A veces hay que retroceder dos pasos para avanzar uno, solía decir un estratega como Napoleón Bonaparte. Y este San Martín anda en ese proceso de reconstrucción. Pasó de casi tocar el cielo con las manos (léase, finales para ascender a Primera División de AFA) a caer en forma estrepitosa por el tobogán del abismo que lo depositó en la B del fútbol local.
Tocó fondo. Mordió la lona y se supo despojado de ese traje de grandeza que lo llevó a ser un club modelo de estos lares. Apoyado en su gente, se levantó y anduvo. Y hoy, la alegría es sólo chacarera.
Porque San Martín vuelve a ser San Martín. Porque ayer sacó adelante un partido chivo, lo ganó como la historia manda y gritó campeón de la Liga Mendocina de Fútbol después de nueve años.
Campeón. Otra vez. Como hace exactamente un año cuando igualó en la cancha de Mayor Drummond y subió el primer escalón. El de la B a la A, el lugar que nunca debió abandonar mucho más allá de haber deambulando en el Federal B y estar clasificado para el Regional Amateur 2019. De la mano de un hijo pródigo de la institución como Juan Carlos Bermegui, el León ganó de punta a punta el torneo Apertura de Primera División A de la Liga. Hilvanó una campaña realmente admirable y destronó a un elenco que en los últimos años monopolizó los anillos del ámbito local como el Club Empleados de Comercio. No se dejó alcanzar por su vecino (Palmira) y hoy mira a todos desde el trono.