El pasado 29 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Salud Digestiva, una oportunidad para concientizar sobre las acciones preventivas de autocuidado que permiten aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con afecciones intestinales.
La buena digestión de los alimentos, un tránsito intestinal óptimo, unas defensas adecuadas y una microbiota intestinal equilibrada son las responsables de una buena salud del aparato digestivo.
“La alimentación y el ejercicio son pilares fundamentales para la salud intestinal. Es urgente enseñar y aprender la gestión del estrés y de las emociones. La respiración es uno de los mejores ejercicios para fortalecer la microbiota intestinal. La práctica del yoga o ejercicios que conecten con uno mismo y trabajen la ansiedad, la autogestión, la calma, el descanso y la buena alimentación, son claves para un bienestar pleno. Cuando este equilibro no es posible, y nuestra microbiota intestinal se altera, los probióticos son necesarios para ayudar a restaurar su balance”, explicó la Dra. María Claudia Cruz, gerente médico de Digestive en Sanofi CHC.
¿Qué es la microbiota intestinal?
En los intestinos hay un mundo microscópico lleno de vida, conformado por una comunidad de microorganismos, en su mayoría bacterias, que realizan funciones específicas en beneficio de nuestra salud. Una de las funciones vitales de la microbiota intestinal es ser barrera de virus, bacterias y parásitos que producen enfermedades, así como regular el suministro de la energía que utilizamos día a día. El 70% de nuestra inmunidad celular y más de 100 millones de neuronas que se conectan con el cerebro viven en el intestino.
La microbiota intestinal tiene efecto en todos los sistemas, el respiratorio, el cardiovascular, el metabólico, el endócrino, en la energía, en la fertilidad, el metabolismo, incluso en nuestras emociones y nuestra manera de pensar. Si deseamos una buena salud global, hay que vincularse al epicentro del intestino.
La primera comunidad microbiana aparece desde la concepción, es una transmisión genética a nivel bacteriano; por eso la importancia de la alimentación en el embarazo, ya que formará parte del futuro ADN del bebé.
Un sistema digestivo sano libera la correcta cantidad y calidad de microorganismos, lo que mantiene al cuerpo saludable. Cuando hay diarrea o estreñimiento, que se producen por diferentes trastornos gastrointestinales o enfermedades hepáticas, es una señal de un microbioma intestinal desequilibrado. Este desequilibrio se llama disbiosis y puede derivar en distintas enfermedades.
¿Son los probióticos los mejores aliados?
El término pro-bióticos significa “a favor de la vida” y se denominan así por la cantidad de beneficios que tienen para el cuerpo. Se consideran microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas, aportan beneficios a la salud. Los microorganismos que conforman la microbiota intestinal forman una barrera, como soldados dejando pasar únicamente lo bueno, por ejemplo, a los micronutrientes.
Cuando una persona se alimenta mal, o por exceso de estrés o por falta de hábitos saludables, esa barrera o esos soldados comienzan a debilitarse, por lo que se vuelve necesario suplementar con probióticos y tomar conciencia de la importancia de los buenos hábitos para promover un equilibrio metabólico e inmunológico. La microbiota intestinal ayuda a que la barrera protectora se mantenga bien sólida y fuerte, y los probióticos aportan autocuidado, ya que fortalecen la flora intestinal, es decir, la microbiota intestinal.
“Si sabemos que el 70% de nuestro sistema inmune se origina en el intestino, y entendemos que esto tiene implicación en nuestra salud global -tanto intestinal como extraintestinal- podemos comprender la importancia de cuidar nuestra microbiota intestinal. Para esto, es vital una alimentación balanceada, el ejercicio, mantener una vida corporal y mental lo más equilibrado posible y, para los momentos en los que este balance no se logra, saber que los probióticos son el mejor aliada para restaurarlo”. concluye la Dra. Cruz (MN:52.869.312)
5 consejos de autocuidado para evaluar el estado de la microbiota
- Hacer análisis de sangre y cultivos de heces, pero también observarlas: cómo digiero y cómo voy al baño.
- Tener una alimentación más natural, incorporar frutas, verduras, legumbres, cereales, etc.
- Hacer ejercicio.
- Incorporar probióticos cuando nuestra microbiota intestinal lo requiera, siempre bajo supervisión de un médico, ya que existen muchas cepas y diferentes concentraciones y dosis recomendables según cada caso de salud.
- Buscar aquellos productos que declaren la información completa de su composición en sus etiquetas, y verificarlas con las indicaciones del médico.