Salvaje y mortal Oeste

Se estrena la serie "West World", una revisión de la novela de Michael Crichton sobre un parque de diversiones del futuro en el que un desperfecto convierte a sus androides en máquinas asesinas.

Salvaje y mortal Oeste

Una inquietante alquimia entre los géneros de la ciencia ficción, el thriller y el western se mimetizan en "West World", la nueva serie de HBO que actualiza tanto la novela como la película de Michael Crichton (1942-2008), un autor best seller de ciencia ficción y thrillers, conocido por sus adaptaciones al cine de títulos como "Esfera", "Coma", "Sol naciente", "Congo", entre otras.

De hecho, la cinta “West World” fue el debut como realizador del mismo Crichton en 1973 y le fue bastante bien en recaudación, convirtiéndose con el tiempo en un clásico del género, sobre todo por el iconográfico personaje del pistolero robot que con el cuerpo de Yul Brynner conformaría el panteón de personajes célebres del cine de esa década.

En este relato, Crichton se imaginó un futuro del entretenimiento en que por distintas disfuncionalidades técnicas (en la novela se habla de “enfermedad en el sistema”, un antecedente del actual virus informático), la diversión de los clientes se transforma en pesadilla y tiene consecuencias violentas.

Una idea que sedujo a Michael al ver cómo se relacionaban con los humanos aquellos primeros animatrónicos del parque de Disneyland “Piratas del Caribe” que comparados con los de hoy se ven como muñecos a cuerdas.

Crichton regresaría con la misma idea de parque fuera de control con el trasfondo de la clonación y los mosquitos embalsamados en ámbar, en la novela “Jurassic Park”, que Steven Spielberg llevaría al cine en 1993.

La diferencia quizás más llamativa entre la versión de 1973  y 2016 es que el parque en esta ocasión se resume sólo a la época del Oeste, ubicado alrededor de 1880, y deja de lado el resort de los paraísos medievales y del imperio romano que se desarrollan tanto en la novela como en el filme.

Juegos de guerra

Sabemos que cada parque tiene sus reglas. En West World los anfitriones (androides) no pueden matar a los invitados (humanos). Sin embargo, los invitados pueden matar a los anfitriones y los anfitriones matarse entre ellos.

Este parque se ofrece como un mundo de fantasía donde todos los deseos pueden hacerse realidad. Allí sus clientes expresan, sólo si quieren, su lado más oscuro, ya que pueden emborracharse, matar en duelos callejeros, tener sexo con prostitutas y violar a campesinas, sin que intervengan ni la justicia humana, ni la divina.

De hecho, uno de los personajes del “exterior” lo deja bien claro : “El infierno está vacío, porque todos los demonios están aquí”. Y todo por la mera cifra de 40 mil dólares por día.

Violenta diversión

Para los creadores de estos diez episodios, Jonathan Nolan (el hermano de Cris, coguionista de “El gran truco”, “Terminator, la salvación” y de la última trilogía de “Batman”) y su esposa Lisa Joy, su remake tiene una atmósfera al estilo “Blade Runner” y es sustanciosamente más oscura y con más profundidad psicológica que el filme original.

En el episodio piloto, “The Original”, se despliega una trama con diferentes capas y de personajes que se van intercalando, como la androide Dolores (Evan Rachel Wood) ubicada en el grupo "sesiones de mantenimiento", que vive condenada a repetir un mismo día yendo y viniendo de su rancho al pueblo llamado Sweetwater.

Dolores también se cruzará con Maeve  (Thandie Newton), la dueña del saloom y del único prostíbulo que visitarán los turistas, estos clientes millonarios que juegan a ser sheriffs, cazarrecompensas, pioneros, granjeros, forajidos y demás estereotipos de este espacio ficcional.

Los personajes se suman: del lado de las consolas, se presenta el jefe de la División de Programación, Bernard (Jeffrey Wright) y por encima de él, el doctor Robert Ford, encarnado por Anthony Hopkins, un supervillano como pocos, sólo a la altura del modelo máquina de matar que forma parte de su creación: el enigmático “The Man in Black” (Ed Harris), un anfitrión suelto por Sweetwater y que está en busca de la verdadera finalidad de la existencia de West World.

Es lo mismo que decir, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis en un sólo esqueleto de  inteligencia artificial con un severo daño de software.

Completan el reparto las actuaciones secundarias de James Marsden, Tessa Thompson, Ben Barnes, Luke Hemsworth y el brasileño Rodrigo Santoro.

Reseñas

Este cruce de ideas que pueden resultar bastante simples: un robot tiene un corto circuito y comienza a matar humanos o en todo caso, el quiebre catastrófico de unas vacaciones programadas por la tecnología, podrían resultar bastante trilladas a esta altura del género, tras casi dos siglos de la ciencia ficción literaria.

Sin embargo, en manos de Nolan y Joy, "West World"  se ha convertido afortunadamente en un universo en expansión, que  entrelaza giros inesperados, violencia y sexo y suspenso psicológico y que puede proyectarse hacia ramificaciones impredecibles.

Según los críticos que ya la vieron, estos dos mundos ; el de los titiriteros encerrados en una fortaleza  antiséptica, se cruza el paisaje espectacular de postal de comic que rodea la impecable maqueta de Sweetwater,  tan sintética y  reluciente como sus habitantes.

Muchos especialistas la definen como una insana serie épica. Otros, ya se apuraron a catalogarla como la “Nueva Game of Thrones” de la inteligencia artificial, un tema que de un tiempo a esta parte ha resucitado como subgénero en series como “Humans” y en películas como “Ex Machina”.

Para saber si es verdad lo que están diciendo los críticos, sólo es cuestión de comenzar a transitar este El Lejano Oeste, a partir de esta noche a las 23, por HBO (y por Cinemax y HBO 2).

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