"Debe ser verdad eso de que todos tenemos un ángel. De otra manera, no se entiende que sepamos hacer cosas que jamás imaginamos enfrentar", reflexiona emocionada la ayudante Silvana Troncoso.
Ella, junto a tres compañeros de la Policía Rural del Valle de Uco, salieron a realizar las habituales maniobras operativas el sábado por la noche y terminaron asistiendo el parto de una joven de 20 años, que dio a luz en una estación de servicio de Eugenio Bustos.
Gracias a los primeros cuidados, la beba -que pesó 2.070 gramos- se encuentra en buen estado de salud. Está internada aún en Neonatología del hospital Scaravelli, de Tunuyán, porque nació a las 31 semanas de gestación. Allí van a ir a visitarla hoy los cuatro policías que oficiaron de parteros. "Estamos en permanente contacto con la mamá. Sabemos que se llama Ana Paula y que está hermosa. Le hemos comprado un regalito", dijeron.
El hecho ocurrió el pasado sábado, cerca de las 21. La oficial ayudante Troncoso viajaba en el móvil 2825 con los auxiliares Guillermo Vargas, Daniela Salas y Luis Fabio. Por pertenecer a la Policía Rural tienen jurisdicción libre y estaban realizando maniobras operativas por la ruta 40, justo en el cruce de la calle Bernardo Quiroga, frente a la terminal de Eugenio Bustos.
"Fue el destino que quiso que nosotros anduviésemos por la zona", acota Silvana. Fue allí cuando recibieron un llamado del 911 indicando que una mujer estaba dando a luz en la estación de GNC, que se encuentra frente a la terminal. "Había perdido mucha sangre", señalaron. Como sentía contracciones seguidas, la joven se había hecho controlar minutos antes por un médico, pero le dijo que aún faltaba para el momento del parto.
Cuando caminaba hacia la terminal de ómnibus, sintió una fuerte necesidad de pedir un baño e ingresó a la estación. "Nuestro miedo principal era que viniera con el cordón envuelto al cuello. Pero ya asomaba la cabecita y no había mucho tiempo para pensar. Gracias a Dios, salió en los primeros pujes", relata la oficial. Los policías habían buscado un bisturí del móvil y lo esterilizaron con alcohol. "Medimos dos dedos desde el ombligo y le hicimos un nudo al cordón umbilical, luego otro y, cuando dejó de latir, lo cortamos", continuó Silvana.
La uniformada -que ofició de partera- sostiene que en ese momento recordó conocimientos de Primeros Auxilios que vio en su formación, pero también en los libros que comparten durante los relevos. Lo cierto es que toda esta información les fue muy útil, pues la bebé había tragado líquido y ellos supieron colocarla boca abajo y limpiarle la boca y nariz para que no se ahogara. Luego, los médicos los felicitaron por este accionar.
Para cuando la ambulancia llegó, la beba lloraba en los brazos de la uniformada y estaba envuelta en una manta que habían sacado del móvil. "La mamá estaba feliz y muy agradecida. Ella cooperó muchísimo. Yo acompañé a ambas en la ambulancia hasta el hospital Tagarelli", contó Silvana, quien es mamá de un nene de 9 años.
En un primer momento, la mamá y su bebé recibieron allí los controles de rutina y después las trasladaron al Scaravelli para una mejor atención. Ambas se encuentran en muy buen estado de salud. "Dios ayudame", dice que repetía Silvana mientras asistía el parto, "no me calmé hasta que los médicos dijeron que la gordita no corría riesgos".
Estaba tan nerviosa que le dijo a su mamá que había tenido un varón. Después que los médicos la bañaron, ya en el hospital, cayó en la cuenta de su error y corrió a aclararlo. "No importa. Con tal que sea sanita", repuso la madre.
"Te queda un cansancio enorme y una sensación de que no fuiste vos el que ayudaste en ese milagro", confiesa esta policía de Tunuyán.
