El Cruzado tenía la mesa servida para cortarse en la punta. Huracán, su escolta (y verdugo en la Copa Argentina cuatro días atrás) había caído por goleada ante Juventud en San Luis y, aún perdiendo, Maipú continuaría en la punta con un punto de ventaja sobre el Globo. Era la oportunidad de ganar (1-0) y sacarle cuatro unidades. Y eso hizo.
Molesto por el flojo rendimiento del equipo en el complemento ante Huracán, el Gringo Sperdutti pateó el tablero: adentro Vallejo, Dolci, Espinosa y Garro por Lamolla (suspendido), Villarino, Aguirre, Persia (suspendido). El 4-3-3, a priori, parecía ambicioso y agresivo. Pero enfrente el Cruzado tenía a un rival que no evidenció su puesto en la mitad de la tabla. Porque Peñarol, con Pereira, Cantero y el experimentado Viturro se las ingenió para generar las situaciones más claras del primer tiempo. Diga que Maipú tiene al mejor arquero de la categoría: Matías Alasia, quien salvó en tres oportunidades la caída de su arco.
Como en el segundo tiempo ante el Globo, Maipú sufrió en defensa. Hubo enormes desacoples en la nueva dupla de centrales (Viscarra-Rodríguez) y el mediocampo no fue capaz de generar asociaciones que lastimaran a la visita. Ausente Méndez, voluntarioso Daher para meterse como volante tapón y apagar algunos incendios, garra en Dolci y no mucho más. El exclusivo argumento ofensivo del local fueron los desbordes de Espinosa por derecha y la potencia de Nasta. ¿Garro? Corrió demasiado, pero sin sentido para hacer pesar su velocidad en el mano a mano. Maipú se fue preocupado al descanso. Había mucho para mejorar en el complemento.
Con el ingreso de Farías por Vallejo, Sperdutti apostó por una línea de 5 en el fondo (Dolci-Viscarra-Rodríguez-Farías y Visaguirre) e hizo un enroque de extremos entre Garro y Espinosa, quien siguió siendo el mejor de Maipú. Justamente de una patriada suya, ganó el córner y de ese tiro de esquina llegó el cabezazo de Viscarra que hizo explotar Vergara. El Cruzado se ponía en ventaja en un partido muy chivo y sacaba cuatro puntos en la cima. ¿Peñarol? Tuvo el empate ahí nomás del gol de Viscarra, pero Carlos Fernández se lo deglutió solito y solo en el área chica. Faltaba mucho. Entonces, ante un rival desesperado, el Cruzado ganó solidez atrás e intentó ser criterioso en el manejo de la pelota. Nasta se devoró el gol de la tranquilidad y Peñarol, en la última, tuvo el empate, pero apareció "San Alasia" para tapar el penal de Viturro.
