A principios de setiembre de 1814, el entonces coronel José de San Martín llegó a Mendoza para ocupar el cargo de gobernador intendente de las provincias de Cuyo.
Al establecerse, el Cabildo tuvo la atención de alojarlo en una casa. El flamante mandatario, con delicadas expresiones, se negó a tal gentileza, pero los ediles se impusieron para que se hospedara en la vivienda. Esta casa, se supone -según la tradición oral- que era la que ocupaba la familia Álvarez, ubicada en el número 343 de la calle Corriente de ciudad.
A los pocos días de ocupar el cargo, llegó la noticia de que el gobierno patriota chileno había caído en manos de los realistas y que aquel derrotado ejército se dirigía hacia Mendoza. Entonces, la provincia de Cuyo se preparó para defenderse del inminente ataque.
Inmediatamente, San Martín partió hacia Uspallata para implementar un plan de defensa, y asumió como gobernador interino su asesor político, el doctor José María García.
Días después de la caída de Chile, en octubre de ese año, el coronel San Martín informó al Cabildo de estos acontecimientos y solicitó a éste que los vecinos colaboraran con materiales para la construcción de puestos de defensa, como otras medidas de emergencia que fueron aprobadas por el Ayuntamiento.
Con el tiempo, la relación entre San Martín y los miembros del Cabildo fue haciéndose muy cordial, ya que en su mayoría, las decisiones que tomaba su gobierno eran expuestas a los regidores.
Desde hacía unos años, se había prohibido en Mendoza, la extracción de harinas. El gobernador consultó al Cabildo si se podía levantar esa orden. Los ediles se reunieron para discutir el tema y tras una reñida votación, aceptaron su propuesta.
En diciembre de 1814, San Martín, emitió un bando comunicando a la población la obligatoriedad de vacunarse, esta medida había sido dictada por el Cabildo en 1813. Otras de las disposiciones aprobadas fue la erradicación de la rabia, matando los perros salvajes que se encontraban en las calles.
En 1808, el español Juan Francisco Cobo, a través del Cabildo, realizó a orillas del canal Tajamar la plantación de álamos, la que luego se convertiría en un paseo público denominado la Alameda. Cuando San Martín expuso la iniciativa de mejorar este paseo ante los miembros capitulares, éstos inmediatamente la apoyaron.
Los bandos dictados por San Martín, en su mayoría, eran tratados y discutidos por sus miembros en la sala capitular del Ayuntamiento.
Cuando el Cabildo dijo no
Enero de 1815, el Director de las Provincias Unidas, Carlos M. de Alvear, mediante un decreto intentó remover al coronel San Martín de su cargo, pero el Cabildo y el pueblo de Mendoza se negaron a obedecer aquel decreto y desconocieron la autoridad de su sucesor y la de Alvear. Este hecho, contribuyó al derrocamiento de Alvear, luego de los acontecimientos de Fontezuela. Tampoco reconoció el Cabildo mendocino la figura del nuevo Director Álvarez Thomas.
El 21 de abril, el Ayuntamiento convocó a una asamblea extraordinaria y el 1º de mayo, José de San Martín fue reelecto Gobernador de Cuyo por la aprobación de los Capitulares José Clemente Benegas, Juan de Dios Correa, Antonio Villegas, Manuel Lemos, José Cabero, Juan Jurado y Narciso Segura. A través de sus representantes en el Cabildo, se restableció el poder de San Martín.
Después de la independencia de las Provincias Unidas del Sud, el director supremo Juan Martín de Pueyrredón, mediante un decreto firmado el 1 de agosto, creó el Ejército de los Andes y nombró al coronel San Martín general en jefe. En su reemplazo, ocupó el cargo de gobernador intendente de Cuyo el brigadier Toribio de Luzuriaga.
Se puede decir que San Martín, gobernó dentro de un sistema representativo para esa época. Estos hechos reivindican la imagen del Libertador, quien no fue un dictador o un militar con mano dura, como algunos autores nos han querido contar a través del tiempo, sino un respetuoso de las leyes y las instituciones que representaban al pueblo.