El 2020 fue un año bisagra en todo sentido. Dadas las diversas restricciones y normativas sanitarias que se fueron imponiendo para proteger a la sociedad del contagio del COVID 19, los efectos psíquicos como consecuencia de esas medidas de protección, fueron aumentando. En este sentido, se registró un aumento del 5% del agotamiento por burnout.
“Este desgaste laboral puede afectar a cualquier trabajador, cumpla el rol que cumpla. Es una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal”, afirma la Lic. Liliana E. Moroni (MN 5855), y agrega: “El trabajador puede sentir más carga de trabajo, menos tiempo libre-recreativo. Se comienzan a palpitar sentimientos que le generan malestar, conflicto, insatisfacción, inseguridad, y que lo llevan a ubicarse con menor confianza en sí mismo, y hasta subjetivamente, menosprecio por esa merma de valoración”.
El espacio laboral comienza a no satisfacer los intereses, las tareas comienzan a demandar mayor energía y esto produce un mayor aislamiento social. A partir de allí, comienza un desequilibrio entre la vida social y familiar. Ahora bien, la especialista Moroni afirma que el nacimiento de este síndrome no está vinculado a la pandemia, sino que ésta última lo remarcó y acentúo aún más. Para quienes trabajan en modalidad remota no solo aumentaron las tareas laborales sino que, aquellos que tienen hijos, tuvieron que destinar parte de su rutina a ayudarlos y acompañarlos, sin dejar de lado las exigencias propias del trabajo.
¿Cómo tratarlo?
“Para la valoración del síndrome existen diversos cuestionarios, pero uno de los más utilizados es el MBI. A partir de tener el diagnóstico que confirma la presencia del síndrome, las empresas deberían implementar diversas herramientas tales como charlas, talleres, capacitaciones guiadas por los líderes de los sectores más afectados, entre otros”, explicó Moroni.
En primer lugar, según la Licenciada, es importante estar atentos a la falta de energía, irritabilidad, aumento de la ansiedad y sensación de abatimiento para una detección temprana del burnout.
Para combatirlo, se recomienda tomar algunos hábitos -que seguramente por el estado anímico que se está atravesando fueron suspendidos-, tales como ir al gimnasio, darse el tiempo para disfrutar de un almuerzo saludable, salir a caminar, entre otras. Asimismo, se sugiere bajar las expectativas o metas propuestas para que sean realistas y acordes a las verdaderas posibilidades.
“Advertir los pequeños logros, darles visibilidad, no minimizarlos sino remarcarlos y pensar que merecen celebrarse para compartirlos compañeros-amigos familia, es clave”, expresó la Lic. Moroni y concluyó diciendo que en este momento donde las restricciones se están abriendo, es recomendable, en caso de hacer home office, cambiar de lugar físico, ir a un bar, a la casa de un familiar, o bien volver a la oficina al menos dos días por semana para empezar a compartir con los compañeros.