Hay una intención con muchos militantes actuantes de salvar y poner en resguardo el acervo musical que conforma el emblemático estudio de grabación Zanessi, considerado por su trascendencia el Abbey Road mendocino, en clara referencia a las célebres instalaciones ubicados en la calle londinense donde grabaron gran parte de su discografía, entre otros, Los Beatles.
Varios medios, pero principalmente Los Andes, se hicieron eco de la situación actual de los estudios y de su venta, situación que conllevaría la posible pérdida de un patrimonio cultural de valor incalculable, no obstante tener una declaratoria de Patrimonio Cultural de Mendoza desde el año 2010.
En la fachada del edificio de este centro de la música, en calle Montevideo, casi España, se aprecia un cartel con la leyenda “se vende”, lo que podría derivar en un retroceso difícil de remontar.
Como lo explicó nuestro diario, en nota publicada en la sección Estilo el domingo 15 de este mes, tras el fallecimiento el año pasado de Arrigo Zanessi, uno de los fundadores del famoso estudio de grabación profesional de nuestro medio en 1961, los herederos se ven en la disyuntiva de cerrar por la baja demanda de grabaciones. La emblemática sede y su predio están por desaparecer y convertirse en un inmueble de propiedad horizontal.
Por eso el alerta en muchos sectores culturales para intentar proteger el material que conserva esta institución, ya que tal vez sea más difícil conservar el edificio, que también es muy valioso, con sus muebles antiguos, pisos de parquet y las máquinas de grabación de distintas épocas. Con un buen proyecto de arquitectos y patrimonialistas mendocinos, que son de mucha valía, se podría convertir esa construcción en un centro cultural de gran trascendencia.
Obras referentes de la música local, bandas sonoras de la Fiesta Nacional de la Vendimia, cientos de jingles publicitarios únicos, creaciones del polifacético Tito Francia (1926-2004) para la Vendimia, grabada con orquesta, fueron realizadas en Zanessi.
Hay muchas más creaciones que se plasmaron en esa dirección: un trabajo orquestal de Francia que se llama “Hiroshima”; obras de Cacace Aliaga, grabaciones del Coro de Niños Cantores de Mendoza, Los Enanitos Verdes, Mario Matar y la banda Alcohol Etílico. Y además muchas piezas de la música cuyana, algunas digitalizadas.
Una de las opciones sería encontrar una institución educativa, universitaria o no, o de gobierno que pudiera gestionar el archivo y los registros musicales en guarda.
Una posible salida podría ser un convenio entre la Municipalidad de la Capital, junto con la Universidad Nacional de Cuyo, dando vida a un complejo del tipo y modalidad de la Nave Cultural, en la Cuarta Sección, en funcionamiento de 2014.
Algo hay que hacer entonces porque dejar pasar esta oportunidad de conservar tanta riqueza musical y material de archivo, iría en contra de lo que propone la definición de la Conferencia Mundial de la Unesco, celebrada en México en 1995. “El patrimonio cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y pensadores, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valor que dan sentido a la vida… ”.
Asignamos un valor determinante al Estado provincial para actuar en este caso, como responsable de la conservación del patrimonio documental. Salvando las distancias y las diferentes realidades, recordamos que el gobierno británico interpuso gestiones para que no desapareciera el famoso Abbey Road.