo que colocará a San Rafael en un lugar privilegiado dentro de este tipo de investigaciones.

Se trata de un espectrómetro de relación isotópica que permite -entre otras cosas- a los arqueólogos datar la antigüedad de los hallazgos, por ejemplo a través de algunos elementos químicos como el carbono 13 o el 14.

También para realizar control de calidad de alimentos, ya que se puede trazar la procedencia y composición de los alimentos o certificar calidad en vinos, miel y aceites de oliva, porque evidencia si hay adulteraciones.

Para los investigadores locales permitirá conocer qué comían los antiguos pobladores del sur mendocino, incluso de dónde tomaban agua, y otros hábitos como la utilización de la agricultura, la incorporación de alimentos que no eran de la región o por qué se establecieron en una región y no en otra.

Uso académico y productivo

Este equipamiento, si bien fue adquirido para ser instalado en el sur provincial por los estudios que realiza hace tiempo un equipo de investigadores del departamento de Antropología del Museo de Historia Natural de San Rafael (encabezados por Gustavo Neme y Adolfo Gil), funcionará en un espacio preparado especialmente en las instalaciones de la Facultad Regional San Rafael de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Desde allí brindará servicios tanto a usuarios académicos (investigadores) como para el sector privado de distintas ramas productivas (como la alimentación) o de servicios (como el petróleo).

“Los organismos durante su vida incorporan esos elementos del medio en el que están, por ejemplo el isótopo del agua del lugar donde se toma. Cada 10 años se renueva esto, entonces en los huesos humanos tenemos 10 años de elementos incorporados de nuestra comida, lo que bebemos, respiramos”, explicó Neme a Los Andes.

“Así podemos reconstruir el lugar donde vivieron y, si se movían las poblaciones, entre qué lugares lo hacían”, agregó.

Con los isótopos de carbono se hace lo mismo con plantas y animales, por lo que se toman muestras de cada especie de planta y animal silvestre de la región. “Tomamos muestras para hacer lo que se denomina ecología isotópica, que nos permite saber qué valor de carbono y nitrógeno tiene cada especie de planta y de animales”, agregó.

Millonaria inversión

Instalar este laboratorio de isótopos estables no es sencillo ni económico. Para ello se requirió de una inversión de entre 4 y 5 millones de pesos para adaptar el espacio físico a las condiciones requeridas para el funcionamiento del equipamiento.

Si bien el edificio que cede la UTN es nuevo, se trabaja en el acondicionamiento del mismo, ya que debe tener una temperatura y humedad constante, además de una presión de aire determinada, por lo que se cerró con blindex, se colocaron aires acondicionados y se prepara la bajada de tubos para la liberación de gases.

Estas tareas son encaradas por la UTN San Rafael, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, además de la colaboración permanente del INTA Rama Caída. También con parte de los trabajos a futuro, ya que muchos ya enviaron muestras para estudiar provenientes de diferentes países como Chile, Brasil y Uruguay.

“En 2 meses aproximadamente ya estará funcionando, pero primero tendremos una etapa de prueba”, expresó Gil.

Dónde tomaban agua  los antiguos pobladores

El oxígeno 18 es un isótopo del agua que los humanos incorporan en forma permanente de acuerdo a la fuente de donde se saca el agua, y que va a quedar grabado en los huesos.

“Lo que hacemos es extraer los valores de oxígeno de los huesos y lo comparamos con el medio en el que estamos. Para ello hicimos un mapa, fuimos a cada uno de los arroyos y ríos, y tomamos muestras que nos determinaron los valores de oxígeno del agua de la región”, manifestó Gustavo Neme.

De esta manera -explicó- se tomaron los esqueletos humanos de antiguos pobladores del sur mendocino y se analizó en los huesos los valores de oxígeno 18. Luego se comparó con los valores del agua de cada zona, lo que permite a los científicos saber dónde vivieron esas poblaciones, de dónde tomaban agua, si era del río o un pozo, si eran de La Payunia o de El Nevado, entre otras cosas.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA