San Martín, al Este del paraíso

El sueño del prócer era, cuando se retirase de su carrera militar, radicarse en el Este del territorio mendocino, precisamente en Barriales. Una zona que los vecinos propusieron llamar Villa Nueva de San Martín.

San Martín, al Este del paraíso

Fueron dos las propiedades y terrenos que el General San Martín tomó posesión en nuestra provincia; la primera fue la donación que le hizo el Estado de 200 cuadras, en el actual departamento que lleva su nombre; la segunda, fue un solar adquirido por el Libertador en 1818 y ubicado en la Alameda en donde se ubica la biblioteca y museo sanmartiniano.

Pero, el Padre de la Patria soñaba con establecerse en aquellos terrenos del Este y luego de retirarse como militar, vivir tranquilo en su hacienda.

Poblar el Este mendocino
En octubre de 1816, mientras José de San Martín ostentaba el cargo de General en Jefe del flamante Ejército de los Andes, solicitó al gobierno de Cuyo, al mando de Toribio de Luzuriaga, unas 50 cuadras de tierras en el Este del territorio mendocino en el lugar denominado los Barriales.

El Cabildo, no solamente le adjudicó estas tierras sino que les agregó unas 200 cuadras más para su hija Mercedes.

Además, el goberndor Luzuriaga a través de su asesor, propuso que se levantase una columna en honor al Libertador, en la plaza de la nueva villa que se iba a establecer.

Con el fin de entusiasmar a los vecinos, se iniciaron los trabajos para llevar agua del río Tunuyán a la zona, canalizar, abrir un camino y desecar terrenos. Durante la campaña libertadora Chile, el General San Martín, donó tierras a aquellos que se habían destacado en las batallas de Chacabuco y Maipú.

Después de liberar a Chile y Perú, el Padre de la Patria, intentó refugiarse en aquella chacra en la zona de los Barriales para pasar allí una vida tranquila, lejos de las batallas y la política, y dedicándose a la agricultura.

El general en su laberinto
En 1823, bajo el gobierno de Pedro Molina y encontrándose el General José de San Martín en su chacra, se procedió a la delineación de la plaza y sitio para la capilla. Los vecinos de la villa nueva en los Barriales propusieron denominarla Villa Nueva de San Martín, en honor del prócer.

Luego, la situación de anarquía que reinaba en el país y después de sufrir duros ataques por parte de sus enemigos, José de San Martín decidió exiliarse en Europa, dejando su chacra primero en manos de su apoderado Pedro Núñez y luego a Pedro Advíncula Moyano quien cuidó de ella por muchos años.

A pesar de vivir en Europa, San Martín sabía cada uno de los movimientos que se daban en sus tierras gracias a la periódica correspondencia que mantenía con su administrador.

En aquellos tiempos, la chacra funcionó como criadero de caballos llamados "braceadores" que San Martín había traído desde Chile.

Debido a la escasa productividad de las tierras, Moyano insistió en varias ocasiones con vender la chacra, pero San Martín siempre rechazó la propuesta porque tenía la esperanza de algún día regresar y radicarse definitivamente a nuestra provincia.

La hacienda "Mi Tebaida"
El General San Martín la denominó a su hacienda "Mi Tebaida". Este nombre tiene varios significados; uno de ellos es un poema épico latino compuesto por Estacio, pero también esta palabra era una región del antiguo Egipto muy cerca a Tebas.

Esta zona tenía varios predios cultivados tenían alfalfa, con la que se engordaban los vacunos que se vendían en Chile, práctica que era la base de la economía nacional. Además, se enumeraban alrededor de 2 mil álamos, 40 sauces, algunos, membrillos, higueras y un olivo.

Se cree que la casa era alargada, con un techo que tenía unas cinco cúpulas o bóvedas, dos mayores en los extremos y tres más pequeñas al centro.
En 1871, su hija Mercedes y su esposo Mariano Balcarce decidieron, a través de su apoderado, vender aquella hacienda. Al año siguiente, el predio fue adquirido por Saturnino Alvarez y en 1882 después fue adjudicados a su hija Claudina.

Años posteriores, la chacra pasó a distintos dueños, hasta que finalmente una porción de ella, con la Casa de las Bóvedas construidas por Ricardo Palencia, fue donada a la Municipalidad de San Martín en 1970, por la firma Echesortu y Casas, con destino a Museo.

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