En un embarazo ulterior, si el bebé es nuevamente positivo, los anticuerpos producidos anteriormente y que circulan en la sangre materna, atacarán los glóbulos rojos del bebé, destruyéndolos y produciéndole un síndrome que puede ser de gravedad e incluso determinar la muerte intraútero.
Para prevenir estos inconvenientes, existe una vacuna. Se trata de una gama globulina específica hiperinmune, de las que hay varias marcas en el mercado. Las mismas solo pueden administrarse bajo receta e indicación médica.
Generalmente se aplican dos dosis de gama globulina hiperinmune. La primera, durante la semana 28 del embarazo, aunque a esa altura de la gestación no se sabe si el bebé es factor positivo o negativo, y la segunda dosis dentro de las 72 horas posteriores al nacimiento, en el caso de que el bebé sea RH positivo. De este modo se evita la generación de anticuerpos anti RH por parte de la mamá. Por lo tanto, si en un futuro embarazo el bebé es RH positivo, no le afectará. Actualmente algunos obstetras optan por aplicar una única dosis posterior al parto. El contacto de sangre también puede ocurrir al realizarse una punción (amniocentésis), y/o durante un embarazo ectópico, por lo tanto el obstetra evaluará la necesidad de aplicar la vacuna en estas situaciones.
En el caso de que el bebé nazca con factor RH negativo no será necesario aplicar la vacuna, ya que la madre no producirá anticuerpos por tener el mismo factor de sangre que su hijo.
Durante el embarazo las mujeres RH negativo son sometidas a un estudio de sangre llamado test de Coombs directo, que sirve para detectar anticuerpos que ataquen a los glóbulos rojos en la circulación.
En el que caso en que ambos padres posean factor RH negativo, el bebé heredará el mismo factor que ellos.