La OPS / OMS se suma al esfuerzo de la comunidad mundial compartiendo herramientas técnicas para desarrollar e implementar políticas integrales para la reducción de la sal y mensajes clave para promover prácticas saludables en el hogar, las escuelas y los lugares de trabajo.
La reducción del consumo de sal/sodio es una de las intervenciones más costo/efectivas para prevenir la hipertensión las enfermedades cardiovasculares:
- 1. La reformulación de productos alimenticios para que contengan menos sal/sodio y el establecimiento de niveles objetivo para el contenido de sal/sodio en alimentos y comidas.
- 2. El establecimiento de un entorno de apoyo en instituciones públicas como hospitales, escuelas, lugares de trabajo y hogares de ancianos, para permitir que se brinden opciones con menos sodio.
- 3. Campañas de comunicación de cambio de comportamiento y medios de comunicación de masas para concienciar sobre la reducción del consumo de sal.
- 4. La implementación del etiquetado en el frente del envase para proporcionar información fácil de leer y de entender para los consumidores.
- 5. Seguimiento de la ingesta, los conocimientos, las actitudes y el comportamiento de la población de sal / sodio, y el contenido de sal / sodio del suministro de alimentos.
El camino para una alimentación sin exceso de sal
Los cambios en los estilos de vida, las altas exigencias laborales y académicas, la urbanización, la producción creciente de alimentos han modificado los hábitos alimenticios de la población, jerarquizando el consumo de productos ricos en energía que contienen muchas grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal.
El sodio es indispensable para la vida, ayuda a mantener el cuerpo hidratado, colabora en la transmisión de los impulsos nerviosos y ayudar a la relajación muscular. Sin embargo, el organismo solo necesita pequeñas cantidades de este mineral. Se recomienda que el consumo de una persona adulta sea inferior a 5 gramos diarios, ello ayudará a disminuir la tensión arterial y el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, padecer accidentes cerebrovasculares o infartos.
Es sabido que el sodio de la dieta proviene en parte de la sal que se utiliza para cocinar y que se agrega con el salero en la mesa. Sin embargo, en los últimos años la mayor parte del sodio es aportado por alimentos procesados, incluyendo panes, galletitas, carnes, etc. Los alimentos pre elaborados tienen un alto contenido de sodio, que casi obligan de manera diaria al consumo excesivo.
Es muy importante promover la reducción del consumo de sal en la rutina diaria de cada persona para reducir la importante carga sanitaria que representan las enfermedades cardiovasculares, incluidas dentro de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles, responsables éstas del 60% de las muertes a nivel mundial según la Organización Mundial de la salud, y que año a año van en incremento.
Cabe señalar que en 2013 en Argentina se sancionó la Ley Nacional 26.905, cuyo principal objetivo es promover de forma integral la reducción del consumo de sodio en la población y promover hábitos saludables. En ella se establecen, entre otras cosas, valores máximos de sodio según grupos de alimentos, plazos a la industria de alimentos para reducir el nivel de sal en los productos y, además, obliga a la inclusión de etiquetas de advertencia en productos, limita el tamaño de los paquetes de sal y establece sanciones en caso de incumplimiento de las normas.
Fuente: UNCuyo