San Carlos invita a internarse en su desierto este invierno

La comuna decidió abrir el recorrido por las Huayquerías en excursiones que se realizarán durante el mes próximo.

San Carlos invita a internarse en su desierto este invierno

Así como dispuso una movilidad especial para hacer más accesible a propios y extraños la Laguna del Diamante, en este invierno San Carlos se propone abrir las puertas de su desierto.

En tan sólo una tarde y con movilidad que saldrá desde la terminal de San Carlos, invita a adentrarse a los laberintos formados por altos paredones de arcilla, que en la antigüedad fueron el sitio sagrado de entrenamiento espiritual y físico de los guerreros pehuenches.

Será por el misticismo que históricamente ha rodeado a este lugar o por la majestuosidad de su paisaje que las Huayquerías se presentan como una experiencia tan enigmática como fascinante.

Por largo tiempo, este territorio ‘mágico’ del Valle de Uco ha permanecido casi ‘vedado’ para los visitantes. Ahora, tras haber gestionado permisos y organizado salidas semanales durante todo julio, la comuna se plantea “hacer de uso público” su potencial.

El Desierto de Huayquerías es la elevación que enmarca el Este del Valle de Uco. Este horizonte marrón rojizo -formado por innumerables ‘huaycos’ que constituyen verdaderos laberintos- también es casi un misterio para los sancarlinos. En torno a este territorio arisco, se han tejido innumerables historias de fantasmas y personas que se han perdido en sus intrincados vericuetos y han tardado más de una semana en salir.

El común de los sancarlinos sólo visita la zona para la Fiesta de la Tradición, cuando más de mil jinetes participan de una cabalgata al Cañadón de la Salada en busca de una flor del clavel del aire para regalar a sus amadas. “Hay que ser muy baqueano para internarse solo y a caballo por allí”, es lo que sostienen los lugareños.

Con la idea que los vecinos conozcan y valoren su paisaje, Turismo ofrecerá el recorrido con un costo preferencial de 50 pesos para los residentes en el departamento. El mismo precio correrá para los turistas que se hayan alojado la noche anterior en el Valle de Uco, precisamente en alguno de los hospedajes que ofrece la Asociación de Prestadores Turísticos de San Carlos.

Para el resto del público, el costo del viaje será de 150 pesos. Durante todo julio, habrá salidas tres días a la semana (martes, jueves y sábados) desde la terminal de ómnibus, ubicada en Eugenio Bustos. Desde allí, los contingentes de turistas y locales partirán en un colectivo hacia la zona desértica. Toda la travesía en vehículo y los trayectos de trekking contarán con guías especialmente preparados.

Un paisaje mágico
Por sus formas y su origen natural, el nombre de las Huayquerías proviene de la definición 'zanjones provocados por la erosión', en el idioma quechua, o 'Lanzas de Agua', por la nación mapuche y los pueblos pehuenches que habitaron el territorio sancarlino (en su lengua mapudungun).

A las Huayquerías se accede por un camino que conduce al Este desde la Villa de San Carlos. Poco a poco, el paisaje deja atrás las fincas y los cultivos y comienza a mostrar su rostro de médanos de arena. Es entonces cuando se empieza a transitar el secano.

El transporte turístico se interna por el arroyo Seco del Barrancón, un sitio sólo transitable con indicaciones de los baqueanos porque los senderos se entrecruzan en una zona regida por las canteras y huellas antiguas. Es el punto donde empiezan a desaparecer los campos de jarillas, chañares y alpatacos “y uno debe preparar los oídos para los sonidos del desierto”, adelanta Ricardo Funes, director de Turismo de la comuna.

La aparición de los primeros paredones de tierra arcillosa anuncian la llegada a las Huayquerías. Allí se abandona el vehículo y arranca la travesía a pie por el Cañadón de la Salada.

“Este sitio esconde uno de los escasos manantiales de la zona y el mismo ha labrado un laberinto de impactante belleza y fácil accesibilidad”, explica el funcionario, quien asegura que la época invernal es propicia para este tipo de actividades, ya que el lugar ofrece tardes cálidas de sol y no existe el peligro de las tormentas aluvionales, que desaguan y continúan tallando este desierto mágico.

La experiencia dura desde las 14 hasta las 19 y el único requisito es que los interesados vistan ropa y calzado cómodos, lleven algo para compartir en la media tarde y dos litros de agua para hidratarse.

“El retorno a la ‘civilización’ también esconde sorpresas”, promete Funes. Una es la posibilidad de contemplar el atardecer desde un mirador desde donde se puede ver toda la Cordillera de los Andes y las luces que comienzan a encenderse en el Valle de Uco. Las otras serán sólo develadas a los que se animen a vivir esta aventura.

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