La fila llega hasta la esquina de la calle Anatole France. Desde allí puede verse como los fieles se acercan al santo, le susurran algunas palabras al oído y con los ojos cerrados, le agradecen y siguen. Así ,durante varias horas del día.
Como sucedió paralelamente en Junín, ayer la Cuasiparroquia de San Cayetano en Villa Hipódromo recibió a cientos de fieles católicos -aunque menos que en años anteriores- que fueron a pedir por trabajo, pero también por salud y por la paz. Muchos recordaron el domingo de elecciones, incluido el párroco Juan Manuel Arana, y en ese sentido pidieron que "haya paz".
Las imágenes de cada año repiten el ceremonial, que no solo se limita a las misas que se celebran dentro del edificio religioso y en la calle. Los vendedores de espigas lanzan al aire el motivo de su presencia en este lugar. Y otro tanto hacen quienes ofrecen estampitas "a voluntad".
Entre los presentes hay mayor cantidad de personas de la tercera edad, muchas de ellas son mujeres. Pero también hay jóvenes. También, representantes familiares que vienen en nombre de sus seres queridos y quienes, en soledad, vienen a agradecer a San Cayetano.
Cada uno de ellos acude a esta cita anual con un pedido que a veces comparten y otras veces guardan celosamente, para no romper la esperanza.
"Venimos a dar las gracias, para que no falte el trabajo. Sabemos que hay gente que lo necesita. Que no está bien. Venimos pensando en esa gente", cuentan Angélica y Elisa, vecinas de Godoy Cruz.
Dura realidad
El padre Juan Manuel Arana, desde el altar, intenta pintar con sus palabras el duro momento que está atravesando el país, alentando al mismo tiempo a los fieles a seguir sosteniendo la fe en Dios.
"La reflexión en este momento que nos toca vivir debe ser especial. Todos sabemos que la realidad no es fácil, y no lo ha sido por lo menos en estos los últimos 30 años. Pero no podemos silenciar lo que vive el pueblo argentino hoy", le dice el religioso a la multitud.
Para seguir en la misma línea y no cerrar los ojos a la realidad, agrega que la pobreza ha crecido, pero que sobre todo golpea a los niños. "La clase media tiene para comer, quizás sin abundancia, pero hay muchos hermanos que no tienen nada", remarca el padre Arana.
Luego remarca que él piensa a la pobreza desde dos lugares. Por un lado, ubica la de la clase media, que está viviendo situaciones difíciles, con trabajo precario, en negro o con sueldos insuficientes. Y que por estas razones debe hacer sacrificios.
Por otro, dice que está la pobreza marginal, sufrida por gente que ha empeorado su calidad de vida. "Nos piden frazadas para dormir en la calle, porque se quedaron sin un lugar. Tenemos que rezar por esa realidad que nos golpea", detalla el padre, agregando que no deben olvidarse problemáticas tales como el alcohol, la droga y la violencia entre otras condiciones de vida.
Aun así, el sentimiento que el cuasipárroco intenta despertar es el de la esperanza. "El mensaje que les quiero dar es el de no temer por estas cosas que nos están desalentando y, en algunos casos, alejando de Dios. Hoy hay que reforzar la fe y la esperanza, confiando", remarca.
Por último, sin olvidar el proceso eleccionario del próximo fin de semana, cuando se desarrollarán las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, Arana recuerda que "hay que responder a nuestras realidades espirituales y vivir civicamente serenos para entregarle a nuestros hijos valores espirituales, morales y cívicos".
El pan de la esperanza
Durante la procesión vespertina, también se realiza la tercera edición con antorchas en horario nocturno, muchos son los que piden por trabajo. Vale decir que esta vez, a diferencia de otros años, el recorrido es por las calles Anatole France, Anzorena, Malvinas Argentinas y Chacabuco hasta retornar a la cuasiparroquia.
De todas formas, para los vendedores de espigas y velas hay menos gente que otros años. "Esto otras veces ha sido un mundo de gente, ahora no se qué pasó. Quizás es por la situación, falta de todo y la gente no puede venir", se lamenta Roxana.
Gladys, vecina de la cuasiparroquia indica que acudió al encuentro con San Cayetano por una situación personal. "Por cuestiones de salud vine esta vez. Vengo casi todos los años y este es el primero que veo tan poca gente", señala.
Zoe Torres, junto a su papá Marcelo, reparten panes que representan tanto la comida como el trabajo. "Hace seis años que venimos a repartir pan a la gente. La verdad es que todos los años te encontrás con historias de gente que quiere salir adelante", explica Zoe. En tanto, Marcelo dice: "En este día de sacrificios la intención es dar sustento a una familia. En el fondo todos tenemos algo de indigente y hay que ayudar".
Por último, y antes de que arranque la procesión Teresita cuenta que vino en nombre de sus cuatro nietos. "Ellos no podían venir, así es que me llevo un pan - de los que reparte Marcelo- para cada uno de ellos", confiesa.