San Rafael: se bañaban en un cauce y agredieron a inspectores

San Rafael: se bañaban en un cauce y agredieron a inspectores

Como todos los años, las recomendaciones de no utilizar los cauces de riego como lugares para bañarse son desoídas, pero en los últimos días el ejercicio de poder de policía que detenta el Departamento General de Irrigación no fue suficiente para detener esta práctica tan común y peligrosa en nuestra provincia y especialmente en los departamentos del sur mendocino.

Es que los controles rutinarios de las inspecciones de cauce lograron detectar que los improvisados bañistas habían "taponado" el curso del canal El Cerrito, que cruza la parte oeste de la ciudad de San Rafael de suroeste a noroeste, paralelo a calle Rawson y hasta habían construido costados de cemento para improvisar una compuerta que era colocada especialmente en horarios de la siesta.

Al intentar los inspectores desalojar a los bañistas, frente al conocido conglomerado Villa Laredo, fueron agredidos a piedrazos y hasta con disparos de armas de fuego, según relató al periodismo Fabio Chiacchio, delegado de Aguas del Diamante.

Tal fue la magnitud de la reacción que, pese a la presencia de algunos efectivos policiales  que normalmente acompañan a los funcionarios, fue necesaria la convocatoria de Infantería que finalmente logró dispersar a los agresores y se pudo así, levantar el endicamiento del agua. No se informó sobre detenidos pero varias personas resultaron con lesiones leves por las piedras.

Otro tanto ocurrió en el canal Pavés y otros cursos de agua que surcan las zonas suburbanas convertidos en verdaderos balnearios improvisados donde familias completas acampan en las márgenes con sombrillas, mesas y sillas y disfrutan de las torrentosas aguas  de estos canales primarios y hasta de los caudalosos marginales del Atuel y el Diamante.

Pese a estos incidentes, sin precedentes en este departamento, las autoridades de riego aseguraron que seguirán las inspecciones para evitar estos endicamientos clandestinos y también el uso de los cauces para baño. Aseguraron que, además de arriesgar la vida, los ocasionales bañistas producen verdaderos perjuicios en los cauces y a los regantes que ven alterados sus turnos de riego.

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