“A partir de hoy (por ayer) San Juan no pertenece más a la Argentina. Jamás pensé que lo vivido el domingo podía pasar en una cancha de fútbol”, con estas palabras expresó lo vivido en la vecina provincia el presidente del Club Leonardo Murialdo, Norberto Alonso, en su cuenta de Facebook personal.
En diálogo con Más Deportes, agregó: "Una cosa es lo que cuentan y otra cosa es vivirlo. No se puede jugar más en San Juan. Llegamos a la cancha en camiones de la Policía.
Pero, cuando bajamos, nos dimos cuenta de que era tierra de nadie. La cancha queda en una plaza (barrio Cabot); no cobran entradas, abren los portones y los visitantes quedan a la protección de Dios.
Los barras caminan las tribunas con puntas, hierros y palos. Nos pegaron en el túnel, en el vestuario. Nos tiraron gas pimienta. Nosotros no pudimos salir nunca del vestuario. Sólo vimos el partido por una ventanita del camarín que daba a la tribuna de ellos. Podría haber sido una masacre”.
En el entretiempo, Murialdo ganaba 1-0 y los jugadores mendocinos fueron agredidos. Lo mismo sucedió con la terna arbitral, quienes sorprendidos no sabían qué hacer pero decidieron continuar con el partido.
El presidente de Murialdo, Alonso, recibió un balinazo tirado con una honda. Por su parte, el defensor Matías Figueroa, recibió una piña en el ojo izquierdo y el kinesiólogo Facundo Calderón fue golpeado en la cabeza con una chuza y le provocaron un tajo. Una vergüenza.
El único medio mendocino presente fue Radio Génesis. El periodista Jorge Vargas, afirmó: “Estuvimos entregados a la buena de Dios, con hinchas y jugadores patoteros hasta en los camarines. En el día de la resurrección de su hijo, le dimos gracias a Dios”.