Denunciaron el problema en los organismos competentes, cuando -hace unos años - notaron que sus casas y fincas comenzaban a inundarse tras simples lluvias. Presentaron notas y hasta llegaron a los medios pidiendo una solución.
La tormenta del sábado pasado les dio la razón, pero con un saldo demasiado costoso y que pudo prevenirse: unas 25 familias perdieron sus pertenencias y cultivos cuando el agua y barro "llegó hasta las ventanas" en sus viviendas.
Hasta la tarde de ayer, unos cincuenta vecinos mantuvieron un corte de calle en el corredor productivo de El Cepillo, distrito de San Carlos.
Con la voz quebrada por la angustia y la bronca, estos obreros rurales se apostaron en la esquina de Milagros y Delinoski (la calle que se transforma en río) para exigir una respuesta urgente. Pasado el mediodía, llegó personal de Vialidad e Hidráulica con anuncios y recién entonces dejaron 'latente' la medida de fuerza.
El reclamo puntual de los vecinos -del que Los Andes se hizo eco en setiembre del año pasado- va en contra de emprendimientos productivos de la zona. Denuncian que estas firmas agrícolas han modificado y bloqueado el lecho de cauces naturales en el interior de sus propiedades, lo cual hace que el agua baje con fuerza y velocidad por esta arteria de tierra, inundando a su paso las viviendas.
"Es algo que no se puede contar. Hemos tenido inundaciones antes, pero esta vez fue un desastre", señaló don José Duarte. "La corriente se llevaba hasta los tractores. No podíamos salir de nuestras casas. El agua llegó hasta las ventanas. Perdimos todo: la heladera, el lavarropas, los colchones... todo", agregó el hombre con impotencia.
Como el resto de los lugareños, don Duarte coincide en que nunca sucedió algo así. La tormenta de lluvia y granizo comenzó el mediodía del sábado y cerca de las 16 la calle se había convertido en un caudaloso río de más de un metro de altura.
"Esto se agravó hace tres años, cuando la empresa de más arriba cerró el paso al río seco con un terraplén de cemento", se quejó Paulo Esquivel. Otros vecinos señalaron que también se vieron perjudicados barrios y hasta una escuelita que está hacia abajo por la calle Milagros.
"¿Cómo se puede entender que por el capricho de unos pocos con plata, todos estemos sufriendo así?", se preguntó el muchacho, quien decidió ese mismo sábado evacuar a su mujer y a sus dos pequeños (de 4 y 8 años) en casa de parientes para ponerlos a salvo.
Los vecinos cortaron, cerca de las 6.30 de ayer, el ingreso a la calle Delinoski, dispuestos a no dejar pasar a nadie que se dirigiera a las firmas cuestionadas. A media mañana, llegó personal de Defensa Civil y de Medio Ambiente del departamento, quienes están asistiendo a las familias tras la tormenta.
Después, las máquinas de Vialidad provincial se ocuparon de reparar la calle, la cual había quedado intransitable debido a los socavones. También, despejaron el barro y las piedras que habían quedado obstruyendo la ruta asfaltada (Milagros).
Pero la visita que esperaban los manifestantes era la de las autoridades de Hidráulica, pues es la cartera que recibió y venía estudiando las denuncias iniciales y la cual tiene competencia sobre el asunto.
Desde el organismo, anunciaron que han emplazado a las empresas Argent Bio y Presidente SA para que liberen y vuelvan a sus cauces naturales a los ríos secos que pasan por sus propiedades. A pesar de los intentos, resultó imposible comunicarse con responsables de tales firmas.
Tras recorrer el área con los vecinos, el ingeniero Juan Carlos Seia anunció que Hidráulica ya ha licitado la construcción de una alcantarilla, que cruzará la calle Delinoski y funcionará como nexo entre los colectores a ambos lados de esta calle pública.
La obra ya tiene asegurado el financiamiento en el presupuesto de este año, dentro de las partidas prioritarias que la Provincia destinará para paliar la emergencia aluvional, y podría estar lista dentro de tres meses.
Según el funcionario, esta obra, sumada al redireccionamiento de los cauces que tendrán que hacer las empresas emplazadas, permitirá que este río seco retome su recorrido natural hacia el sureste hasta morir en el arroyo Yaucha.
Un problema que afecta a mucha gente
"Nos preocupa mucho esta situación, por el número de familias afectadas y porque se repite en distintas áreas del Valle de Uco", apuntó Carlos Arriagada, director de Ambiente de San Carlos, quien hace tiempo mantiene reuniones con los vecinos de la Delinoski. El problema está latente y muestra sus síntomas cada vez que hay un foco de tormenta en la región.
El desmonte sin planificación y sin control ocurrido en el pedemonte valletano por el avance de la agricultura, termina ofreciendo estas postales de viviendas y barrios inundados y familias que sufren graves pérdidas por el paso cada vez más violento y caudaloso del agua.
¿La raíz del asunto? El poco respeto que tienen algunos propietarios de los emprendimientos productivos por respetar el cauce habitual y los puntos de vuelco de los ríos secos que bajan por sus fincas. "El agua tiene memoria", decía con su sabiduría innata un campesino de San Carlos. Por eso, se hará lugar por donde sea hasta llegar a los colectores naturales.
"El tema es que al modificar su curso, los colectores se acortan y el agua adquiere mayor velocidad y erosiona más fuertemente el terreno por el que baja", explicaron desde Hidráulica.
El tema es que el problema llega a esta repartición tras las denuncias porque el verdadero vacío es legal, pues no existe una norma provincial que exija a los propietarios de estas tierras del pedemonte realizar un estudio de impacto ambiental antes de desmontar y tender sus cultivos.
