Por fin y luego de años de reclamos por parte de la comunidad educativa, avanza la reparación de la escuela 1-055 Corrientes, de San Martín, una de las más antiguas del departamento y a la que concurren cerca de mil estudiantes.
La obra, que implica una inversión millonaria y, entre otras cosas, prevé el recambio completo de los techos, se extenderá hasta casi mediados de año, por lo que los alumnos deberán convivir con el trabajo de los albañiles.
“No es lo ideal, pero teniendo en cuenta todos los reclamos que se hicieron durante años, ese es el menor de los problemas.
La escuela tendrá que tomar las precauciones necesarias para que los chicos no estén cerca del lugar donde se hacen las reparaciones”, dice Olga Ruiz, mamá de un alumno de la Corrientes, a la que asisten 550 chicos de la primaria y otros 400 estudiantes de un CENS que funciona por la noche.
La historia de esta escuela es la de muchas otras: un establecimiento con más de 50 años de antigüedad que en la última década prácticamente no recibió mantenimiento por parte del Estado y así, el deterioro se volvió irreversible y terminó, en este caso, con la clausura de algunos sectores.
“Lamentablemente han pasado más de ocho años desde los primeros reclamos que se hicieron desde esta escuela y los techos nunca se arreglaron”, admitió a mediados del año pasado Hugo Martín, delegado regional de la Dirección General de Escuelas.
En aquel momento terminaba el mes de mayo y la situación llegó al límite cuando a mitad de una tormenta particularmente larga se desprendió parte del cielorraso, uno de los principales reclamos de maestros y papás. En prevención de posibles accidentes, Defensa Civil clausuró tres de las aulas y también parte de la galería.
Tres licitaciones
Hubo entonces algunos días sin clases, se multiplicó el reclamo de los papás frente al establecimiento y el Gobierno, sin mucho margen de negociación, inspeccionó la escuela y confirmó lo evidente: el deterioro generalizado del edificio, especialmente de los techos.
Así, el Ministerio de Infraestructura resolvió que era necesario el recambio de todos los techos (cerca de 1.900 metros cuadrados de tejas coloniales y entablonado de madera) y reemplazarlos por una estructura más liviana de chapa de zinc, hierros y aislantes.
Se armó un expediente y se designó una partida, pero lo que en principio parecía una obra inminente se retrasó luego de dos licitaciones que quedaron desiertas, con un presupuesto de las empresas constructoras siempre superior al monto destinado por el gobierno para la obra.
Sobre el cierre del año, los trabajos se licitaron por tercera vez: “En esta oportunidad, se presentó la empresa Palazzini y tenemos la confianza de que la obra se comenzará de una vez por todas”, indicó en ese momento el subdirector de Mantenimiento y Reparaciones de escuelas, Emilio Pastorino. Y efectivamente, la reparación comenzó en enero y a buen ritmo, pero con un plazo de obra que podría extenderse hasta cinco meses.
La empresa encargada de los trabajos ya ha desmontado el techo de tejas coloniales y ha sacado el cielorraso, que presentaba un desgaste importante debido a la antigüedad del edificio. A esa tarea se sumará el recambio de todo el sistema eléctrico de la escuela, entre otras reparaciones proyectadas, con una inversión superior a 5,5 millones de pesos, recursos que salen del presupuesto provincial.