El calendario cristiano celebra hoy a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Probablemente durante todo el día veremos a fieles y devotos, que peregrinan, como cada año, a la parroquia del barrio bancario en Godoy Cruz y también al santuario ubicado en Orfila, en la zona Este.
Pero la pregunta es si van a agradecer o van pedir trabajo. El empleo en nuestra provincia está atravesando una situación compleja. Si bien, por ahora, los últimos datos correspondientes a mayo el empleo asalariado privado registró un crecimiento de 700 puestos de trabajo en la provincia de Mendoza, mostrando un alza del 0,3% respecto a abril, lo cierto es que hay algunos indicadores que preocupan y que probablemente en corto plazo comiencen a dar número menos auspiciosos.
En líneas generales y tal como publicó ayer Los Andes, casi la mitad de mendocinos trabaja en negro, eso implica que si bien tienen un sustento, esos mendocinos, quedan fuera del paraguas de la seguridad social y además con pocas herramientas o casi nulas para defenderse. El mayor porcentaje de empleo en negro, en donde el promedio supera el 54%, se da en el Valle de Uco y el Noreste de la provincia.
Si se lo analiza por zonas: en la zona rural el principal motor del empleo mendocino es el agro, seguido por el comercio y la construcción. En tanto, en la zona urbana, el comercio se ubica en el primer lugar, seguido por la enseñanza y la industria manufacturera, según datos de la DEIE.
Los índices que empiezan a asomar tras el proceso devaluatorio y la aceleración de la inflación, no parecen muy alentadores. A saber: el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) que mide el Indec registró en junio la primera caída desde febrero de 2017. En tanto, si miramos la venta de los comercios locales, los datos de la Federación Económica de Mendoza, muestran que las ventas minoristas en junio comparado con el mes anterior bajaron 5,6%. Lo mismo pasa con la vitivinicultura, el principal motor del agro. Este año los precios pagados por las uvas varietales fueron exactamente los mismos que el año pasado, de hecho, varias empresas que ofrecieron un poco más para captar más quintales, les renegociaron los contratos de palabra y pagaron menos, lo que inflación de por medio, deja nuevamente mal parado a los viticultores. Y en el caso del que decidió elaborar sus uvas y quedarse con el vino, también perdió, ya que los valores en el mercado de traslado muestran precios para junio entre 22% y 40% dependiendo si es blanco o tinto, más bajos que el año pasado.
Todas estas variables nos hacen inferir que al menos durante los próximos meses la situación no será auspiciosa para los sectores que mueven de la economía de Mendoza. Por lo tanto, es probable que sean más los que vayan a pedir a San Cayetano que los van a agradecer.